Después de 30 años de estudio de y 1.500 septuagenarios encuestados, la Universidad de Göteborg publica sus conclusiones acerca de la vida sexual en la tercera edad.
Contrariamente a lo
que sucedía en 1971, a comienzos del siglo XXI es mucho mayor el número
de hombres y mujeres mayores de setenta que tiene y con mayor
frecuencia relaciones sexuales. El estado civil no cuenta para ello. De
los hombres casados encuestados, un 16 por ciento confiesa tener más
relaciones sexuales ahora que antes; las mujeres, un 18 por ciento más.
Además, ellas se
declaran más conformes con su vida sexual, ésta resulta más plena.
Comparando estos datos con los obtenidos en 1970, un doce por ciento de
la población femenina está más contenta y más activa.
Todo esto es
consecuencia de la revolución sexual, explican los científicos. La
mayor información y los métodos anticonceptivos hormonales acompañan en
los últimos treinta años la vida sexual de la población. Y sus
conceptos al respecto. La gente maneja el tema, simplemente, con mayor
libertad.
La felicidad es enemiga de las ideas fijas
“La sexualidad del
ser humano, si bien cambia con los años, es tan importante y tiene
tanta cabida en la tercera edad como antes. Además, es igual de diverso
e individual que en los jóvenes”, dice Carsten Brandenberg de la
Memory-Clinic del Hospital Elisabeth de Essen.
A este respecto,
Brandenberg anota: “Si bien no hay reglas, una condición primordial de
una vida sexual activa es la flexibilidad mental. “El rendimiento
no debe tener cabida en una relación de pareja; sobre todo a esa edad
hay que liberarse de la idea fija de que todo tiene que ser como
antes”.
¿Más, pero no mejor?
Según el estudio de
Göteborg, a pesar del aumento en la actividad sexual, el descontento
entre la población masculina ha aumentado. Y los investigadores no
atinan exactamente con el porqué. Es un hecho que a comienzos del siglo
XXI, entre los hombres mayores de 70 años existen menos problemas de
erección -mayores también son los recursos a los que echar mano-, sin
embargo, también es innegable que con la edad la sexualidad cambia… y
hay que aceptarlo.
La clave del
descontento, entonces, podría radicar tanto en que los hombres tienen
una mayor tendencia a la comparación a como “era antes” –y eso los hace
sufrir- como en que simplemente, ahora son más capaces de confesar que
las cosas no han salido todo lo bien que querrían. A esta última
explicación tiende este estudio; su mayor conclusión es que también en
la tercera edad, como quiera que este salga … el sexo es importante.
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