Las afecciones vasculares cerebrales pueden asociarse con distintos trastornos cognitivos y anímicos.
Los controles médicos de rutina para las personas con hipertensión se
limitan en general al cuidado de la función del corazón y los riñones.
Sin embargo, el deterioro cognitivo en pacientes con lesiones u
obstrucciones en los vasos sanguíneos recibe poca atención.
"Una enfermedad cerebral de origen vascular puede producir psicosis,
depresión, ansiedad y demencia, o todos estos trastornos juntos. De
hecho, el 60% de todas las demencias aparecen con algún problema
vascular. Por lo tanto, controlarse la presión previene las
alteraciones cognitivas y anímicas y si una persona quiere cuidar su
memoria, debe controlarse la presión. Es un camino de doble vía",
explicó a LA NACION el doctor Fernando Taragano, profesor titular de
psiquiatría del Cemic.
En el cerebro, la hipertensión va lesionando los pequeños vasos. Esto
provoca la desmielinización cerebral, un proceso que termina
"desconectando" los circuitos en los lóbulos frontales, que son los
encargados de regular las funciones ejecutivas, como la memoria de
trabajo, la planificación y el control de las conductas, entre muchos
otros.
"Los cardiólogos, en general, nos ocupamos del corazón y los riñones,
pero nos olvidamos del cerebro. Lo protegemos para que el paciente no
tenga un accidente cerebrovascular, pero en el camino quedan otras
alteraciones que se pueden detectar en la consulta con un conjunto de
tests que no duran más de diez minutos", señaló el doctor Augusto
Vicario, cardiólogo del Hospital Español y asesor del Comité de
Epidemiología y Prevención Cardiovascular de la Federación Argentina de
Cardiología.
Ambos especialistas compartieron en el 15° Congreso Internacional de
Psiquiatría, un panel organizado por la Sociedad de Cardiología de
Buenos Aires (SCBA) y la Asociación Argentina de Psiquiatría. Junto con
los doctores Pablo Bagnati y Gustavo Cerezo insistieron en la necesidad
de que médicos clínicos, cardiólogos, psiquiatras y neurólogos trabajen
juntos para reducir el subdiagnóstico del deterioro cognitivo en
pacientes con factores de riesgo o problemas cardiovasculares.
"El paciente hipertenso que percibe una pérdida leve de la memoria no
consulta al psiquiatra, sino al cardiólogo o al clínico -agregó Vicario
tras su presentación-. Si no lo estudiamos en el consultorio y ante
cualquier anormalidad lo derivamos al psiquiatra, será muy difícil
detectar a priori a la población en riesgo" de desarrollar trastornos
mentales.
Una encuesta de la Federación Argentina de Cardiología entre 2500
cardiólogos para conocer cómo evalúan la relación entre la hipertensión
y el deterioro cognitivo de sus pacientes demostró que el 100% de los
especialistas están de acuerdo con que se debe evaluar el estado
cognitivo de los pacientes cardíacos en la consulta. Sin embargo, el
doctor Cerezo, de la SCBA, precisó que sólo un 40% dijo que siempre
usaba tests diagnósticos para detectar el deterioro cognitivo y un 37%
aseguró que lo hacía sólo cuando un paciente tenía signos o síntomas
que lo justificaran.
"Un tercio de todos los accidentes cerebrovasculares son silenciosos,
que son los que producen demencia, depresión, ansiedad y psicosis -dijo
Taragano-. Y una persona deprimida, ansiosa, irascible, bajo estrés
crónico y que se mantiene aislada tiene el doble de riesgo de
desarrollar una enfermedad vascular y hasta 120% más riesgo de sufrir
el primer accidente cerebrovascular."
Aunque no existe aún una confirmación científica de la relación entre
la hipertensión y la depresión, los especialistas coincidieron en que
las evidencias más sólidas disponibles hasta ahora apuntan a la
depresión como causante de la hipertensión.
¡A caminar!
Pero, ¿es suficiente bajar la presión alta para prevenir el deterioro
cognitivo? Según Taragano, existen sólo cuatro estudios que se ocuparon
del tema: dos obtuvieron resultados negativos y dos, positivos.
"Hace 45 años que sabemos que la hipertensión aumenta el riesgo de
sufrir deterioro cognitivo -sostuvo- y los médicos tenemos a nuestro
alcance una intervención económica y efectiva para evitarlo: el
ejercicio."
Según explicó, caminar 30 minutos por día a partir de los 55 disminuye
el riesgo de muerte súbita, mejora la calidad ósea, reduce la depresión
y la ansiedad, y mejora la sensación de bienestar general. "En la
mayoría de las personas con problemas de memoria, las causas más
importantes son la depresión anímica, el estrés y la ansiedad. Da la
casualidad que los tres son factores que se llevan muy mal con las
arterias en el cerebro y el ejercicio ayuda a reducirlos", finalizó el
psiquiatra del Cemic.
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