Si de pronto se da cuenta de lo parecida que es su esposa a su mamá, no se preocupe porque usted no es el único.
Cuando se trata de buscar pareja, los hombres buscan mujeres con una estructura facial similar a la de sus madres.
Y lo mismo ocurre con las mujeres, que buscan hombres como sus padres.
Una nueva investigación llevada a cabo en Hungría apoya la teoría,
presentada en estudios pasados, sobre este fenómeno que los psicólogos
llaman "impronta sexual".
Los estudios habían demostrado que las mujeres usan la
estructura facial de su padre como "patrón" cuando se trata de elegir
una pareja, incluso cuando son adoptadas.
Esto, dice el estudio publicado en Proceedings of the Royal Society B
(Actas de la Sociedad Real B), demuestra que la impronta sexual está
regida por la experiencia y no simplemente por los genes.
Impronta sexualEl nuevo estudio llevado a cabo en la Universidad de Pécs
analizó los rasgos faciales de 67 parejas de jóvenes que mantenían una
relación larga.
También estudiaron los rostros de cada uno de sus padres, midiendo
proporciones faciales como la relación entre el largo y ancho de la
cara, entre la longitud de la nariz y lo largo de la cara, y el ancho y
largo de la boca.
Basados en esos números, los investigadores descubrieron que,
en general, la cara del novio de una mujer era más similar a la cara de
su padre que a las caras de otros hombres que participaron en el
estudio.
Y la relación, dicen los autores, fue mucho más marcada en las
medidas del centro de la cara, las referentes a la nariz y los ojos.
Los hombres también tenían novias cuyas estructuras faciales
eran más parecidas a las de sus madres que a las de otras mujeres en el
estudio.
Pero en este grupo los hombres al parecer tienden a enfocarse
en la parte inferior de la cara, es decir, la quijada y los labios de
sus novias son similares a los de sus madres.
"Nuestros resultados apoyan la hipótesis de la impronta sexual
-afirma Tamas Berezckei, quien dirigió el estudio- "que sostiene que
los niños forman un patrón mental de su progenitor del sexo opuesto y
buscan a una pareja que se parezca a esta percepción".
No es familiaridad
Se podría pensar que es la familiaridad la que nos hace
sentirnos atraídos a un hombre o mujer parecidos a nuestro padre o
madre.
Pero los científicos niegan que éste sea un factor porque si
fuera así el ser humano más bien buscaría en su pareja un patrón de
estructura facial similar al de su progenitor del mismo sexo.
La impronta sexual ya ha sido demostrada en estudios llevados a cabo con animales.
En éstos se ha demostrado que la exposición al macho o hembra
adulto predispone al animal joven a aparearse con un ejemplar que se
parezca a sus padres.
Los expertos creen que ésta podría ser la forma como la evolución mantiene la adaptación al medio ambiente local.
Si nos apareamos con alguien demasiado distinto a nosotros o a
nuestros padres, agregan, podríamos poner en riego esa forma de
adaptación.
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