Hasta ahora ya se sabía que la obesidad era un factor de riesgo para la
aparición del cáncer de colon. Por primera vez, sin embargo, un estudio ha descubierto
el vínculo genético que relaciona ambos fenómenos. El 'fallo' parece estar en una
proteína que segregan los tejidos grasos, y cuyo descubrimiento podría servir como
herramienta predictiva para pacientes de alto riesgo.
No es la primera vez que se relaciona el exceso de grasa, y algunos
de sus marcadores, como la resistencia a la insulina, con el desarrollo
de un tumor en el colon. Un grupo de investigadores de las
universidades de Chicago, Harvard y Alabama y el Memorial
Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York (los cuatro en EEUU) ha
indagado en las causas genéticas que podrían explicar esta relación.
Sus conclusiones aparecen esta semana en las páginas de la revista 'Journal of the American Medical Association' (JAMA)
Los científicos centraron sus esfuerzos en la adiponectina, una
proteína que segregan los tejidos grasos y cuyos niveles, curiosamente,
están más reducidos en las personas que padecen obesidad. Teniendo en
cuenta que la adiponectina participa en el metabolismo de la glucosa y
puede aumentar la resistencia a la insulina (es decir, empeorar la
respuesta de las células a esta hormona), los autores sospechaban que esta sustancia podía influir directamente en el riesgo de cáncer. Por este motivo centraron su análisis en el gen ADIPOQ, encargado de la 'fabricación' de la proteína adiponectina.
El trabajo se llevó a cabo en primer lugar con 441 pacientes con
cáncer de colon y otros 658 voluntarios sanos; y sus resultados fueron
ratificados posteriormente en un segundo ensayo con 199 pacientes y
otros 199 participantes sin cáncer.
La investigación descubrió que las personas con una pequeña mutación
en el gen ADIPOQ (uno de los denominados polimorfismos de un solo
nucleotido) tenían hasta un 30% menos de riesgo de sufrir cáncer colorrectal que
el resto de participantes. Para quienes no presentaban la mutación, es
decir, para aquellos con niveles anormalmente bajos de adiponectina en
sangre, los investigadores sugieren que los métodos de diagnóstico
precoz podrían ser beneficiosos para detectar a tiempo cualquier
posible tumor color.
Los autores apuntan a que su descubrimiento podría ayudar a reducir el riesgo de cáncer mediante estrategias que combatan la obesidad,
como el ejercicio o una dieta sana. Pero además, añaden: "Nuestra
esperanza es que esto pueda mejorar significativamente la detección
precoz de esta enfermedad y abra nuevas oportunidades para entender
mejor qué factores genéticos y estilos de vida influyen en su
aparición".
El trabajo no determina por el momento cuál es el mecanismo de
acción por el que la adiponectina participa en el crecimiento de las
células tumorales; aunque esta hormona ya había sido relacionada con
anterioridad con la aparición de diabetes, resistencia a la insulina o
enfermedad cardiovascular. Los siguientes pasos, explican, serán
confirmar este hallazgo en nuevos estudios y seguir indagando en las
mutaciones de ADIPOQ para ver si son susceptibles de modificar el
riesgo de cáncer de cada individuo.
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