Los niños que viven en los condados lluviosos del noroeste de Estados Unidos son más propensos a padecer autismo, pero no está claro por qué, informaron el martes investigadores de Estados Unidos.
El equipo de Michael Waldman, de la Cornell University,
estaba buscando un vínculo ambiental en el autismo, una
condición caracterizada por discapacidades sociales y de
aprendizaje. Los expertos obtuvieron de agencias estatales y municipales
las tasas de autismo de niños nacidos en California, Oregon y
Washington entre 1987 y 1999 y las evaluaron a la luz de los
informes de precipitaciones diarias. "Las tasas de prevalencia de autismo para los niños en edad
escolar en California, Oregon y Washington en el 2005 estaban
relacionadas positivamente con la cantidad de precipitaciones
que registraron esos condados entre 1987 y el 2001," escribió
el equipo en Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine. El doctor Michael Fitzpatrick, médico de Londres que
escribió el texto "Defeating Autism: A Damaging Delusion",
expresó sus dudas, al indicar que el diagnóstico de autismo
está en aumento en todos los climas. Nadie sabe qué causa el autismo, cuyos síntomas varían
desde retraimiento social severo hasta conductas repetitivas y
a veces retraso mental profundo. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades
de Estados Unidos (CDC por su sigla en inglés) estiman que
alrededor de uno de cada 150 niños tiene autismo o algún
desorden relacionado, como el síndrome de Asperger. Las tasas de la condición han estado aumentando en muchos
países, pese a que eso se debería en parte a un incremento en
los informes y diagnósticos de la enfermedad. Los médicos coinciden en que hay un componente genético en
el autismo. También creen que algo en el ambiente y posibles
condiciones en el útero materno pueden impulsar el desarrollo
de la dolencia. Los expertos indicaron que su estudio respalda esa idea. Quizá los bebés y los niños son mantenidos más adentro de
sus hogares frente al televisor en los climas lluviosos y eso
de alguna forma genera cambios cerebrales, indicaron los
autores. O tal vez respiran más químicos perjudiciales mientras se
mantienen puertas adentro. La deficiencia de vitamina D por exposición insuficiente al
sol también sería un disparador, señalaron los investigadores. "Finalmente, también existe la posibilidad de que las
precipitaciones en sí estén más directamente involucradas" en
el autismo, añadieron los autores. Quizá uno o más químicos de
la parte superior de la atmósfera sean transportados a la
superficie terrestre a través de la lluvia o la nieve. Los CDC lanzaron un estudio a largo plazo para descubrir
las causas del autismo y otras condiciones infantiles.
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