Un grupo de científicos, entre ellos un español, han desarrollado una teoría unificadora que explica cómo y por qué se mueven los seres vivos, lo que permitirá saber en cuántas semanas llegará a España un virus de la gripe situado en Australia o con qué probabilidad un lince de Doñana alcanzará Sierra Morena.
La revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias estadounidense (PNAS) publica una serie de artículos que establecen las bases de la ecología del movimiento, una nueva disciplina científica dentro de la biología.
El lince ibérico y sus movimientos durante la dispersión han servido como modelo para el desarrollo de la nueva teoría, cuyos resultados "son fundamentales para la conservación de esta especie", según ha informado hoy el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
El modelo, descrito tanto conceptual como matemática, empírica y metodológicamente, permite estudiar los patrones y mecanismos del movimiento de los organismos, así como sus causas y consecuencias.
Según el CSIC, la aplicación de este marco conceptual a diversos tipos de movimiento se analiza en varios artículos: búsquedas, forrajeo, dispersión y migración en diferentes especies, como mariposas, elefantes y linces.
El investigador del CSIC Eloy Revilla ha participado en el equipo internacional que ha elaborado este modelo y ha detallado que "el desarrollo de la ecología del movimiento permitirá poder predecir no sólo a dónde vamos, sino cómo y por qué nos movemos, cuestiones fundamentales en epidemiología y conservación de especies".
"Este modelo nos permitirá saber en cuántas semanas llegará a España un virus de la gripe encontrado en Australia, o con qué probabilidad un lince de Doñana alcanzará Sierra Morena", ha concluido este investigador.
La nueva teoría matemática modeliza los componentes básicos del movimiento: el objetivo interno del individuo que se mueve, relacionado con la eficacia biológica (supervivencia, reproducción); la capacidad de desplazamiento (por uno mismo o por otros organismos) y la capacidad de navegación o hasta qué punto el organismo puede decidir adónde se dirige.
Estos tres factores, descritos con funciones matemáticas en un modelo dinámico, se estudian en interacción con el medio ambiente.
Revilla también ha participado en la aplicación de este modelo a la población amenazada de lince ibérico.
En este sentido, ha afirmado que "los resultados de esta investigación son fundamentales para la conservación de esta especie, dado que muestran hasta qué punto es importante el movimiento de individuos entre subpoblaciones para mejorar la conectividad de las poblaciones locales y, por tanto, aumentar la probabilidad de supervivencia del lince".
"En el pasado, los esfuerzos para investigar el movimiento han sido eclécticos y desorganizados, sin una teoría unificadora", y enfocados "no al movimiento "per se", sino a su efecto sobre otros procesos, como la reproducción o la supervivencia", ha manifestado Revilla.
El conocimiento del movimiento como proceso es esencial para la comprensión de la biodiversidad y para poder actuar ante los actuales retos ambientales, como los efectos del calentamiento global, la pérdida y fragmentación de los hábitats naturales, las enfermedades infecciosas emergentes, las especies invasoras, las plagas agrícolas o la expansión de alérgenos.
Todos los organismos vivos, grandes o pequeños, marinos o terrestres, se mueven al menos una vez en su vida, incluso las plantas, cuando aún eran semillas.
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