Percepción de salud es el marcador más fiable de expectativa de vida, según estudio finlandés |
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Tuesday, 30 de May de 2006 |
Muchos estudios han demostrado que preguntarle a un anciano cómo se encuentra y qué estado de salud tiene son variables de enorme poder predictivo de supervivencia. Hay estudios que lo ratifican.
Un hecho característico de la percepción de la salud en pacientes ancianos es su poder predictivo sobre la mortalidad, teniendo en cuenta otros indicadores de salud. Podría ser que esa percepción de salud captase problemas médicos y psicológicos que no se perciben en los cuestionarios médicos.
Se han contemplado dos alternativas. Por un lado, que realmente la ausencia de enfermedad induzca ese bienestar y, por tanto, mejore el pronóstico vital. O, puede que esa percepción de salud proceda de un estado de optimismo, independiente de que se padezcan ciertas enfermedades, y que esta predisposición a través de una mejora psicológica, endocrina e inmunológica inducida por el optimismo, mejoren el pronóstico vital.
Un grupo de gerontólogos de Finlandia han realizado un estudio de seguimiento a largo plazo de 257 adultos varones, residentes en una ciudad finlandesa de interior. Se dividieron en dos grupos, los de 51 a 55 y los de 71 a 75 años. Como hemos dicho, el seguimiento fue largo, de dieciocho años como media en el grupo de más jóvenes y de diez en el de más ancianos.
Finalmente, se concluyó que la sensación subjetiva de bienestar fue el marcador más fiable de expectativa de vida, incluso tras corregirlo con otras variables como la antropometría (mediciones físicas del cuerpo, peso, estatura, grasa corporal, masa muscular, etc.), valores analíticos y situación funcional.
Sin embargo, esta potente asociación desaparecía al considerar las enfermedades crónicas. En una primera evaluación, esto podría querer decir que es la presencia de enfermedades crónicas la que da la sensación de bienestar. Sin embargo los investigadores dejan una puerta abierta hacia que la propia sensación de bienestar pudiera tener influencia sobre el pronóstico de la enfermedad crónica en sí.
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