Las preocupaciones, miedos y ansiedades, tanto de la mamá como del
papá, son percibidos por el recién nacido, influyendo negativamente en
sus hábitos de sueño y alimentación. Así lo señala el doctor Marcos
Mercado, miembro titular de la Sociedad Argentina de Pediatría de
Argentina, quien participó en el primer Congreso para padres
-auspiciado por Huggies- que se realizó dentro del marco de la undécima
edición del Congreso paraguayo de Pediatría y de la décima Jornada
Paraguaya de Enfermería Pediátrica .
“La mamá significa el mundo para el bebé”, asevera el especialista. Por
este motivo, si esta se siente insegura, “inevitablemente el lactante
lo intuirá, sobre todo a la hora de recibir el pecho y, muy
posiblemente, no va a querer prenderse a este por miedo, aún sabiendo
que lo necesita”, advierte. Por otra parte, el estrés que sufre la mamá
puede limitar su capacidad de producir leche.
Ante
la negación del pequeño, las madres pueden sentirse desesperadas,
dificultando más las cosas. Para contrarrestar esto, Mercado hace
hincapié en que las mujeres reciban apoyo emocional por parte de sus
maridos y familiares. Asimismo, afirma que si el bebé llora producto
del hambre, resulta conveniente que se le alimente con un poco de leche
de fórmula por algunos días.
De esta forma, “se tranquiliza
tanto la mamá como el niño y, al cabo de un mes, esta vuelve a producir
leche y el infante mejora su disposición ante el acto de mamar, sin
necesidad de tener que recurrir a compuestos en polvo”, indica.
Cuidado integral
“Se
autoengañan quienes afirman que lo importante no es la cantidad de
tiempo que se comparta, sino la calidad”, advierte el Dr. Mercado,
quien destaca la importancia de que los padres pasen tiempo suficiente
con los más pequeños. No obstante, si la mamá llega cansada y está
disgustada, es conveniente que primero se relaje, descanse y después
comparta con el niño, de lo contrario, el niño percibe esta amargura y
afecta su autoestima.
Además del papel primordial del vínculo
madre e hijo, según el médico, los factores que inciden en el buen
desarrollo de los niños son: alimentación, factor hereditario y salud.
En
el primero, asegura que ciertos componentes como las vitaminas, el
hierro y el zinc repercuten directamente en el crecimiento.
Respecto
al componente genético, el galeno recomienda a los papás que tengan en
cuenta sus propias patologías (colesterol, hipertensión, entre otras),
ya que estas pueden estar presentes en sus hijos y se vuelve necesario
darle más importancia a la alimentación y otros hábitos de vida.
En
cuanto a la salud, el pediatra puntualiza que los controles periódicos
son imprescindibles porque a través de estos se pueden detectar
enfermedades como la celíaca (inflamación del intestino delgado al
ingerir gluten) y las infecciones urinarias.
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