El aumento de las conexiones entre las células cerebrales debido al consumo excesivo de drogas, puede constituir un mecanismo de defensa del cuerpo para combatir los comportamientos adictivos, según un estudio realizado por científicos de la Universidad de Texas que se publica en el último número de Neuron.
Investigaciones anteriores habían demostrado que el consumo de drogas
como la cocaína, las anfetaminas o la nicotina, incrementa el número de
las estructuras denominadas espinas dentríticas localizadas en la parte
del cerebro que se relaciona con el placer y la satisfacción. Estas
espinas representan los lugares donde las células cerebrales se
comunican con el resto. Algunos científicos consideran que este
alambrado duradero del cerebro es la base del comportamiento asociado a
la adicción a las drogas y a la recaída. Los científicos realizaron
el estudio con ratones. Descubrieron que la cocaína suprime la
actividad de la proteína MEF2, que normalmente reduce el número de
conexiones cerebrales. Esto permite que se incremente la densidad de
las espinas dentríticas. Los investigadores hallaron que al aumentar la
actividad de la proteína MEF2 la actividad cerebral bloquea el efecto
de las drogas que provoca el incremento de la densidad de las espinas y
la adicción a la cocaína. El director de la investigación,
Christopher Cowan, afirmó que “los descubrimientos sugieren que el
incremento de las conexiones cerebrales por el consumo excesivo de
cocaína puede limitar los cambios de comportamiento asociados a la
adicción a esta droga”. Los cambios cerebrales y de
comportamiento asociados a la drogadicción son semipermanentes y están
estructurados para que su alteración sea difícil, por lo que los
tratamientos son escasos. Los investigadores dirigirán los esfuerzos
para mejorar el proceso. Para investigar la relación entre
la proteína MEF2 y los cambios de densidad de la espina, los
científicos cambiaron el nivel de la proteína en el núcleo accumbens,
un grupo de neuronas del encéfalo. Esta región es la encargada de
generar los sentimientos de satisfacción que buscan los adictos a las
drogas. Los ratones a los que se les administró cocaína pararon la
producción de proteína MEF2. Los científicos motorizaron a los ratones
después de la administración de la cocaína y descubrieron que tras el
consumo continuado de la droga tenían un comportamiento más
sensibilizado. Así, hallaron que el aumento de la comunicación puede
ser una herramienta para combatir la adicción. Los científicos esperan que a través de este descubrimiento se pueda desarrollar un medicamento para la adicción.
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