Aunque en los últimos dos años nuestro país replanteó dos veces la
lucha contra el mal de Chagas, lo cierto es que esa enfermedad
transmitida principalmente por la vinchuca se mantiene fuera de
control. Así lo revelan estudios presentados ayer en la primera jornada
de un seminario que reúne a 500 expertos de la Argentina, Bolivia y
Paraguay.
"A casi cien años del descubrimiento de la enfermedad, estamos
perdiendo la batalla contra el Chagas porque no hemos podido
desterrarla hasta ahora ni tampoco controlarla", sentenció Sonia
Tarragona, directora de la Fundación Mundo Sano, que organiza la
reunión en la Academia Nacional de Medicina junto con la Organización
Panamericana de la Salud y la Universidad de Buenos Aires.
Según un informe de la fundación, que realiza intervenciones
educativas, de salud y de mejoramiento de la vivienda en las
comunidades más afectadas del país, en la Argentina hay dos millones de
personas con Chagas y la región del Gran Chaco concentra el 15% del
total de casos de América latina.
Esa región, de 31.400 kilómetros cuadrados y 300 comunidades,
también incluye a Brasil, que tiene un mejor pronóstico: hace dos años
certificó la interrupción de la transmisión vectorial del parásito Trypanosoma cruzi,
causante del mal. "Y mantiene su status porque hizo de la vigilancia
activa una política de Estado y, como tal, no se altera con los cambios
de gobierno ni autoridades locales. La Argentina no ha avanzado en
todos estos años como lo hizo Brasil", comentó el doctor Héctor Coto,
director ejecutivo de Mundo Sano.
En la Argentina, coincidieron los especialistas consultados, el
problema podría atribuirse básicamente a la falta de coordinación de
los esfuerzos y el uso de los recursos, las acciones "espasmódicas" y
la ausencia de un sistema de vigilancia para no retroceder en el
control de las vías de transmisión.
"La principal debilidad en la lucha contra la transmisión vectorial del T. cruzi
está dada por la imposibilidad de mantener los éxitos logrados, pero la
discontinuidad y la ciclotimia de las acciones durante todos estos años
hacen que el panorama se revierta enseguida -agregó Coto-. Vemos que
las acciones en las provincias son dispares, y en esto influye el
proceso de descentralización de la salud, ya que cada una tiene un
compromiso distinto, especial y paradójicamente las provincias más
afectadas."
La estrategia integral contra el T. cruzi no se limita a
rociar con insecticida las viviendas, sino que también intenta informar
a la población sobre cómo prevenir la enfermedad y mejorar la calidad
de la vivienda.
"Es un problema no resuelto desde hace 40 años -indicó en su
presentación el doctor Ricardo Gürtler, investigador del Conicet a
cargo de un programa en comunidades rurales de esa zona para evitar la
reinfestación-. Los índices de pobreza en el Gran Chaco superan
largamente el 50 por ciento."
Metas sin cumplir
Cuando el Ministerio de Salud replanteó, en 2006, el Programa Federal de Chagas prometió controlar las vías de transmisión del T. cruzi
y reducir a la mitad en un año la cantidad de provincias de riesgo. Eso
no ocurrió -siguen siendo 14 esas provincias- y el Programa necesitó de
una nueva puesta a punto a mediados de este año porque se registraron
reinfestaciones en zonas en las que se había logrado erradicar la
vinchuca de las viviendas.
"Cuando las acciones decaen o se suspenden aumenta la posibilidad de
reinfestación", señaló la doctora Cynthia Spillmann, coordinadora del
Programa Federal de Chagas, que no participó de la reunión. Y opinó:
"No creo que se esté perdiendo la batalla porque estamos tratando de
pelear para controlar esta endemia".
Para el doctor Juan Carlos Bossio, director de Epidemiología del
Ministerio de Salud, "en los últimos 40 años ha habido avances
importantes, pero se produjo un estancamiento en el progreso y hasta un
retroceso en áreas en las que se había logrado el control de la
transmisión vectorial". Ambos funcionarios coincidieron en que hay
problemas de monitoreo.
Lo cierto, insistió Tarragano, es que los resultados hasta ahora
"hay muchas acciones, pero los resultados no mejoran. Nos falta una
coordinación inteligente y estratégica".
Se estima que por cada caso notificado hay 20 sin diagnóstico. "A
pesar de todas las intervenciones, los avances no han tenido la
magnitud de otras regiones", opinó el doctor Janis Lazdins, miembro del
Programa de Investigación y Entrenamiento en Enfermedades Tropicales de
la OMS.
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