La aportación de la medicina nuclear al abordaje de los linfomas, sobre todo después de la aportación conjunta de la PET-TAC, ha facilitado una mejor información metabólica y funcional de los tumores y ha superado los datos que se conseguían con los métodos convencionales.
Hasta hace no mucho los métodos de imagen convencionales abordaban
aspectos morfológicos siempre limitados cuando hay un tumor, dado que
cuando un enfermo recibe un tratamiento los cambios morfológicos o de
tamaño se producen mucho más tarde que las modificaciones funcionales,
que son inmediatas al reducirse la actividad y el metabolismo. Así se
han expresado José Manuel Carril, jefe del servicio de Medicina Nuclear
del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla y catedrático de la
Universidad de Cantabria, y Roberto Delgado Bolton, del Hospital
Clínico de Madrid, que han participado en la mesa redonda Diagnóstico
por imagen en los síndromes linfoproliferativos, dentro del Forum
Hematológico 2008, organizado por Roche en el Palacio de Congresos de
Santander, bajo la dirección de Eulogio Conde, profesor titular de
Hematología de la Universidad de Cantabria y especialista de Valdecilla.
"Las
técnicas de imagen en los síndromes linfoproliferativos han cambiado
por completo el diagnóstico y manejo del enfermo y el tipo de
tratamiento, ha facilitado una mejor selección de los pacientes, y en
muy poco tiempo, gracias a la PET-TAC, permitirán seguir la respuesta
del enfermo al tratamiento, lo que posibilitaría poder cambiar de
terapia y confirmar, además, la respuesta al tratamiento de manera
definitiva", según ha asegurado Carril.
El catedrático ha
añadido que, aunque los protocolos suelen ser muy similares en la
mayoría de los centros, en Valdecilla lo primero que se realiza es una
TAC y luego la PET-TAC. "La tendencia es que este último sustituya a la
TAC inicial en el abordaje de los linfomas dentro de no demasiados
años, pues se ha revelado como una técnica ideal de diagnóstico por
imagen, no sólo en el estudio de las enfermedades oncológicas".
Dentro
de unos años se efectuará una exploración con la PET después del primer
tratamiento, y según el resultado obtenido se podrá saber si ese
tratamiento va a tener éxito. "Hasta ahora había que esperar meses para
conocer si estábamos en el camino correcto".
Minimizar la terapia Para
Delgado Bolton, la PET-TAC ha logrado minimizar el tratamiento, muy
agresivo en lo que se refiere a efectos secundarios, así como lograr
mejores tasas de respuesta en los pacientes con linfomas.
"La
PET permite obtener imágenes de la distribución en el organismo de
moléculas marcadas con emisores de positrones, y facilita información
funcional y metabólica importante. Ya hay evidencia científica en los
síndromes linfoproliferativos de que la PET-TAC aporta mejores
resultados que la TAC en solitario".
Sin embargo, quedan
aspectos controvertidos que requieren ensayos clínicos multicéntricos,
principalmente en lo que se refiere a la respuesta al tratamiento.
Aunque alguna publicación ha insinuado datos alentadores, lo cierto es
que, en opinión de Delgado Bolton, si bien ya hay estudios que
demuestran que los pacientes con linfomas presentan, en un 20 por
ciento de los casos, una PET positiva tras el segundo ciclo del
tratamiento, hay que investigar todavía más en este campo.
"Es
en este grupo de pacientes con mal pronóstico en donde debemos
volcarnos con ensayos multicéntricos de gran alcance, a fin de valorar
con exactitud el papel de una terapia más intensiva, y observar si ello
aporta un aumento de la supervivencia libre de progresión y
supervivencia global". En pacientes con una buena respuesta a la PET,
tras el segundo ciclo del tratamiento también está por demostrarse si
podría reducirse la terapia o modificarla de alguna forma.
MEJOR PRONÓSTICO El
linfoma, el cáncer hematológico más frecuente, es una patología en
aumento formada por más de cuarenta tipos de tumores. Cada año se
diagnostican en España más de 25.000 nuevos casos. De todos ellos, más
de 6.000 corresponden a linfomas no Hodgkin, que es el tipo de cáncer
linfático más común y el que más rápido está aumentando (un 80 por
ciento desde los años 70), según ha destacado Eulogio Conde en la
reunión de Santander.
Para el director del Forum Hematológico
2008, el mejor conocimiento de la enfermedad, así como los tratamientos
disponibles, han transformado el abordaje de estas patologías. "Las
terapias en primera línea y la denominada terapia de mantenimiento,
están permitiendo aumentar significativamente la supervivencia de los
pacientes. De hecho, casi un millón de personas en todo el mundo vive
en la actualidad con un linfoma".
Según Conde, en leucemia
linfática crónica (LLC), también se han observado mejoras en las tasas
de respuesta en pacientes gracias a la combinación de anticuerpos
monoclonales con quimioterapia convencional, un hecho que puede
transformar el abordaje de esta patología.
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