ATM, APC, ERBB4, FGFR4, RB1, NF1... No, no es una sopa de letras, ni un
error de mecanografía. Algunas de estas siglas encierran uno de los
últimos y más importantes descubrimientos alrededor del cáncer de
pulmón. La revista 'Nature'
publica esta semana, la lista más actualizada y completa de genes
implicados en esta enfermedad que cada año se cobra la vida de un
millón de personas en todo el mundo.
El hallazgo ha sido posible gracias a la colaboración de la flor y
nata de la investigación estadounidense. Washington, Houston,
Massachussets, Boston, Nueva York, Michigan... Los principales
laboratorios del país, con la financiación del Instituto Nacional de
Investigación del Genoma Humano (NHGRI, según sus siglas en inglés), se
han unido para descifrar el mapa genético del adenocarcinoma, el tumor
pulmonar más frecuente.
Para sus trabajos, el equipo encabezado por Richard Wilson (de la
Universidad de Washington) utilizó muestras de tejido tumoral de 188
pacientes. En total, los investigadores secuenciaron más de 600 genes que hasta ahora ya habían demostrado estar implicados en mayor o menor medida en el origen del cáncer.
Gracias a la última tecnología genómica y a la colaboración
multidisciplinar entre casi 100 especialistas de distintas ramas
científicas, este estudio ha permitido identificar en tan sólo dos años
26 genes que están altamente mutados en las células del adenocarcinoma, pero no en las sanas.
Algunos 'desconocidos' para los oncólogos
Esta cifra prácticamente triplica el número de genes del cáncer de
pulmón conocidos hasta ahora, con las oportunidades que eso abre de
cara a futuros tratamientos. Y lo que es mejor, muchos de ellos nunca
antes se habían asociado con este tipo de tumor pulmonar.
"Nos sorprendió especialmente NF1", reconoce Wilson
a elmundo.es. Se trata de hecho de un gen relacionado con una rara
enfermedad denominada neurofibromatosis 1; igual que lo es ATM, otro
gen implicado en un raro trastorno hereditario como la ataxia
telengiectasia o síndrome de Louis-Bar. Asimismo, los científicos han
podido descubrir la relación con el cáncer de pulmón de algunos genes
relacionados con otros tumores, como el APC (implicado en el
colorrectal) o RB1 (causante del retinoblastoma infantil).
Sin embargo, la investigación no se ha limitado a detectar los genes
que están mutados con más frecuencia en las células tumorales que en
las normales, sino que ha analizado las relaciones entre ellos,
buscando vías de señales alteradas, conexiones erróneas y diferentes
patrones de mutaciones entre fumadores y no fumadores. No es
sorprendente, reconocen, que los pacientes con adenocarcinoma que
fumaban acumulasen en sus células alrededor de 50 mutaciones genéticas,
mientras que los no fumadores apenas tenían cinco 'errores'.
Conexiones y vías de señales
En otros casos, los autores descubrieron que las células tumorales
que presentaban errores en genes como EGFR o PTEN, solían tener menor
índice de otras mutaciones acumuladas, lo que podría indicar que éstas
tienen mayor capacidad de promover el crecimiento del tumor por sí
solas, sin necesidad de que se acumulen otros errores en el ADN. En el
caso de KRAS, otro viejo conocido, por ejemplo, los científicos no
hallaron ninguna relación entre su presencia y el grado del tumor, lo que podría indicar que este gen es crítico sobre todo en el inicio de la carcinogénesis.
Estos hallazgos vienen a confirmar que el cáncer es fruto de una
acumulación de errores genéticos en nuestro ADN ("no existe un sólo gen
mágico", dice Wilson), que pierde su capacidad para repararlo a medida
que las células tumorales adquieren más y más errores. De hecho, el
estudio observó que los pacientes con un cáncer más avanzado acumulaban
en su ADN más mutaciones que aquellos con enfermedad en estadios
iniciales.
En términos cuantitativos, además, algunas mutaciones se vieron con
más frecuencia en los 188 pacientes. Es el caso de la vía MAPK, que se
observó en el 70% de los tumores; frente a mTOR, una mutación detectada
en el 30% de las muestras y que abre la posibilidad a que estos tumores
respondan al tratamiento con rapamicina, un fármaco que actúa sobre
esta vía y que ya se utiliza para evitar el rechazo después de un
trasplante de órganos.
"Sabemos desde hace tiempo que el cáncer no es una enfermedad de un sólo gen", explica
el doctor Wilson. "Es compleja y puede variar de alguna manera de un
paciente a otro. Necesitamos estudiar más tumores y conocer mejor su
genoma para entender mejor todas las posibles combinaciones de
mutaciones que lo provocan y nuestro estudio supone un gran avance en
esta dirección", subraya.
A pesar del paso de gigante que este trabajo representa, los autores
reconocen que aún serán necesarias muestras de tumores más amplios y
nuevos trabajos para seguir comprendiendo la complejidad genética y
molecular del cáncer de pulmón. "Este estudio pionero nos ha permitido
obtener el retrato más claro y completo de esta enfermedad logrado
hasta la fecha. Esta 'fotografía' nos permitirá centrar los esfuerzos
de nuestra investigación a partir de ahora y acelerar los esfuerzos
para desarrollar nuevas estrategias que desarmen a este devastador mal". Powered by AkoComment! |