Los varones que tienen percepciones positivas
sobre su salud cardiovascular sufren menos problemas de corazón. Ésa es
la principal conclusión de un trabajo estadounidense publicado en el
último número de la revista 'Annals of Family Medicine'. Los autores de esta investigación estudiaron una muestra de 2.816
adultos de edades comprendidas entre los 35 y los 75 años que no
presentaban problemas cardiovasculares. Al inicio del estudio entre el
año 1990 y 1992-, cada participante respondió a un cuestionario
en el que se preguntaba directamente por la valoración personal de su
riesgo cardiovascular. Los individuos debían elegir entre 'alto',
'medio', 'bajo' o 'no lo sé'.
Además, se tomaron muestras de sangre, para evaluar la existencia de factores de riesgo, como los niveles altos de colesterol.
En diciembre de 2005, los investigadores comprobaron cuántos
individuos de la muestra habían fallecido y cuáles eran las causas de
su muerte. En total, 81 personas habían fallecido por una enfermedad
coronaria, mientras que 17 sufrieron un infarto cerebral letal.
Los resultados de su trabajo pusieron de manifiesto que los hombres
que habían clasificado su riesgo cardiovascular en un nivel 'bajo'
presentaban una incidencia de mortalidad cardiovascular tres veces menor que la del resto de participantes.
No se detectó, sin embargo, esta misma asociación entre las mujeres.
Y, aunque los investigadores barajan varias hipótesis, no han podido
determinar el porqué de esta diferencia.
En su trabajo, los autores destacan especialmente que el 45% de los
hombres que se 'autodenominaron' como 'personas con bajo riesgo
cardiovascular' presentaban realmente unas probabilidades 'altas' o
'muy altas' de sufrir un problema de corazón, siguiendo escalas de
clasificación objetivas que se emplean habitualmente en la práctica
clínica.
"Está claro que pensar en positivo sobre la salud resulta
beneficioso para los hombres. Pero, dado que en muchos casos sus
percepciones son erróneas, no está claro si lo mejor es desengañar a la
gente para conseguir que cambien sus comportamientos
[y adopten hábitos saludables]", explica Robert Gramling, investigador
del centro médico de la Universidad de Rochester (EEUU) y principal
autor del trabajo.
Según sugiere este experto, los pensamientos optimistas sobre el
riesgo propio podrían actuar como efecto protector frente al miedo y al
estrés psicológico que muchas personas sufren al pensar en los
problemas cardiovasculares y que, a medio plazo, pueden incrementar sus
posibilidades de sufrir un problema cardiovascular.
"Tal vez lo que se debería hacer en la consulta es inculcar a los pacientes la idea de que pueden prevenir los infartos
en vez de aumentar su miedo a las posibles consecuencias de sus malos
hábitos", concluye Gramling, que reclama más investigaciones al
respecto.
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