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viernes, 05 de octubre de 2007 |
Estar sobre la mesa de operaciones y notar el frío de un bisturí hundiéndose bajo la piel no debe ser un momento agradable de recordar, aunque no duela. Pero mantener intactas todas las sensaciones, salvo el dolor, es uno de los «santos griales» de la Medicina. Un anestésico local con esas características no sólo proporcionaría una nueva arma para luchar contra el dolor crónico sino que facilitaría numerosas intervenciones quirúrgicas. Escriba su Comentario |
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