Más de 10.000 mujeres en el Reino Unido abortaron en sus propias casas,
en el 2005, con una píldora abortiva distribuida por el Servicio
Británico de Asesoramiento para el Embarazo. Personalizar el
tratamiento que deben recibir los pacientes con cáncer
en función del perfil de su enfermedad es uno de los retos en los que
más empeño pone la oncología actual. Con este objetivo, el Instituto
Nacional del Cáncer de EEUU acaba de anunciar la puesta en marcha de
una gran investigación en la que participarán más de 10.000 mujeres
durante diez años.
Según informa este lunes el diario The Times, la organización auspiciada por el Gobierno facilitó el año pasado un total de 32.000 abortos durante las nueve primeras semanas del embarazo, de los cuales un tercio se llevaron a cabo con el tratamiento de píldoras abortivas.
BPAS defiende el uso de este tratamiento en los primeros estadios del embarazo porque permite a las mujeres acabar el proceso en casa.
Así, las interesadas acuden a la clínica para tomar una primera dosis de mifepristone (también conocido como RU486), que sirve para bloquear las hormonas del embarazo, y dos días después vuelven para tomar prostaglandina, un fármaco que provoca el parto prematuro al cabo de unas horas, cuando la mujer está ya en su hogar.
La organización gubernamental defiende el uso de este tratamiento porque evita a las mujeres tener que pasar por un proceso, que de por sí puede ser traumático, en el frío ambiente de los hospitales.
Sin embargo, las organizaciones contrarias al aborto consultadas por The Times consideran que el proceso se está convirtiendo en una operación que se efectúa en casa y pone en peligro la vida de las mujeres.
BPAS asegura que el número de mujeres que optan por la píldora abortiva ha aumentado desde que se ha dado la posibilidad de acabar el proceso en el domicilio particular.
En 2003, fueron 3.500 las pacientes que la utilizaron, frente a 5.000 en el 2004 y 10.000 el año pasado, cuando la organización se convirtió en el principal proveedor en Europa.
Cuándo prescindir de la "quimio" en el cáncer de mama
Personalizar el tratamiento que deben recibir los pacientes con cáncer en función del perfil de su enfermedad es uno de los retos en los que más empeño pone la oncología actual. Con este objetivo, el Instituto Nacional del Cáncer de EEUU acaba de anunciar la puesta en marcha de una gran investigación en la que participarán más de 10.000 mujeres durante 10 años.
El objetivo de esta empresa es evaluar la utilidad de un nuevo test genético a la hora de elegir la terapia más apropiada para cada tumor de mama, en función de sus genes y de las posibilidades de que éste recaiga.
Actualmente, la mayoría de las mujeres a quienes se diagnostica un cáncer de mama en fases iniciales suele recibir quimioterapia como medida complementaria a la radioterapia o los fármacos hormonales, a pesar de que no está demostrado que ésta beneficie a todas por igual. Esta nueva iniciativa pública, bautizada como TAILORx, pretende incorporar una nueva herramienta en este proceso de decisión, para que muchas de estas pacientes no tengan que recibir un agresivo tratamiento que probablemente no va a mejorar su pronóstico sustancialmente.
La iniciativa estudiará durante una década a más de 10.000 féminas recién diagnosticadas y cuyos tumores cumplan tres requisitos: que tengan receptores hormonales positivos (es decir, que dependan de los estrógenos para su desarrollo), que no se hayan extendido aún a los ganglios linfáticos y que sean negativos para HER2, un gen que confiere mal pronóstico a sus portadoras.
Para determinar el mejor tratamiento en cada caso, TAILORx empleará un test genético capaz de analizar simultáneamente 21 genes. Esta herramienta, desarrollada por la empresa Genomic Health en colaboración con una red de investigadores de diversas instituciones estadounidenses (el llamado National Surgical Adjuvant Breast and Bowel Project), ya ha demostrado en un estudio publicado por la revista Journal of Clinical Oncology que es capaz de predecir qué mujeres se beneficiarán de añadir quimioterapia a su tratamiento.
Riesgo de recaída, de cero a 100
"Un gran número de estas mujeres [con tumores hormonodependientes] recibe una quimioterapia muy tóxica innecesariamente", ha subrayado en la presentación del trabajo su directora, Jo Anne Zujeweski, "necesitamos identificarlas y TAILORx nos ayudará a cambiar la forma en que actualmente tratamos estos cánceres y a mejorar la calidad de vida de estas personas".
En función de los resultados que arroje esta herramienta, las mujeres serán puntuadas con un índice de 0 a 100 que valorará sus probabilidades de recaída. Aquellas que tengan más de 25 puntos serán tratadas conjuntamente con quimioterapia y hormonoterapia. Por debajo de 11 puntos, las pacientes sólo recibirán fármacos hormonales.
El grupo intermedio, aquellas con una puntuación entre 11 y 25, será dividido aleatoriamente para recibir o no quimioterapia junto a las hormonas. Esta muestra, que compondrán aproximadamente unas 4.300 participantes, es precisamente la que ayudará a los investigadores a valorar los beneficios de los fármacos quimioterápicos en estas etapas iniciales del cáncer.
"Estamos dando un paso más hacia la medicina personalizada", se ha felicitado otro de los investigadores, Joseph Sparano, del Montefiore Medical Center, en Nueva York, "usando estas pruebas diagnósticas podremos diseñar individualmente cada tratamiento contra el cáncer". Los promotores de la idea pretenden además conservar las muestras de tejido de todas las mujeres pararear una gran base de datos que, junto con los datos de su evolución, sirva como material informativo para futuros estudios.
Éste no es el único estudio en marcha que pretende demostrar que algunos cánceres no necesitan la 'quimio', y como señala recientemente en el diario The New York Times la directora del programa de diagnóstico del Instituto Nacional del Cáncer, Sheila Tube, "este debate se parece mucho al que vivimos hace unos años sobre si todas las mujeres debían someterse a mastectomías o podía valer con hacer una intervención menos agresiva". |