Nuevos indicios sobre los efectos adversos de unos populares fármacos contra la osteoporosis revelan que el tratamiento prolongado con alendronato aumenta el riesgo de fractura de fémur. Aunque los casos son pocos, algunos especialistas creen que podrían ir en aumento dada la corta historia de su uso.
Hace unos años aparecieron varios casos de una extraña afección, la osteonecrosis de la mandíbula
–la muerte del hueso por falta de aporte sanguíneo-. Tras varias
investigaciones, los especialistas determinaron que los bifosfonatos,
un tipo de fármacos para mejorar la calidad del hueso, eran,
paradójicamente, los responsables de dicha patología. La noticia ponía
en peligro el uso de estos medicamentos, que habían revolucionado el
tratamiento de la osteoporosis y de otras afecciones óseas que acompañan a algunos tipos de cáncer.
Las alarmas saltaron entre los médicos y las usuarias de los bifosfonatos, pero estudios posteriores confirmaron que este efecto adverso aparecía sólo en pacientes oncológicas
por lo que se consideró un riesgo asumible dados los beneficios
potenciales. Además, la necrosis mandibular se daba sólo al administrar
dosis muy altas y, normalmente, si durante el tratamiento el sujeto se
sometía a algún procedimiento dental invasivo (extracción, endodoncia,
etc.).
Ahora, la intranquilidad vuelve a las consultas. Cada vez hay más
evidencias de que el alendronato (uno de estos fármacos, empleado
principalmente para la osteoporosis) está asociado a un extraño tipo de
fractura. Un estudio publicado en la revista 'Journal of Orthopaedic Trauma' sugiere que "su uso a largo plazo suprime el metabolismo óseo limitando la capacidad del hueso para reparar daños microscópicos por lo que aumenta el riesgo de fractura".
La diáfisis (la caña) del fémur se rompe de forma espontánea o a
consecuencia de un mínimo trauma. Son fracturas que sólo se dan en
accidentes de coche, ancianos o personas muy debilitadas, cosa que no
encajaba con estas pacientes, que se habían 'roto' mientras caminaban o
estaban de pie. De los 20 casos identificados en este trabajo, 19
correspondían a mujeres que seguían una terapia con alendronato desde
hacía una media de 6,2 años.
"Aunque no hemos establecido una relación causal, la asociación es lo suficientemente fuerte como para tener en cuenta este efecto del alendronato", subrayan los autores.
Acumulación de pequeños daños
Este trabajo no es el único que se refiere a este efecto adverso. En
2005, científicos de la Universidad de Texas (Estados Unidos)
analizaron nueve casos similares y el año pasado un informe de Singapur
hablaba de otros nueve. La causa última de estas fracturas parece ser
la acumulación de microdaños en el hueso.
En condiciones normales, cuando se produce una pequeña alteración en
el tejido óseo se repara. Sin embargo, el tratamiento con alendronato
suprime el recambio del hueso (su destrucción y formación continuas) y estas lesiones no se reparan y se van acumulando, además de pasar desapercibidas en los exámenes rutinarios. Cuanto más largo es el tratamiento, mayor es el riesgo de fractura.
La compañía Merck, fabricante de Fosamax (la forma comercial más
popular del alendronato) ha anunciado que estudiará si estas fracturas
son realmente más frecuentes entre las usuarias de este fármaco, según
informa el diario 'The New York Times'.
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