El paso del tiempo es implacable pero hay algunos signos del inevitable envejecimiento de la piel que pueden minimizarse.
A menudo resulta difícil orientarse entre tantos productos que prometen "detener el tiempo" y parece casi irremediable gastarse una pequeña fortuna para conseguirlo. Entre promesas imposibles y un gran escepticismo, un estudio recientemente publicado clarifica un poco las ideas y puede servir de orientación al comprobar que algunos métodos contra el envejecimiento cutáneo son realmente eficaces.
Un trabajo efectuado por científicos de la Universidad de Michigan,
en EE.UU, recoge los resultados de decenas de estudios realizados desde
comienzos de la década de los noventa y concluye que, de todos los
tratamientos que se encuentran disponibles, tres son los más eficaces:
el ácido retinoico tópico, las inyecciones de ácido hialurónico y la
reparación de superficie con láser de dióxido de carbono. El estudio ha
sido publicado en la edición de mayo de la revista "Archives of
Dermatology".
Entre retinol, ácido y láser
El retinol o vitamina A es uno de los productos
estrella del que ya se había probado su eficacia en otro estudio
efectuado en el 2007 en la reducción de las arrugas y la aspereza de la
piel en las personas de mayor edad. Esta vitamina es liposoluble,
indispensable para mantener en buen estado la piel y los ojos. Se
conoce también como retinol por su importante papel en el
funcionamiento de la retina. Tanto el retinol como sus derivados -los
ácidos retinoicos- se han venido utilizando de forma eficaz en el
tratamiento del acné. Produce un efecto peeling -descamación que
renueva las células de la epidermis- estimulando la síntesis de nuevo
colágeno.
Sus efectos dependen de la concentración que se use. Los
dermatólogos y profesionales de la estética utilizan concentraciones
altas que permiten exfoliar la piel hasta niveles profundos. Muchos
productos cosméticos incorporan este principio, por lo que es
interesante saber cuáles son las concentraciones ya que, si son
elevadas, pueden producir irritaciones y, si son demasiado bajas, tener
escasa eficacia. Es aconsejable utilizar los productos con retinol por
la noche, cuando el proceso de renovación celular es mayor. Si se
utilizan durante el día conviene asociar un buen protector solar porque
el retinol aumenta la sensibilidad de la piel a la luz.
La reparación de la superficie cutánea con láser de dióxido de carbono
es otro de los tratamientos de probada validez. Su eficacia reside en
que remueve la dermis logrando la formación de nuevo colágeno. Otros
estudios previos de la Universidad de Michigan han mostrado por qué
algunos tratamientos de láser funcionan mejor que otros, menos
potentes.
El colágeno es un proteína que tiene la función de mantener la estructura y elasticidad de la piel
El ácido hialurónico es otro de los
tratamientos validados por el estudio. Se usa para rellenar arrugas y
líneas de expresión, como el surco nasogeniano, que va de la nariz a la
boca. Esta sustancia está presente, en estado natural, en todos los
tejidos vivos y el tejido dérmico contiene fibras de colágeno y
moléculas de ácido hialurónico que retienen el agua y generan volumen.
Su aplicación periódica subcutánea provoca la regeneración del colágeno
propio. Algunos productos cosméticos también incorporan este principio
por vía tópica.
Colágeno, elemento imprescindible
Todos estos tratamientos tienen un factor común: mejoran la
apariencia de la piel estimulando la formación de colágeno nuevo. Esta
proteína de la piel, situada debajo de la dermis, tiene como función
principal mantener su estructura y elasticidad. Por este motivo, los
estudios con colágeno son de importancia clave para desarrollar
tratamientos contra el envejecimiento dérmico. En la piel joven el
colágeno es abundante y con una estructura firme y homogénea, mientras
que en la piel de más edad se encuentra en menor cantidad y de forma
irregular, principal factor responsable del hundimiento de la piel y
las arrugas.
Estos procesos propios del deterioro de la piel tienen su
explicación bioquímica: en el envejecimiento cutáneo se incrementa la
producción de la enzima colagenasa, cuya función es descomponer las
proteínas de colágeno. Después, los fibroblastos -células de la
estructura de la dermis- pierden su estado normal, se colapsan y
provocan una nueva activación de las enzimas de descomposición. Con
todo, aparece un circulo vicioso de deterioro y pérdida de estructuras
dérmicas que conlleva que las personas mayores de 80 años tengan cuatro
veces más colágeno descompuesto y desestructurado que las de 20 años.
El espesor y la elasticidad de la piel también padecen
modificaciones: con la edad, la dermis pierde dos tercios o más de su
espesor juvenil y se lesiona más fácilmente, lo cual se relaciona
igualmente con la pérdida de estructuras de colágeno. Además la grasa
también juega un papel importante en el aspecto del rostro. Una nueva
técnica desarrollada recientemente podría perfeccionar la cirugía
plástica facial. Ésta consiste en rellenar un compartimiento profundo
de grasa que se encuentra en las mejillas con inyecciones -de grasa-
para recuperar volumen y tensión de la piel, minimizando las arrugas y
los pliegues que parten de la nariz hacia los extremos de los labios.
En la actualidad se utiliza un compartimiento más superficial en
este tipo de técnicas para la recuperación de volumen, de modo que el
nuevo descubrimiento abre un campo de investigación muy amplio. "Añadir
volumen en lugar de estirar la piel no es nada revolucionario en la
cirugía estética, pero la idea de restaurar el volumen en la grasa
profunda, que afectará a muchas áreas de la cara, es un gran avance en
nuestra forma de tratar el envejecimiento facial", explica Joel Pessa,
cirujano miembro de la Sociedad de Cirugía Plástica de EE.UU. y coautor
del estudio mencionado.
Técnica individualizada
En el envejecimiento cutáneo hay una serie de factores biológicos
que dependen directamente de la genética y del paso del tiempo. Además,
también hay otros como son la exposición al sol, la contaminación, el
consumo de alcohol y tabaco y el estrés que determinan que "las huellas
del tiempo" no sean las mismas en pieles de la misma edad. La
exposición a las radiaciones de la luz solar es una de las principales
causas de envejecimiento cutáneo así como un factor de riesgo para
desarrollar cáncer de piel.
Se recomienda una correcta protección evitando exposiciones
demasiado directas y prolongadas. Cada vez más la cosmética incorpora,
en las cremas hidratantes de uso diario e incluso en los maquillajes,
factores protectores de los rayos UV. La dieta es una buena aliada de
la cosmética: una ingesta abundante de frutas y verduras aporta las
dosis necesarias de vitamina A y de principios antioxidantes. Los
suplementos por vía oral de ácidos grasos esenciales, vitaminas y
antioxidantes (la nutricosmética) también pueden resultar útiles.
UNA CREMA PARA CADA EDAD
Para minimizar los signos del envejecimiento puede ser útil seguir esta pequeña guía que varía dependiendo de la edad. Hacia los 30 años
empiezan a aparecer las primeras arrugas. Para combatirlas pueden
utilizarse productos exfoliantes de microdermoabrasión acompañados de
un aparato masajeador que activa la circulación en el rostro. También
son útiles los peelings químicos superficiales a base de ácido
glicólico, a concentraciones bajas, y elegir cremas hidratantes más
completas (con antioxidantes, vitaminas o activos) que mejoren la
luminosidad.
A los 40, las cremas hidratantes deben ser de
textura más rica y es el momento de utilizar cremas que actúen sobre el
colágeno, como las que contienen retinol. Es recomendable potenciar la
exfoliación para estimular la renovación celular que se enlentece a
esta edad. Se muestran útiles los peelings químicos superficiales, el
relleno de arrugas y el empleo periódico de toxina botulínica.
En la década de los 50, la menopausia
provoca una serie de cambios hormonales que influyen en la piel. Los
peelings más profundos y la reparación de la superficie con láser
pueden mejorar su aspecto. El relleno de arrugas y del surco
nasogeniano con ácido hialurónico son una buena opción. La toxina
botulínica sigue siendo útil y los tratamientos con mesoterapia y radiofrecuencia pueden mejorar la flacidez.
A partir de los 60 años, los signos del paso
del tiempo son mucho más marcados. Siguen siendo válidas las mismas
opciones, a las que pueden sumarse complementos nutricionales a base de
antioxidantes y antirradicales libres (vitaminas A-E-C, zinc, selenio y
Beta-carotenos).
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