Parche de testosterona, juguetes eróticos y vibradores se suman a un arsenal cada vez más amplio para que las féminas que llegan al climaterio disfruten de una sexualidad plena y saludable.
Se
acabó asumir sin más que una mujer que llega a la menopausia pierde el
deseo sexual porque se siente deprimida una vez finalizada su capacidad
para engendrar más hijos. De la misma manera que Viagra ha hecho
posible que miles de varones vuelvan a tener erecciones firmes, el
abanico terapéutico femenino también ha ido ampliándose
progresivamente. Una de las últimas incorporaciones ha sido un parche
de testosterona que repone los niveles de andrógenos, que en el
climaterio caen a la mitad, pero los recursos no acaban ahí.
Vibradores, geles, juguetes, películas... todo tiene cabida en una
sexualidad madura que puede ser, si cabe, más placentera que la de
edades más jóvenes.
Las mujeres preocupadas porque la llegada de la menopausia repercuta
negativamente en su vida sexual tienen un motivo menos para sentirse
angustiadas. Un trabajo publicado en el último número de la revista
'The New England Journal of Medicine' ha demostrado que el parche de
testosterona Intrinsa (desarrollado y comercializado por la compañía
Procter and Gamble) mejora el trastorno sexual más común, junto con las
dificultades para lograr la excitación, en el climaterio, y que no es
otro que el deseo hipoactivo.
Esta alteración viene determinada por la caída de los niveles de
testosterona -la hormona masculina por excelencia, pero que las mujeres
también segregan en menor cantidad- que acontece en este periodo de la
vida y se caracteriza por una pérdida de interés en las relaciones
íntimas. Esta inapetencia no solamente causa preocupación y frustración
a la mayoría de las afectadas; sino que también perjudica seriamente a
sus parejas.
AVANCES
En trabajos anteriores, Intrinsa ya había demostrado sus ventajas en
pacientes con menopausia quirúrgica (aquellas a las que se les tiene
que extirpar el útero y, a veces, los ovarios por razones médicas) que
estaban recibiendo Terapia Hormonal Sustitutoria (THS) con estrógenos.
Más adelante, también se comprobaron los beneficios en féminas que
había alcanzado el climaterio de forma natural, pero que también
estaban siendo tratadas con THS.
En esta ocasión, algo más de 800 féminas menopáusicas,
histerectomizadas o no que no estaban ingiriendo estrógenos, siguieron
una terapia, bien con parches que liberaban testosterona (en dosis de
150 o 300 microgramos diarios) a través de la piel, o bien con un
apósito placebo (sin actividad terapéutica). Todas referían disgusto
por la falta de deseo sexual y las repercusiones negativas que ello
acarreaba a su vida íntima.
Periódicamente se llevaron a cabo cuestionarios para medir la
satisfacción sexual de las participantes, evaluar la aparición de
efectos secundarios y establecer un perfil de seguridad en el tiempo.
«El parche de testosterona de 300 microgramos mejora
significativamente la función sexual y reduce su frustración en mujeres
posmenopáusicas que no recibían THS; el incremento en la frecuencia de
los episodios sexuales satisfactorios fue modesto pero clínicamente
significativo», concluyen los autores del seguimiento.
Aún así, advierten de que las investigaciones han de prolongarse
para esclarecer la aparición de posibles efectos secundarios severos,
tales como el cáncer de mama u otro tipo de tumores ginecológicos en
los que median las hormonas (el de endometrio, por ejemplo).
Hasta la fecha, los trabajos que el fabricante ha llevado a cabo
después de la comercialización del parche (en nuestro país se puso a la
venta en febrero de este mismo año) no evidencian que el apósito pueda
tener relación con esta patología, pero en cualquier caso, este tipo de
terapia debe vigilarse de cerca.
«Este trabajo supone un avance notorio porque, en primer lugar, se
corrobora el papel fundamental de la testosterona en el deseo sexual
femenino; algo que se sabe hace tiempo, pero que es conveniente
recordar. Además, la investigación revela la utilidad de esta hormona
por sí sola, sin necesidad de administrar estrógenos», resume el
profesor Santiago Palacios, director del Instituto Palacios de Salud y
Medicina de la Mujer (Madrid).
No obstante, éste y otros especialistas consultados por SALUD han
querido hacer un llamamiento a la cautela a la hora de interpretar
estos resultados.
«Igual que Viagra no es la panacea para los varones con problemas
sexuales, Intrinsa no lo es tampoco para las mujeres en una situación
similar», recalca Palacios.
«Estudios como el que recoge esta semana el 'New' 'England' nos
obligan a ocuparnos de un tema [la sexualidad femenina] sobre el que
siempre se ha pasado de puntillas y para el que, afortunadamente, se
disponen de cada vez más alternativas», explica el experto.
Y es que, la ciencia se ha esforzado en desarrollar productos que
palien las patologías sexuales del varón, pero quizá no ha puesto el
mismo empeño en hacer lo propio con las féminas, que siempre han
quedado relegadas a un segundo plano en este área.
Siempre se ha sostenido que la sexualidad de la mujer es mucho más
compleja que la del varón, muy centrada en la erección y en la
penetración, y que es precisamente este componente emocional lo que
limita notablemente el desarrollo de fármacos que pueden eliminar las
barreras puramente mecánicas del sexo, pero no su parte sentimental.
«Es completamente cierto, pero el argumento de la mayor complejidad
de la sexualidad femenina no se puede esgrimir como excusa para no
investigar e intentar ofrecer soluciones a un problema real»,
reivindica Palacios.
Por este motivo, Mariano Roselló, director del Centro de Urología,
Andrología y Sexología (CUASBA, con sedes en Madrid y Palma de
Mallorca) hace hincapié en la necesidad de prestar más atención a la
mujer que acude a la consulta quejándose de falta de interés en el sexo.
«Si se hace un diagnóstico certero se podrá discriminar si tiene un
problema físico o si subyacen conflictos de pareja, depresiones,
cuadros de ansiedad... que son muy frecuentes en la menopausia; en
consecuencia se podrá ofrecer una terapia más ajustada a sus
necesidades», explica este especialista, que no desdeña, al igual que
sus colegas, el efecto placebo que puede ejercer este parche en las
pacientes desmotivadas. «Viagra tiene un gran poder de sugestión y el
parche de testosterona también, por eso se dan dosis muy pequeñas y
durante el tiempo estrictamente necesario», explica el facultativo.
BUEN COMPLEMENTO
«Este producto no es el patrón oro para el tratamiento del deseo
sexual hipoactivo, pero no hay que negarle su gran valor; no se puede
obviar el hecho de que los andrógenos femeninos caen un 50% después de
la menopausia y eso tiene una repercusión orgánica innegable», ha
destacado Francisco Cabello, director del Instituto Andaluz de
Sexología y Psicología (AISM).
Este especialista está convencido de que Intrisa es, en cualquier
caso, un excelente complemento para hacer que la vida sexual, que hay
que mantener saludable desde diferentes puntos de vista, sea
satisfactoria en el climaterio.
«Las mujeres que gozaron de una sexualidad buena antes de esta etapa
pueden notar cambios desfavorables en este sentido, pero seguramente
los superarán; las que tuvieron una vida íntima mala, tienen todas las
papeletas para que ésta sea pésima a partir de ese momento; hay que
romper con todo ello», apostilla el psicólogo, que insiste en que el
problema fundamental que tienen las mujeres menopáusicas con respecto
al sexo se derivan, fundamentalmente, de conflictos de pareja.
«El 25% de la vida de una fémina transcurre en el climaterio; hay
que transmitir la idea de que cuando llega este momento no se acaba el
disfrute sexual; sino que empieza un nuevo periodo que puede ser,
incluso, más satisfactorio que el anterior si se trabaja para ello,
claro», anima el especialista.
En este caso, ¿Cuáles son las claves para adaptarse a estos cambios
y evitar que la vida sexual sea una ruina una vez concluido el plazo
fértil de la mujer?
Para empezar, es necesario acometer una labor de 'rehabilitación' de
los órganos genitales. El descenso en la producción de estrógenos
repercute negativamente en la lubricación durante el acto sexual, en la
capacidad de excitación y en la elasticidad de los tejidos.
De esta forma, los contactos sexuales empiezan a ser más un suplicio
que un placer, lo que acaba en una falta de interés y en un rechazo
frontal al sexo de consecuencias nefastas, tanto para la mujer como
para su pareja.
Para mantener la maquinaria en perfecto estado de revista es
necesario usarla; bien en compañía, bien en solitario. «La
autoestimulación mejora la vascularidad y la lubricación de la zona
genital; de manera que las relaciones sexuales son mucho más
placenteras», resume Cabello.
En este sentido, el especialista andaluz destaca que los juguetes
sexuales y los vibradores se están convirtiendo en unos grandes aliados
de las pacientes aquejadas de los síntomas típicos de la menopausia.
«Los propios terapeutas nos autocensurábamos a la hora de recomendar
estos artilugios a señoras de cierta edad, pero la práctica clínica nos
ha enseñado que las pacientes acogen este tipo de medidas de una manera
mucho más natural de lo que cabría pensar; en primer lugar, porque a lo
bueno se acostumbra uno rápido y luego porque si se trata de un consejo
del especialista...», afirma Cabello que además, argumenta que, una vez
que la mujer detecta que hay un problema de salud, y la sexualidad lo
es, suele buscar ayuda en mayor medida que el varón, además de estar
mucho más motivada para cumplir con el tratamiento que se le aconseje
en la consulta.
Anécdotas aparte, todos los especialistas coinciden en señalar la
necesidad de seguir investigando con el fin de ofrecer un abanico cada
vez más amplio de posibilidades para que la mujer goce de una
sexualidad «que puede ser incluso más placentera que la anterior al
climaterio», apostilla el director del AISM.
Asimismo, abogan por la personalización de las terapias. «Intrinsa
no constituye una solución absoluta, pero tampoco se pretende; en
medicina nada lo es, lo que importa es afrontar los problemas desde
cuantos más frentes mejor», concluye Santiago Palacios.
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Otras herramientas útiles para un tratamiento integral |
La caída hormonal que sucede al climaterio trae
consigo una serie de cambios en el tejido vaginal que no favorecen las
relaciones sexuales satisfactorias. El pH (el grado de acidez) de la
mucosa de esta zona se altera y ésta se reseca, convirtiendo el coito
en un trance doloroso. Desde hace años, se vienen aplicado dosis, bien
sistémicas, bien locales de estradiol, una hormona que, como tal,
conviene manejar con cuidado. Pues bien, un estudio publicado en el
último Obstetrics and Gynecology concluye que sólo 10 microgramos de
estradiol (en lugar de los 25 que se venían empleando habitualmente),
aplicados en forma de supositorio vaginal, son suficientes para lograr
mejoras considerables en este tejido sin efectos secundarios
desagradables a cambio. «La terapia consiste en insertar una tableta
diaria durante 14 días. A partir de entonces se puede aplicar un sólo
comprimido dos veces por semana», han explicado los autore. Ah! y es
aconsejable dejar de fumar. En la mujer, el tabaco dificulta la
lubricación, retarda el orgasmo y altera el olfato, inductor esencial
la excitabilidad femenina.
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Sexualidad y menopausia |
Regularidad. La frecuencia de las
relaciones íntimas es vital para mantener una vida sexual saludable. La
autoestimulación es una alternativa que se ha de barajar en este
periodo en el que desciende el nivel de hormonas.
Ser deseable. El climaterio no es el fin de la vida. Hay que
cuidarse, vestirse, maquillarse... para sentirse atractiva. Debe hacer
partícipe a su pareja de sus inquietudes en este aspecto.
Tiempo. Busque tiempo para encuentros íntimos (cenas románticas,
veladas en casa o fuera, escapadas de fin de semana...) en los que
desconectar de la vida cotidiana.
Sin prisas. Las caricias, los besos, las palabras, ver una
película o leer un relato erótico... también forman parte de una sesión
sexual satisfactoria. No apresure la penetración.
Innovación. Los vibradores y juguetes sexuales contribuyen a mejorar este aspecto en general, especialmente en la menopausia. |
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