El Instituto Dexeus de Barcelona ha reconstruido con éxito el clítoris a dos pacientes a las que se les había practicado una ablación en la infancia. Ambas mujeres, procedentes de Gambia y Costa de Marfil, evolucionan favorablemente dos meses después de la operación y han recuperado la sensibilidad de sus genitales.
Aunque este tipo de intervenciones de practica en países como
Francia desde hace 15 años, las dos reconstrucciones realizadas por el
ginecólogo Pere Barri Soldevilla son las primeras que se llevan a cabo
en España. "En este tiempo la técnica ha mejorado mucho", ha explicado
a elmundo.es este especialista del Instituto Dexeus. Tras media hora de
quirófano y una noche en observación, la paciente puede irse a su casa.
La operación consiste en "quitar el tejido cicatricial, que suele
ser aparatoso por lo rudimentario de la ablación", describe Barri.
Después, "buscamos el muñón del clítoris" [que mide unos 10 cm de los
que sólo asuma a la superficie uno]. Los 'restos' de este órgano
eréctil, que serán más o menos extensos en función de lo agresivo de la
ablación, "se esconden en el hueso del pubis. Una vez encontrados, se separan de él cortando un pequeño ligamento y se coloca en su lugar natural".
Antes de pasar por el quirófano, la paciente debe someterse a una
evaluación psicológica que se repite cinco meses después de la
reconstrucción para valorar su éxito en todos los planos de la vida de
la mujer.
Los resultados son bastante buenos. "En el 90% de los casos la
apariencia anatómica es muy similar a la de otras mujeres y en un 70%
se recupera sensibilidad", continúa Barri, aunque en distintos grados.
En general, entre el 40% y el 45% de las intervenidas es capaz de alcanzar el orgasmo mediante la estimulación clitoridiana, según la experiencia de Barri en el Hospital de París, donde aprendió la técnica.
"Pensamos que sería interesante aplicar este tratamiento aquí, dado
el alto número de inmigrantes que viven en él", explica. Aunque dentro
de las nuestras fronteras se presume no se practican ablaciones, muchas
mujeres venidas principalmente de África sufrieron esta terrible
práctica en su infancia y ahora algunas de ellas demandan un remedio.
Una cuestión de autoestima
¿Los motivos? Varios. Desde la satisfacción sexual, pasando por el
sentimiento de 'falta' hasta la necesidad social de ser 'normales'.
"Sobre todo las chicas jóvenes, que se sienten incómodas a la hora de
dar explicaciones a sus parejas", apunta Barri.
"Yo me operé por mí, por mi autoestima", ha
explicado a elmundo.es una de las mujeres operadas en el Instituto
Dexeus. Esta joven de 22 años, que prefiere no identificarse, tomó la
decisión gracias al apoyo de sus amigos y su familia. "No te sientes
completa", señala. Y puntualiza: "no es como quien se va a poner pecho, sino que te falta algo".
En su caso, la ablación se le practicó cuando aún no había cumplido
el primer año y a los pocos meses se trasladó con sus padres y hermanos
a Cataluña, en donde reside. Su círculo más íntimo, del que no forman
parte sus padres biológicos, le informó de la oportunidad que brindaba
este centro catalán y la empujó hasta la mesa del quirófano.
El drama de la mutilación genital femenina sigue presente en las vidas de unos dos millones de mujeres africanas que cada año son despojadas a la fuerza de su clítoris
y, en algunos casos, de otros genitales externos. Las razones,
fuertemente arraigadas en la cultura de los pueblos que la practican,
suelen ser religiosas (ya sean musulmanes o cristianos), sexuales (para
reducir el placer), fomentar la castidad o la fidelidad, etc.
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