Cirugía. Desde un punto de vista algo frívolo, implantar una prótesis de rodilla es como jugar al Mecano: se estudian las piezas, se imagina el resultado, se quita lo que sobra y se monta con toda la destreza y precisión que uno sea capaz de manejar. El resultado suele ser bueno, pero se basa en la pericia del cirujano. Sin embargo, contar con un sistema informático que analiza el proceso y ofrece una guía durante la intervención permite mejorar el resultado, estandarizar las intervenciones y dar al profesional la oportunidad de aprender más sin miedo a equivocarse.
No hay ojo humano que sea capaz de detectar
una desviación de entre 3 y 5 grados en la colocación de una prótesis
de rodilla. Un margen tan pequeño sólo es detectable por una máquina
precisa como un ordenador. De hecho, ni siquiera el cuerpo humano lo
detecta..., al menos al principio. "En el largo plazo, años después de
la intervención, una desviación mínima genera dolor y rechazo de la
prótesis", explica Ricardo Larrainzar, jefe del Servicio de Cirugía
Ortopédica y Traumatología del Hospital Infanta Leonor, de Madrid.
Por
tanto, la artroplastia guiada por ordenador, técnica aún poco extendida
en los hospitales públicos por su escaso coste-efectividad en el corto
plazo, "alarga la vida útil de las prótesis, lo que mejora la calidad
de vida de los pacientes", que además tienen otra ventaja: "Este tipo
de intervención no daña otros tejidos y mejora considerablemente los
tiempos de recuperación", según Antonio Ayllón, jefe del servicio de
Traumatología y Cirugía Ortopédica del USP Hospital de Marbella.
A
pesar de ello, apenas hay 15 cirujanos en España que utilizan esta
técnica, y la mayoría desde hace poco tiempo. Y no es por su
dificultad: "Permite estandarizar la cirugía. Un profesional que lleva
mil prótesis colocadas hará intervenciones perfectas sin ayuda. Un
cirujano que implante su primera prótesis con el apoyo del navegador
alcanzará el mismo grado de perfección", describe Larrainzar. La curva
de aprendizaje de la artroplastia guiada por ordenador es corta en un
cirujano habituado a realizar cirugía protésica, de apenas 20
intervenciones, teniendo como principal dificultad la de cualquier tipo
de cirugía endoscópica: los ojos no miran a las manos, sino al monitor.
Porque
ver es, precisamente, una de las grandes necesidades del cirujano
traumatológico. Por eso no ha tenido éxito una técnica que se empezó a
usar hace unos años. Se trata de la cirugía mínimamente invasiva en
artroplastia: "Con experiencia se puede hacer, pero es demasiado
exigente para el cirujano y el resultado no puede verse". Sin embargo,
el navegador puede cambiar la situación: "Permitirá unir lo mejor de
ambas técnicas, dotando de precisión milimétrica a la mínima invasión,
que reduce la estancia media, el sangrado, el tamaño de la cicatriz,
etc.". A juicio de Larrainzar, su éxito es sólo cuestión de tiempo y
voluntad gestora.
Precisión
La desviación
sobre el eje del fémur y la tibia que puede tener una prótesis colocada
con la asistencia del ordenador puede ser, como máximo, de un grado. En
la imagen superior, una rodilla con artrosis. En la inferior, la
articulación con una prótesis.
Cómo funciona
La
navegación asistida se basa en la triangulación: dos sensores fijos y
uno móvil manejado por el cirujano (imagen izquierda) permiten
transmitir la imagen al ordenador en tiempo real. Antes de iniciar la
artroplastia se implantan en la rodilla del paciente los dos sensores
fijos, que permitirán al ordenador saber cómo es exactamente la
articulación y qué es necesario cortar para implantar la prótesis
(imagen superior derecha). Previamente, mediante un sensor que mueve el
cirujano sobre la pierna del paciente, la computadora mide la longitud
del fémur, la tibia y los puntos de rotación (imagen inferior derecha)
para calcular con la mayor precisión, lo que da lugar a una cirugía
completamente personalizada.