EL NUEVO CONTRATO DE TRABAJO
En la edición
anterior comentamos algunos aspectos de un necesario e impostergable nuevo
contrato de trabajo médico con el sistema de salud, para adecuarlo a los
tiempos que corren y corregir muchas de las graves falencias anotadas a lo
largo de décadas, pero no corregidas hasta ahora. Continuaremos aquí con otros
detalles de ese nuevo modelo, que tendremos que comenzar a analizar y discutir,
sin demora, para hacer efectivo el cambio del modelo de atención, y mejorar la
prestación de servicios profesionales, dignificando la profesión y terminando
con los vicios arrastrados a lo largo de los años, que tanto daño han producido
a nuestros colegas, y que erradamente se ha tratado de corregir mediante la
judicialización de la medicina y la atención de la salud.
En el NMC
(nuevo modelo de contrato) las GUARDIAS presenciales no deberían superar las 12
horas diarias, dejando 48 horas libres entre una guardia y la siguiente; las
GUARDIAS de Retén no deberían superar las 24 horas diarias, dejando un
intervalo libre entre una guardia y la siguiente, que podrá valorarse para cada
especialidad. Esto no por mero afán imitativo, ya que en todo el mundo han
reducido estas prácticas que han demostrado ser la raíz de muchos de los
errores que se cometen por la fatiga y la sobrecarga laboral. Pero aquí no nos
hemos enterado todavía, a pesar de la riqueza de las redes informáticas y de
comunicaciones actuales, y de cuanto viajan las diversas autoridades de la
salud (no de ahora, sino desde hace veinte años, sin lograr aplicar nada de lo
que supuestamente han visto aplicar en
otras latitudes, con éxito).
Se incorporaría
como ingreso al sistema, el cargo de Médico Residente, una vez finalizada su
etapa formativa y obtenida su post-graduación, realizando la carrera
escalafonaria institucional a partir de ese cargo obtenido mediante concurso de
oposición (el de Médico Residente en el Circuito Nacional de Residencias
Médicas) a través de concursos de méritos o de méritos y pruebas en las
condiciones que se determine.
El profesional
deberá cesar automáticamente al llegar al límite de edad que se establezca para
cada actividad o especialidad, según las exigencias psicofísicas de cada
disciplina, y no más allá de los 65 años, asegurando un retiro digno en el cual
el SNIS podrá complementar los beneficios jubilatorios.
No es lo mismo
la realización de una actividad de atención ambulatoria de coordinación, que
una actividad en servicios de Emergencia, que requiere de condiciones
psicofísicas más exigentes y por lo tanto un egreso más temprano. Del mismo
modo, no sería deseable que un profesional pasados los 50 años de edad,
realizara guardias nocturnas, tareas en Servicios de Emergencia, o pasados los
60 años realizara atenciones que requirieran una intensa dedicación y desgaste
físico y emocional.
Debe asegurarse
la competencia profesional y la idoneidad de su condición de salud para
continuar prestando servicios, a cuyo efecto será imprescindible organizar un
control de la condición psicofísica de cada profesional con frecuencia anual.
La no calificación en este examen deberá procesarse adecuadamente, sin
detrimento de la dignidad ni la economía del profesional, adoptándose las
medidas correctivas adecuadas a cada situación, incluyendo la jubilación temprana
por incapacidad psíquica o física, o motivando la sustitución de tareas por
otras de menor rango de exigencia.
Resulta
inadmisible en un sistema brindar remuneración diferente para una misma tarea
profesional, cualquiera sea el lugar donde la misma se realice, admitiéndose
únicamente diferenciaciones por calificación, antigüedad, especialización o
dedicación de tiempo diferente a la jornada laboral (8 horas diarias, 40
semanales). Y menos admisible todavía que quienes prestan servicios en el
sector público lo haban “en negro”, como sigue sucediendo desde hace muchos
años, con gobiernos anteriores y actuales.
La ACTIVIDAD DOCENTE se computaría
en forma separada de la tarea asistencial, siendo por tanto su remuneración
independiente y acumulable, con los límites que podrán acordarse.
El SUMINISTRO
DE EQUIPOS, INSTRUMENTAL y MATERIAL FUNGIBLE será de entera responsabilidad del
SNIS y las instituciones prestadoras, no debiendo los profesionales hacerse
cargo de adquisiciones, reparaciones o mantenimiento de los mismos, como
lamentablemente ocurre ahora. Quedarían sin embargo sujetos a responsabilidad
por el uso adecuado del instrumental que se le confíe, su cuidado, y a tener en
consideración su opinión previa y conformidad, para la adquisición e incorporación
de nuevos equipos e instrumental, así como para la implementación de nuevas
técnicas.
En CADA LUGAR
DE TRABAJO debería existir un Comité de Bioética que apoyará la labor
profesional en la toma de decisiones trascendentes, tales como pautas para la
interrupción de tratamientos, de soportes vitales y otros procesos críticos. Un
Comité para la Seguridad del Paciente, que ahora se está visualizando como de
trámite urgente, cuando ya tantas decenas de colegas han ido a dar con sus
huesos a algún calabozo, y otros cientos han desfilado por los juzgados de toda
la República, por situaciones que podrían haberse resuelto en el ámbito
institucional, si se hubieran adoptado medidas que son de uso corriente en
cualquier institución del mundo, y en nuestro propio país, cuando se adquiere
algún artefacto o servicio: “la atención al cliente” para satisfacer o atender
sus reclamos.
En esa
dirección se organizaría en cada lugar de trabajo un centro de atención de
reclamos para los pacientes o familiares, entablándose un mecanismo de
conciliación o mediación para la resolución de los conflictos en la relación
profesional-paciente-familia, que pudieran presentarse, a fin de disminuir la
litigiosidad indebida y buscar la optimización de los resultados del proceso de
atención, que debe tender a lograr la satisfacción del usuario y la salvaguarda
de la responsabilidad profesional.
Respecto a la RESPONSABILIDAD
CIVIL por las eventuales reclamaciones derivadas de los
procesos de atención de la salud, las instituciones se obligarían a NO REPETIR
LAS DEMANDAS RECIBIDAS contra los profesionales de ellas dependientes o
vinculados, para eliminar una práctica que pasa de ser defensiva a ser de
destrato profesional, indigna e indignante.
Cada
profesional debería estar amparado para su ejercicio pleno, por una cobertura
de riesgos por eventuales reclamos, suficiente a juicio de las partes. El costo
de este servicio debería formar parte de la retribución del trabajo de cada
profesional, acompañando su modificación las que sufra la práctica del
individuo a través de su trayectoria institucional.
La realización
de ACTIVIDADES DE PREVENCIÓN DE RIESGO y SEGURIDAD
DEL PACIENTE sería de carácter obligatorio para todos los
profesionales, por lo menos una vez al año, debiendo demostrar aprobación de
las pruebas de conocimiento en esta materia.
Los AMBIENTES
DE TRABAJO deberían estar dotados de las comodidades suficientes para el
descanso adecuado de los profesionales en los momentos en que no tengan demanda
de servicio, para su higiene personal, para la guarda segura de sus efectos
personales, alimentación cuando corresponda, y sala de lectura con acceso a
medios de comunicación electrónicos para consultas a Internet, tanto para fines
de consulta como para estudio mediante consulta on line de revistas y bancos de
datos apropiados. Y lo mismo en lo que hace al ambiente para mantener una
conversación adecuada con pacientes y familiares, y no haciéndolo a la pasada,
de apuro en el corredor, lo que sin duda traerá aparejado luego reclamos
judiciales, administrativos y de todo orden, cuando no agresiones físicas.
Los CURSOS DE
ACTUALIZACIÓN DEL CONOCIMIENTO y la realización de actividades de Desarrollo
Profesional Médico Continuo (DPMC) serían obligatorios para el profesional,
debiendo cumplir estándares mínimos de participación en dichas actividades para
poder calificar y continuar prestando servicios.
Parece URUGUAY
AÑO VERDE. Pero no. Esto sería un gesto elemental que deberían encarar sin más
trámite las autoridades responsables de la salud, las entidades prestadoras
públicas y privadas, y las organizaciones profesionales, para cambiar el rumbo
destructivo que sobre las personas que brindan su tiempo y esfuerzo, tendrá la
continuidad de lo que hasta ahora se ha venido realizando. Con pérdida de la calidad,
y dando oportunidad para que vengan del exterior, bandadas de médicos baratos a
resolver cosas que con inteligencia y previsión podríamos resolver si existiera
conciencia y voluntad. Para que la reforma no sea un puro verso, que sigue
expulsando médicos, permitiendo que se mueran precozmente, y dejando a la
población mal asistida, a pesar del gasto fantástico que se realiza, por el
pago directo o por impuestos. Sin duda, sería un progreso inaudito, y
pasaríamos del reino de la fantasía a solucionar los problemas de la triste
realidad.
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