Dos trabajos publicados en la revista 'The New England Journal of Medicine'
van a servir para aclarar las medidas terapéuticas que deben recibir
los pacientes con infección por el virus de la hepatitis B o de la
hepatitis C. Tenofovir, un antiviral que resulta
eficaz en la infección por VIH, es también positivo en el control de la
forma crónica de la hepatitis B. En cuanto a la terapia idónea para
aquellas personas con el virus C de la hepatitis, una investigación
señala que si no responden bien al inicio del tratamiento, es mejor
pararlo y no seguir intentándolo.
Se estima que en todo el mundo unos 400 millones de personas viven con una hepatitis B crónica.
Existen varios indicadores que señalan la presencia de la infección o
su grado. Por ejemplo, el antígeno de superficie, (HBsAg), indica que
la persona puede infectar a otros. También está el antígeno e (HBeAg).
Si el paciente es HBeAg positivo significa que el virus se está
replicando y que el afectado tiene altos niveles del virus en la
sangre. Otro factor que se suele tener en cuenta es el nivel de la
enzima alanina amino-transferasa. Si la persona presenta una
concentración elevada de esta enzima, o de los otros marcadores, la
enfermedad puede progresar y el pronóstico es peor.
En función de estos indicadores, y de la carga viral, así será el riesgo de cada paciente de desarrollar una complicación como la cirrosis o el cáncer de hígado.
La mayoría de los que presentan la forma crónica de la hepatitis B,
adquieren la infección en el nacimiento o durante los primeros años de
vida y un alto porcentaje de varones (en torno al 50%) y de mujeres
(14%) morirá por cualquiera de esas dos complicaciones.
A la hora de valorar la eficacia de un tratamiento, hay que tener en
cuenta que el fármaco, además de disminuir la carga viral, también
mejore los parámetros señalados. En los últimos años se han aprobado
varios medicamentos para este trastorno, el más reciente ha sido
tenofovir. Saber si es capaz de disminuir la carga viral hasta que
llegue a ser indetectable o controlar los indicadores de la evolución
ha sido el objetivo de dos estudios dirigidos por Patrick Marcellin,
del Hospital Beaujon de París.
Análisis
En los trabajos se comparó la eficacia de tenofovir frente a
adefovir dipovixil en dos tipos de pacientes, unos eran antígeno e
positivos (603) y otros negativos (846). Después de 48 semanas de
tratamiento, se comprobó que el primer fármaco fue más eficaz
a la hora de suprimir la carga viral en un mayor porcentaje de
participantes en comparación con adefovir (en el 93% frente al 63%, en
el grupo de pacientes antígeno e negativos, y 76% vs. 13%, en el de los
antígeno e positivos).
Otro de los aspectos en los que funcionó positivamente tenofovir fue
en aquellas personas que presentaban resistencias a la lamivudina, otro
antiviral. Precisamente, para los autores de un editorial que también
publica 'NEJM', los doctores Ching-Lung Lai y Man-Fung Yuen, del
departamento de Medicina de la Universidad de Hong Kong, "el nicho más
evidente de tenofovir está en el tratamiento de estos pacientes", ya
que este medicamento fue muy superior a adefovir en ellos.
Incluso podría pensarse, según afirman estos expertos, que tenofovir
podría ser el fármaco de primera elección para aquellos pacientes que
nunca han recibido tratamiento, para así reducir el riesgo de generar
resistencias. "Aunque [para confirmar esto] debemos esperar a nuevos
estudios para determinar las resistencias que se forman a largo plazo
con tenofovir [...] No obstante, es de esperar que la tasa de
resistencia sea menor [que las de adefovir] porque es mucho mayor su
eficacia en la supresión viral".
Hepatitis C resistente
Otro trabajo, publicado también en 'NEJM', responde a una de las
preguntas que se hacen los especialistas cuando deben tratar a
pacientes con hepatitis C resistente a los fármacos. ¿Qué hacer con
ellos?
Aproximadamente la mitad de las personas con hepatis C crónica se recupera por completo
después de recibir un tratamiento inicial de peginterferón y ribavirina
durante al menos seis meses a un año. Sin embargo, el resto, conocidos
como no respondedores, pueden mejorar pero el virus no se elimina.
Un gran número de especialistas ha asumido que dar una baja dosis de
peginterferon como tratamiento de mantenimiento para estos pacientes es
la mejor opción. "Sin embargo, no se ha demostrado si funciona",
explica Adrian Di Bisceglie, jefe de hepatología y codirector del
Centro Hepático de la Universidad de Saint Louis y principal
investigador de este estudio.
Para analizar, qué ocurre si se continúa suministrando el
tratamiento a pesar de no tener un efecto positivo sobre la carga viral
o qué pasa si se deja de administrar, los investigadores evaluaron a
1.050 pacientes durante cuatro años. La mitad de ellos recibieron una
baja dosis de peginterferon y el resto formó el grupo control.
Después de ese tiempo, compararon el estado de cada uno de los sujetos y comprobaron que mantener la terapia no frena la enfermedad hepática.
De hecho, en el 30% de los pacientes de cada grupo había progresado su
insuficiencia hepática, había desarrollado un cáncer o había muerto.
"La lección que hemos aprendido es que una vez que la hepatitis C
crónica pasa a fibrosis avanzada, los pacientes pueden deteriorarse
rápidamente", señala Bisceglie. La práctica asumida de mantener la
terapia "debería abandonarse en base a los resultados de este estudio.
No es razonable usar esta terapia de mantenimiento", concluye este
investigador.
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