Los especialistas enfatizan que hay que “salir a buscar” los casos
entre las poblaciones de riesgo. En la Argentina, 1 de cada 50 personas
presenta los tipos B o C, de carácter crónico. El tipo A o agudo es el
más peligroso, ya que no manifiesta síntomas y puede provocar
insuficiencia hepática severa
Por primera vez, Argentina forma parte de una campaña mundial contra
las hepatitis virales crónicas. Se trata de una iniciativa de la recién
formada Alianza Mundial Contra las Hepatitis que reúne a unas 200
organizaciones de pacientes en 44 países. Pero no alcanza. Y los
especialistas marcan la necesidad de “salir a buscar” casos, ya que el
territorio argentino es considerado de “alta prevalencia”.
La
hepatitis es una enfermedad inflamatoria del hígado que puede responder
a diversas causas: viral, bacteriana, inmunológica, tóxica -en los
casos en que se genera como consecuencia, por ejemplo, de la ingesta
exagerada y por un tiempo prolongado de bebidas alcohólicas-, o por
transmisión sexual. No obstante, tanto para su estudio como para su
detección y tratamiento, es importante reconocer los diferentes tipos
entre los que se destacan la hepatitis A, de carácter agudo y muchas
veces asintomático; la B, que es crónica y se transmite habitualmente
por el contacto sexual; y la C, también crónica, que se contagia por
vía sanguínea y es la primer causa de desarrollo de tumores hepáticos
así como también de muerte dentro del campo de las hepatopatologías en
pacientes con HIV. En nuestro país se calcula que 1 de cada 50
personas padece hepatitis B o C; mientras las cifras de la OMS indican
que a nivel global la prevalencia es de 1 persona cada 12. Adrián
Gadano, jefe de Hepatología del Hospital Italiano, indicó que “debido a
lo diferente que es cada variante, lo fundamental es reconocer el
riesgo y salir a buscar la enfermedad entre las poblaciones más
expuestas. Esto es muy importante porque la detección precoz es central
para poder comenzar el tratamiento, dado que la calidad de vida de una
persona cuando su hígado no funciona bien es mala”. Asimismo, el
médico sostuvo que “saber de antemano quiénes pueden contraer hepatitis
nos permite adelantarnos a los síntomas que, de hecho, en las crónicas
no existen, con lo cual la gravedad del cuadro es aún mayor”. Por
ejemplo, en lo que respecta a la hepatitis A -para la cual hay vacunas
disponibles- la Argentina es, según el Centro para el Control y la
Prevención de las Enfermedades de Estados Unidos (CDC, en inglés), “una
zona de alta prevalencia”, fundamentalmente porque la transmisión puede
darse en ámbitos de hacinamiento debido al contacto con materia fecal
contaminada o a la ingesta de agua o comida afectada. En cuanto al tipo
B, que afortunadamente es menos prevalente, la principal vía de
transmisión es la sexual, al igual que el virus del HIV, aunque es
mucho más infectiva. Por esa razón, en este caso, las poblaciones en
riesgo serían los hombres homosexuales, los heterosexuales, las
personas dializadas, las mujeres embarazadas y los que tienen HIV. Si
no buscamos la enfermedad y no propagamos la necesidad de contar con un
plan de vacunación universal, estamos llegando tarde: una vez que el
virus se atrincheró dentro de la célula hepática. Por otro lado, es
importante que una vez detectada esta condición, para poder efectuar un
correcto seguimiento, las personas afectadas puedan contar con
herramientas para conocer la carga viral de la enfermedad e identificar
el genotipo de la enfermedad. “La mayoría de la gente no accede a
estos beneficios que en realidad deberían ser posibilidades universales
porque, sin eso, es muy difícil conducir un abordaje que generalmente
se compone de la combinación de dos fármacos y, en los casos en que es
necesario, el trasplante hepático. Las hepatitis virales -tanto la A
como la B y la C- constituyen un grave problema de salud que no debemos
esperar contemplativos, sino salir a buscar”, indicó Gadano. Vivir con hepatitisEduardo
Pérez Pegué, paciente, director ejecutivo de la Organización No
Gubernamental (ONG) HCV Sin Fronteras y director general de Hepatitis C
2000, declaró que “en país, los problemas de tener hepatitis comienzan
al momento del diagnóstico debido a la imposibilidad de contar con la
atención adecuada en determinados puntos del país y como consecuencia
de las complicaciones en cuanto al acceso a la medicación”. Y agregó:
“Esto genera que, en muchos casos, el tratamiento deba discontinuarse,
agregó, razón por la cual desde las organizaciones estamos trabajando
en conjunto con el ministerio de Salud para poder no sólo concientizar
a la población sino además procurar erradicar la discriminación y
garantizar los derechos de las personas con hepatitis”. Comentarios reservados a usuarios registrados. Por favor ingrese al sistema o regístrese. Powered by AkoComment! |