El consumo elevado de azúcar da lugar a adicción, según un estudio realizado en ratas por investigadores de la Universidad de Princeton en Estados Unidos. El trabajo, que muestra conductas de búsqueda ansiosa y recaídas en el consumo de azúcar, se ha hecho público durante la reunión anual del Colegio Americano de Neuropsicofarmacología en Arizona. Los investigadores han mostrado en trabajos anteriores un patrón de conducta de consumo en aumento y los signos de la abstinencia tras dejar de tomar azúcar.
Según explica Bart Hoebel, director del
estudio, "los atracones de azúcar son una forma de adicción, deben
existir efectos a largo plazo en el cerebro de los adictos al azúcar.
La búsqueda y la recaída son componentes críticos de la adicción y
hemos demostrado de diferentes formas estas conductas en ratas que se
consumen azúcar en exceso". Los investigadores informan de
profundos cambios de comportamiento en ratas que han sido entrenadas
experimentalmente para convertirse en dependientes a dosis elevadas de
azúcar. "Tenemos el primer conjunto de estudios integrales que
muestran una sugestión fuerte de la adicción al azúcar en ratas y un
mecanismo que podría subyacer a ella", señala Hoebel. Los
descubrimientos podrían tener implicaciones futuras en el tratamiento
de humanos con trastornos de la alimentación. Cuando se privaba a
estas ratas entrenadas del azúcar durante un periodo prolongado
realizaban mayores esfuerzos para conseguirla cuando se les
proporcionaba de nuevo en su entorno. Los animales consumían más azúcar
de una vez de lo que habían hecho antes, lo que sugiere conductas de
búsqueda y recaída. Su motivación por el azúcar había crecido. Después
de que se les retirara el azúcar, las ratas tomaban más alcohol de lo
normal, mostrando así que el consumo excesivo de azúcar había forzado
cambios en el funcionamiento cerebral. Estas funciones servían como
puertas de acceso a otros mecanismos de conducta destructiva como un
mayor consumo de alcohol. Además, cuando recibían una dosis de
anfetaminas mínima que antes no les hubiera afectado, los animales se
volvían hiperactivos. Esta mayor sensibilidad es un efecto a largo
plazo que puede ser un componente de la adicción, apunta Hoebel. DOPAMINA Y ADICCIÓN Los
investigadores también descubrieron que cuando las ratas toman una
bebida azucarada en una región de su cerebro, denominada núcleo
acumbens, se libera dopamina. Se cree que este mecanismo de
señalización cerebral desencadena la motivación y, al producirse de
forma repetida, la adicción. Según los autores, después de un mes
estas ratas 'adictas' con niveles mayores de dopamina tenían menos
receptores dopaminérgicos de un tipo y más receptores opioides. Estos
sistemas de dopamina y opioide participan en la motivación y la
recompensa, sistemas que controlan el deseo y el placer por algo.
Cambios similares se observan también en el cerebro de ratas adictas a
la cocaína y la heroína. Los investigadores también han podido
provocar signos de abstinencia en los animales al eliminarles la
administración de azúcar. Los niveles de dopamina del cerebro de las
ratas bajaban y como resultado mostraban ansiedad como signo de
abstinencia. Según concluye Hoebel, "parece posible que las
adaptaciones cerebrales y los signos de conducta vistos en las ratas
puedan suceder en algunos individuos con trastornos alimentarios de
bulimia. Nuestro trabajo proporciona vínculos entre los trastornos del
uso de sustancias como la adicción a las drogas y el desarrollo de
deseos anormales por sustancias naturales. Estos datos podrían
ayudarnos a diseñar nuevas vías de diagnóstico y tratamiento de las
adicciones en personas".
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