Modales: Sobre la medicina basada en la etiqueta y la buena educación. |
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JANO.es (por Gonzalo Casino)
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Thursday, 18 de December de 2008 |
Muchas de las quejas de los pacientes sobre sus médicos no tienen
que ver con su competencia profesional. Ni siquiera se refieren a su
falta de compasión o de sintonía emocional. Aunque la formación de los
médicos cada vez pone más énfasis en la empatía, no es fácil modificar
la “humanidad” de un médico, su forma de ser, su mayor o menor
facilidad para sintonizar con otras personas.
De lo que se quejan
muchos enfermos es de algo mucho más básico y aparentemente banal como
son los modales de sus médicos: “no se ha dignado mirarme a los ojos”,
“no sabía con quién estaba hablando porque ni siquiera me ha dicho su
nombre”, “ni una sonrisa”, “no ha apartado los ojos del ordenador”… La
alusión a la buena educación puede parecer algo anacrónico cuando no
secundario en el escenario de la relación médico-paciente, donde se
tratan temas mucho más serios. Pero si en cualquier otra profesión
relacionada con la atención al público se cuidan los modales, ¿por qué
no habrían de cuidarse también en la consulta médica? ¿acaso no es
importante aquí la satisfacción del usuario? ¿no podría esto influir
incluso en su bienestar y salud?
Michael W. Kahn, psiquiatra del Beth Israel Deaconess Medical Center y de la Harvard University, en un artículo publicado en The New England Journal of Medicine
el 8 de mayo de este año, ha acuñado el término “medicina basada en la
etiqueta” para llamar la atención sobre la importancia de los buenos
modales en los médicos. A su juicio, esta faceta está muy descuidada y
precisa mayor dedicación, porque está en juego la satisfacción del
paciente y además es un problema sencillo de resolver. Lo que él
propone es elaborar listas de comprobación para introducirlas en la
práctica cotidiana. Por ejemplo, cuando un médico visita por primera
vez a un paciente hospitalizado debería tener presente estos seis
puntos: 1) Pedir permiso para entrar en la habitación y esperar una
respuesta. 2) Presentarse y mostrar su identificación. 3) Dar la mano
(con guantes, si es necesario). 4) Sentarse y sonreír si es pertinente.
5) Explicar su función dentro del equipo médico. 6) Preguntar al
paciente cómo se siente por estar hospitalizado. Esta lista podría
variar en función de las diferentes situación asistenciales, pero en
cualquier caso se trataría de una herramienta clara, sencilla y fácil
de enseñar y de evaluar.
Da la impresión de que la cortesía es más importante cuando los
usuarios de los servicios sanitarios son considerados como clientes,
como ocurre en la medicina privada, que cuando estos usuarios son sólo
pacientes que esperan ser atendidos en la sanidad pública. En cualquier
caso, está claro que la medicina no puede basarse sólo en la etiqueta y
que la medicina basada en la evidencia o incluso la medicina basada en
la afectividad son más importantes. A un médico ideal se le pueden
exigir muchas cualidades, desde formación científica a habilidades de
comunicación, pero hay sin duda algo básico para todos los que atienden
personas, ya sea un camarero o un médico: los buenos modales.
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