En 2005, un entrenador de capoeira de Bogotá tuvo un golpe leve en el
muslo. Aunque parecía algo sin importancia, en 24 horas la lesión se
convirtió en una infección de la piel llamada fascitis necrotizante,
que se come los tejidos. Carlos Álvarez, el infectólogo que lo atendió,
recuerda que el paciente fue internado en la unidad de cuidados
intensivos en donde le quitaron la piel de los genitales, las piernas,
los glúteos y la espalda para salvarle la vida. Se recuperó, pero debió
someterse a injertos de piel. La causante de tanta destrucción en un
joven sano de 19 años fue una bacteria llamada staphylococcus aureus o
estafilococo dorado, la más común de las llamadas superbacterias.
Todas las personas la tienen en la piel, donde habita generalmente en
la nariz, las axilas y el perineo. El problema es que mutan
permanentemente, por lo que han logrado una increíble capacidad de
adaptación y resistencia.
"Esto es Darwin en su máxima
expresión. La capacidad que tienen para adquirir genes las hacen unas
grandes sobrevivientes" dice César Arias, infectólogo de la Universidad
de Texas y quien ha estado al frente de las investigaciones en
Colombia. Existen otras bacterias que han creado resistencia, pero por
su virulencia y facilidad de transmisión, el estafilococo dorado es la
que causa más preocupación.
Con el caso de 2005 y otro ocurrido
meses después, también en Bogotá, se oficializó la presencia de esta
superbacteria en el país. En Colombia aún faltan investigaciones más
profundas para conocer el número real de casos, pero una pista de que
está bastante extendida es que la han encontrado siempre que la han
buscado. Un equipo de científicos que trabaja en una red nacional de
resistencia antibiótica encontró casos similares en Villavicencio,
Cali, Cartagena, Bucaramanga e Ibagué, entre otros.
En
Cartagena, por ejemplo, el infectólogo Wilfrido Coronell, del Hospital
Bocagrande, dice que vio el primer caso en diciembre de 2007. "Era un
niño de 18 meses que tuvo infecciones en piel y tejidos blandos. Tuvo
abscesos y después presentó una neumonía necrotizante y meningitis". El
pequeño no murió, pero terminó con graves secuelas neurológicas y hoy
se encuentra en estado vegetativo. Según Coronell, hasta el momento ha
tenido 14 casos de niños infectados, dos de los cuales murieron en
menos de 36 horas. La semana pasada un niño de 8 años estaba
hospitalizado por esta causa. "Este paciente ingresó con fiebre y
lesiones en la piel. Presentaba dolor e inflamación en la rodilla
izquierda sin haber tenido un trauma previo", dice Coronell.
Encontraron la bacteria en su sangre y al cierre de esta edición,
después de tres operaciones, continuaba en la unidad de cuidados
intensivos con pronóstico reservado.
En Cali, Ernesto Martínez,
presidente de la Asociación Colombiana de Infectología, asegura que la
situación es frecuente tanto en niños como en adultos y sostiene que en
los últimos tres años se le ha muerto por lo menos una docena de
pacientes por esta causa. "Y no eran ancianos ni diabéticos, sino gente
joven y sana". Por eso es enfático en decir que en el país "no estamos
hablando de casos aislados, sino de un problema epidemiológico
importante. Se necesita hacer investigación para saber qué factores
contribuyen en Colombia a diseminarla".
Lo que más intriga a los
expertos es que acá está atacando el mismo clon que desde 1997 causa
estragos en Estados Unidos y que se conoce como USA300. Se cree que
puede deberse a la relación que sostienen los dos países, en la que hay
un gran número de emigrantes y contingentes militares yendo y viniendo,
pero todavía no se tiene certeza. El doctor Arias, quien hace unas
semanas publicó un artículo sobre el caso colombiano en la prestigiosa
revista New England Journal of Medicine, sostiene que "una infección
que antes era fácil de tratar, ahora es muy difícil y los pacientes se
están muriendo frente a nosotros".
En los hospitales el fenómeno
de la resistencia bacteriana se empezó a ver desde los años 60, pero en
la última década la situación ha cambiado. "Generalmente las bacterias
que una persona adquiere en el hospital están, por decirlo de algún
modo, 'toreadas' porque aparecen en pacientes a los que se les dan
muchos antibióticos. Por eso allí es donde más resistencia antibiótica
se ve. Pero desde hace algunos años esta bacteria comenzó a propagarse
dentro de la comunidad", explica Arias. Hasta ahora no se sabe muy bien
cómo están pasando de una persona a otra, pero sí se sabe que una causa
de la mutación es usar mal los antibióticos. En muchas partes su venta
es libre, la gente se automedica y no sigue el tratamiento al pie de la
letra.
En Estados Unidos, la historia de la USA300, cepa
resistente a la meticilina (conocida en Colombia como resistente a la
Oxacilina), empezó a finales de la década de los 90. De 1997 a 1999
cuatro niños murieron en Minnessota y Dakota del Norte y después se
reportaron casos en todo el país. Siguieron militares, niños de
colegio, jugadores de fútbol americano, damnificados del huracán
Katrina y básicamente cualquier persona. En 2006, el centro para el
control y la prevención de enfermedades de ese país calculó en 19.000
las muertes causadas por esta bacteria y en 105.000 las infecciones.
Todo
puede comenzar con un pequeño punto en la piel, similar a una picadura,
que cada vez se va haciendo más rojo. Después el paciente sufre de
fiebre y en menos de 20 horas desarrolla una infección severa. Empieza
a toser (sangre en ocasiones), se le dificulta respirar, termina con
una neumonía y en los peores casos necrosis en los pulmones y la piel.
También puede aparecer como forúnculos muy contagiosos, similares a
barros infectados, en varias partes del cuerpo. La infección puede
pasar a los huesos y las articulaciones y lo más grave es cuando el
microorganismo se infiltra en la sangre. Una vez allí, puede alojarse
en cualquier parte del cuerpo. Esos son los cuadros que se repiten
tanto en Estados Unidos como en Colombia.
Lo peor es que la
batalla se está perdiendo. Las farmacéuticas se demoran entre cinco y
nueve años para sacar nuevos antibióticos y en Estados Unidos, las
regulaciones de la Food and Drugs Administration (FDA) son tan
complejas, que muchas han abandonado la investigación en esa área. Pero
tener la infección no significa que la persona se va a morir
irremediablemente, ya que cada organismo responde de manera diferente y
un diagnóstico temprano puede salvar vidas. Por eso, el mensaje para la
comunidad médica es que se informe de los síntomas y sospeche de
cualquier infección severa en la piel o los tejidos blandos acompañada
de neumonía.
Cuando un médico responde como César Arias, que
lo primero que se debe hacer es "rezar mucho", muestra lo grave que es
la situación. Por el momento, las recomendaciones son usar
adecuadamente los antibióticos y lavarse las manos constantemente para
que esta "bola de nieve", como la llama Coronell, no siga creciendo.
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