La melamina es una molécula que se utiliza como base en los procesos de síntesis para fabricar resinas, plásticos o pegamentos. Por este motivo, los estudios sobre posible toxicidad que se habían realizado hasta ahora se habían llevado a cabo siempre en el supuesto de exposición laboral (por inhalación o contacto con la piel), no de ingesta. De ahí que, como explica la catedrática de Toxicología Guillermina Font, "exista muy poca literatura científica sobre este tema" y poca información sobre lo que puede ocurrir a largo plazo.
La primera alerta sobre el efecto que podía tener el consumo de este
producto químico llegó el año pasado, cuando se descubrió la
adulteración de comida para animales de fabricación China en EEUU.
Curiosamente, los efectos que sufrían las mascotas (y que provocaron la
muerte de varios ejemplares) eran los mismos que se han visto en esta
ocasión en los niños chinos que bebieron leche adulterada: la acumulación de la melamina en el riñón, explica Font.
Sin embargo, "esta intoxicación de las mascotas no representó una
preocupación real para los humanos. Primero porque la melamina en sí,
tiene una toxicidad muy baja y segundo, porque la dosis que los
consumidores pudieran haber recibido en el cerdo o el pollo era muy
baja en comparación con la consumida por estos animales en sus
alimentos", aclara Ana Isabel Morales, Profesora de Toxicología de la
Universidad de Salamanca
Sin embargo, tras lo sucedido en China, se puede decir que el
organismo, sobre todo en el caso de los niños pequeños, es incapaz de
filtrar esta sustancia, que se acumula en los riñones provocando la
formación de cálculos renales. De momento, sólo se han registrado
cuatro muertes entre los más de 60.000 pequeños intoxicados, aunque es
difícil predecir cómo evolucionará la insuficiencia renal en cada caso
y qué secuelas pueden sufrir en su vida adulta.
"Las características fisicoquímicas de la melamina favorecen su
precipitación en las vías urinarias, obstruyéndolas e impidiendo la
correcta eliminación de la orina", explica Morales. De esta manera, no
sólo la orina no se elimina correctamente del organismo, sino que el
flujo sanguíneo dentro del riñón tampoco es el correcto.
Efectos en adultos
Como explica Font, en el caso de los adultos la ingesta de melamina
no es tan peligrosa, aunque es difícil hacer predicciones a largo
plazo, precisamente porque no hay datos que permitan saber cómo
reaccionará cada organismo. "La Unión Europea ha establecido una dosis
máxima diaria tolerable de 0,5 miligramos de melamina por kilo de peso.
Eso quiere decir que para la mayoría de las personas adultas no existe
riesgo por debajo de ese umbral; sin embargo, no todos los individuos
reaccionan igual y no podemos decir que sea absolutamente seguro".
Puede haber personas con una patología renal previa que
reaccionen peor ante la más mínima ingesta de melamina, o en cuyo
organismo haya otros elementos tóxicos que interactúen con éste.
Otra diferencia entre los países occidentales y lo que ha ocurrido
en China es que allí la leche adulterada era la base de la alimentación
de los bebés intoxicados; mientras que los caramelos, chocolates,
galletas y otros derivados lácteos que podrían estar adulterados no son
el principal ingrediente de la dieta. Ni siquiera aunque un niño
comiese muchos caramelos, a pesar de su mayor susceptibilidad, puede
compararse la situación al consumo de leche en los primeros meses de
vida.
"Los niños chinos han consumido mucha concentración de
melamina por kilo de peso, varias veces al día, durante varios meses de
su vida y como única alimentación", sintetiza Morales.
"Podríamos decir que la acumulación de este compuesto es indeterminada,
porque no se sabe cuánto tiempo llevaban consumiéndolo. Debido a esto,
es difícil por tanto, saber si los problemas renales causados por la
adulteración serán reversibles".
Algo 'inimaginable'
Con las técnicas de laboratorio actuales es fácil detectar la
melamina que se haya añadido intencionadamente a los ingredientes de
cualquier alimento, aunque como reconoce Font: "Uno no va a buscar lo
que no piensa que hay". Entre otras cosas porque este compuesto
industrial se utiliza en la fabricación de muebles de bajo precio ("es
un material muy duro y resistente al agua", como reza alguna
publicidad), o de encimeras de formica.
"Es una molécula de seis átomos de nitrógeno, lo que hace que
parezca que hay más cantidad de proteína en la leche y permitía pasar
los controles de sanidad", añade Font, "y por lo que se ha visto en
China parece que es fácil de sintetizar, de conseguir y de añadir a la
leche. Aunque hasta ahora era impensable que se utilizase de ninguna manera en la alimentación".
Otra de las preocupaciones de los científicos es que la melamina,
que se sintetiza en el laboratorio mezclando varios componentes, no sea
pura al cien por cien. "La melamina en sí puede llevar una serie de
residuos, los restos de los ingredientes que se utilizaron para
fabricarla, que también podrían ser peligrosos y tóxicos por sí
mismos", añade la especialista de Salamanca. Además, en estudios
animales también se sugiere que la sustancia puede llegar a causar
cáncer de vejiga.
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