El trastorno bipolar conlleva una peor calidad de vida tanto mental
como física, incluso en los períodos de normalidad, según concluyen los
resultados de un estudio realizado en el Instituto de Neurociencias de
la Universidad de Granada y la Unidad de Salud Mental del Hospital
Neurotraumatológico de Jaén que han sido publicados en la revista The American Journal of Psichiatry, órgano oficial de la Asociación Americana de Psiquiatría.
El estudio, diseñado para evaluar la calidad de vida de los
pacientes que sufren este tipo de trastorno, fue llevado a cabo con 108
pacientes y un grupo comparativo formado por 1.210 personas procedentes
de una muestra de población general. Dentro del grupo de pacientes, 48
de ellos se encontraban eutímicos, es decir, sin síntomas activos de la
enfermedad; los 60 restantes (no eutímicos) presentaban síntomas
relevantes en el momento de la evaluación.
El trastorno bipolar, conocido tradicionalmente como psicosis
maníaco-depresiva, afecta aproximadamente a 3 de cada 100 personas y se
caracteriza por la alternancia de episodios recurrentes de depresión
(fases depresivas) y de períodos de gran euforia (fases maníacas). El
afectado oscila intensamente (generalmente en semanas o meses) entre la
alegría y la tristeza, además de gozar de otros periodos de normalidad
(eutimia).
Atendiendo a los resultados, los investigadores señalaron que la
peor calidad de vida física podría ser el resultado, cuando menos
parcialmente, de un mayor uso de sustancias adictivas como alcohol y el
tabaco, los efectos secundarios del tratamiento farmacológico a largo
plazo y un estilo de vida más sedentario.
Además, señalaron que los pacientes que sufren una peor calidad de
vida mental son quieres comenzaron a sufrir la enfermedad antes de los
20 años, quienes llevan más tiempo sufriéndola, quienes padecen el
subtipo II de la enfermedad, quienes presentan dependencia del tabaco y
quienes en el presente sufren síntomas depresivos. A su vez, los
investigadores granadinos demostraron que tener un alto apoyo social
(de la familia, por ejemplo) está asociado a una mejor calidad de vida
en el paciente.
Otro de los aspectos revelado por el trabajo es que los síntomas
depresivos (tristeza, apatía, cansancio, dificultad de concentración,
insomnio, falta de apetito, etc.) afectan a la calidad de vida más que
los síntomas maníacos (autoestima exagerada, desinhibición, verborrea,
hiperactividad, aumento del apetito sexual), y que también producen más
discapacidad o repercusión negativa en la capacidad para trabajar y
para la vida familiar y social. En este sentido, explicaron que
probablemente se deba a que los síntomas maníacos son más breves en el
tiempo y responden bien a la medicación, mientras que los depresivos
suelen ser más difíciles de eliminar por completo. |