Los movimientos que se realizan en el Tai Chi guardan paralelismo con la alternancia constante de los principios opuestos y complementarios de la filosofía china: el yin y el yang.
El objetivo es conseguir
la adecuada unidad entre mente y cuerpo, ya que el cuerpo y el espíritu
constituyen un solo ente indisoluble.
Los maestros insisten en
que durante la práctica del Tai-Chi es más importante actuar
psíquicamente que físicamente. Los movimientos concentran energía y a
su vez la mente debe estar concentrada en el movimiento.
Sus principales
características son circularidad (se describen círculos, espirales y
curvas de diversa amplitud, sin líneas rectas), suavidad (la acción se
desarrolla siempre con pleno control mental, sin fuerza ni violencia),
lentitud (permite buena diferenciación de los gestos y armonía),
coordinación (la ejecución de los movimientos requiere precisión y
detalle, por lo que es imprescindible una buena concentración) y
continuidad (las tablas de movimientos del Tai-Chi deben realizarse de
una vez, de modo que los movimientos deben ir enlazados, sin
interrupciones, tanto en el aspecto externo o gesto como en el control
mental y concentración del que lo practica).
El Tai-Chi se
remonta al siglo XVII, posee una dimensión filosófica y marcial y su
ejecución ha ido ganando adeptos a lo largo del tiempo. Existen
diversas variantes, siendo el estilo Yang el más empleado en occidente.
Conforme a la
concepción de este cuerpo de ejercicios, su carácter concentrado,
armónico, lento y con respiraciones profundas le proporciona indudables
ventajas1-5:
- Los movimientos requieren un consumo energético similar al de las
actividades de la vida diaria y son útiles para preservar la salud de
personas con baja tolerancia a otros tipos de ejercicio.
- La frecuencia cardíaca máxima se sitúa normalmente por debajo del
65% de la máxima y el consumo de oxígeno no alcanza el 55%. La
respiración diafragmática del Tai-Chi es profunda y de mayor eficacia
que la que se desarrolla en la bicicleta estática.
- El control mental del movimiento favorece el control postural, la
coordinación psicomotora y el equilibrio, reduciendo el riesgo de
caídas de modo muy significativo.
- Las características de los movimientos contribuyen a la
flexibilidad y la simetría en el desarrollo muscular con efectos
positivos en los trastornos de la columna vertebral como las
escoliosis. Además, la realización regular de Tai Chi (más de tres
horas semanales) aumenta el tono muscular y la densidad mineral ósea
frente a las personas adultas sedentarias.
Se ha comprobado que la
práctica del Tai-Chi se asocia a una mejoría en el equilibrio, la
estabilidad, reduce el riesgo de caídas y, por lo tanto, el de
fracturas, hecho de especial interés en pacientes con osteoporosis.
Reduce el nivel de dolor, de ansiedad y de estrés, incrementa la fuerza
muscular y mejora el rendimiento cardiovascular. El dolor lumbar es uno
de los síntomas que se alivia de modo más llamativo con la práctica del
Tai-Chi.
En la experiencia
del autor, los pacientes con espondilitis anquilosante que practican
dos horas semanales experimentan un apreciable incremento de la
movilidad de la columna vertebral (cervical, dorsal y lumbar) al tiempo
que aumentan su estabilidad, incluso en fases relativamente avanzadas
de la enfermedad. Excepto algunos movimientos, virtualmente imposibles
cuando existen lesiones articulares graves, casi todos los ejercicios
de Tai-Chi son ejecutables por los pacientes reumáticos. Un monitor
interesado e implicado puede obtener un mayor rendimiento y sin riesgo
de lesiones. Es importante recordar que es más importante el control o
realización mental del movimiento que el gesto en sí mismo.
Los ejercicios de Tai-Chi
son especialmente recomendables en los pacientes de edad con artrosis
(salvo casos muy evolucionados), osteoporosis, alteraciones de la
alineación de la columna vertebral como escoliosis y cifosis juvenil,
hiperlaxitud articular (personas en las que los ligamentos, tendones y
cápsulas de las articulaciones son desproporcionadamente flexibles),
síndrome fibromiálgico y síndrome de fatiga crónica.
Los ejercicios de Tai-Chi
no están indicados cuando no son posibles las actividades de la vida
diaria, es decir, en situaciones en las que se requiera reposo o en las
que la inmovilidad sea forzosa, como en los brotes de enfermedades
reumáticas inflamatorias, hernias discales con lumbociatalgia intensa,
en las fases iniciales de un postoperatorio o cuado existen graves
complicaciones infecciosas, digestivas, cardiovasculares o
respiratorias que requieran ingreso hospitalario o reposo.
Fuente: http://www.reumagalicia.com/ Dr. Norberto Gómez Rodríguez.
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