Conocer por qué engordamos o cómo se acumulan los kilos en el organismo
es el objetivo de gran parte de las investigaciones sobre obesidad que
se están llevando a cabo hoy en día. Los hallazgos preliminares de dos
estudios que se publican en el último número de la revista ‘Nature’ avanzan un paso más en esta vía, abriendo nuevos caminos a la lucha contra el sobrepeso.
Estos trabajos identifican varios factores que influyen en la
formación de las células de grasa y muestran que no todo el tejido
adiposo tiene el mismo origen.
En el organismo humano existen dos tipos de células grasas. El tejido adiposo blanco actúa como un almacén de energía, ya que acumula fundamentalmente reservas de triglicéridos, mientras que la función del tejido adiposo marrón –presente en mayor medida en bebés- contribuye a generar calor corporal, por lo que en vez de acumular calorías, las quema.
Una vez desarrolladas, las células grasas blancas y marrones parecen
idénticas, por lo que se creía que compartían un origen común. Sin
embargo, una investigación con ratones dirigida por Patrick Seale, del
Dana-Farber Cancer Institute (EEUU), muestra que los dos tipos de grasa
se generan a partir de células precursoras distintas en las primeras
etapas de desarrollo del embrión.
Descubrimiento sorprendente
En su trabajo, los investigadores se encontraron con un
descubrimiento sorprendente: el tejido adiposo marrón provenía del
mismo tipo de células precursoras del que proviene el tejido muscular.
Según sus datos, es la presencia del un ‘interruptor’, el factor de transcripción genética PRDM16,
el que determina el destino de las células. En su ausencia, las células
precursoras se convierten en músculo, mientras que si su expresión se
incrementa, el resultado son células de grasa marrón.
Los investigadores sugieren que este hallazgo abre la puerta a la
producción en el futuro de ‘tejido quema-calorías’ a partir de células
que, de otro modo, llegarían a ser musculares. “Dado que el PRDM16
puede funcionar como un regulador dominante del destino de las células
de grasa marrón, es importante investigar si esto puede usarse de forma
terapéutica”, explican los autores en su trabajo.
La otra investigación que acompaña a este trabajo en ‘Nature’ señala
otro factor desencadenante de la producción de tejido adiposo marrón: una molécula denominada BMP7.
Según esta investigación, dirigida por la doctora Yu-Hua Tseng, del
Joslin Diabetes Center (EEUU), esta proteína, relacionada con el
crecimiento óseo, también puede promover el desarrollo de células de
grasa marrón, mientras que no interviene para nada en el origen del
tejido adiposo blanco.
El equipo de Tseng introdujo la proteína BMP7 en una muestra de
ratones través de un adenovirus y comprobó que se producía un aumento
en el desarrollo de tejido adiposo marrón en los animales. A través de
otro experimento, los investigadores también pudieron ver que, en
ausencia de la BMP7, los ratones no conseguían desarrollar este tipo de
grasa de manera apropiada.
“El siguiente paso en nuestra investigación es comprobar si BMP7 es
capaz de reducir el peso de modelos de ratones obesos”, explica Tseng a
elmundo.es.
Según su hipótesis, "el tratamiento de humanos con esta proteína
podría activar la diferenciación del tejido adiposo marrón, lo que
podría conducir a un aumento del gasto de energía”.
“Y eso podría ser muy útil para combatir la obesidad”, concluye Tseng.
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