El Tai chi y el Chi kung son actividades terapéuticas en el tratamiento de recuperación a las adicciones.
Entre 15 y 20 pacientes, con cama y ambulatorios, están bajo
tratamiento en el Centro de Adicciones del Hospital Italiano.
Drogadicción, alcoholismo y consumo de psicofármacos son algunas de las
problemáticas que allí se trabajan. El tratamiento de recuperación se
lleva a cabo a través de diversas actividades. El reiki, la expresión
corporal y el trabajo diario en sala de aparatos, además de la consulta
a distintos profesionales, conforman el tratamiento. Las dos sesiones
semanales de Tai chi y el Chi kung también integran la rutina de
rehabilitación.
Fortalecimiento
Antes que nada se elabora un diagnóstico de la situación del
paciente. Casi en forma inmediata comienza el trabajo de
fortalecimiento del cuerpo. En el tratamiento “se hace mucho hincapié
en el trabajo a nivel físico, porque los adictos llegan muy
deteriorados”, explicó Enrique Ugolini, instructor de Tai chi en el
centro de adiciones. “Fijate que hay pacientes que tienen 7 u 8 años de
consumo y vienen con 20 kilos menos”, agregó.
Al trabajo corporal se le suman los beneficios terapéuticos y
energéticos que brindan las artes marciales. “Con el Tai Chi y el Chi
Kung una rama dentro de la medicina China que trabaja con la energía
se busca recuperar todo el sistema energético, que casi siempre está
deteriorado”, comentó el profesional. A través de ambas disciplinas se
le devuelve al individuo la seguridad. “Es darle unidad y seguridad
desde lo corporal, para que la persona no esté en desequilibrio, la
cabeza va para un lado, lo que siente va para otro y lo que piensa no
sabe ni para dónde va”, describió Ugolini.
Una vez finalizada la primera etapa de desintoxicación y
fortalecimiento del individuo, se trazan nuevos objetivos en función
del ritmo de recuperación que desarrolle el paciente.
Resultados optimistas
La aplicación del Tai chi y Chi kung en el tratamiento “ha dado muy
buenos resultados. Rápidamente se recupera el equilibrio y la auto
estima”, dijo el instructor. Una de las cosas más satisfactorias para
los responsables del tratamiento es que los pacientes “conocen la
herramienta y luego quieren continuar practicándola, sobre todo las
primeras semanas, cuando está latente el síndrome de abstinencia”.
La aceptación se debe a que el Tai Chi
serena a las personas. “Más aún cuando uno viene con un desequilibrio
tan grande como el que genera la pasta base”, exclamó el entrevistado.
Una vez que comienza la práctica, el individuo toma conciencia de
varios aspectos olvidados y de la importancia que tiene la familia. El
rol de ésta es fundamental una vez que los pacientes abandonan el
centro de adicciones, porque ayudan a evitar las recaídas. Con respecto
a este tema Ugolini destacó: “Yo he visto recuperaciones brillantes”.
Una vez finalizado el tratamiento “las recaídas son a veces esperables,
porque todo depende mucho de la persona, su forma de ser y el apoyo
familiar que tenga”. Fuente: Diario La República
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