Un informe oficial alerta sobre el uso de psicofármacos en alumnos de
escuelas primarias. Es habitual que una conducta distinta observada
dentro de un colegio sea rotulada como trastorno de déficit de atención
con hiperactividad (TDA/H). Entonces, el señalamiento de un docente
puede poner a un chico inquieto en la puerta de un tratamiento
farmacológico.
Esa es una de las conclusiones que obtuvieron los investigadores del
Observatorio Argentino de Drogas (de la Sedronar) y el Instituto Gino
Germani (de la Universidad de Buenos Aires), que hicieron un trabajo
conjunto de campo en escuelas públicas y privadas de la Capital
Federal, Buenos Aires, Corrientes y Tierra del Fuego, además de
entrevistas a grupos de profesionales del área de la salud.
Según surge del estudio, las exigencias en el aula, tanto educativas
como sociales, aparecen como disparador para que los niños sean
medicados cada vez a menor edad.
"El objetivo fue explorar el proceso que lleva a la medicalización
de los niños. Cuando investigamos el uso de psicofármacos en adultos,
apareció esta problemática infantil, que tiene la escuela como foco",
explicó Cecilia Arizaga, investigadora del Observatorio Argentino de
Drogas.
El informe establece un ciclo que empieza con el docente frente a un
chico que, a su criterio, no cumple los patrones de conducta normales
de sus compañeros. Entonces las autoridades del establecimiento
educativo convocan a los padres, explican la situación y, en muchos
casos, sugieren la asistencia de un profesional médico.
"La medicalización aparece como una respuesta rápida y las consultas
son cada vez a edad más temprana", dijo Flavia Torricelli, que fue la
investigadora principal del Instituto Gino Germani, ocupada de
entrevistas con pediatras, psiquiatras infanto-juveniles y neurólogos.
El TDA/H (o ADD, Attention Deficit Disorder , en su
mención en inglés) es explicado como una perturbación en el campo de la
atención y en el control de los impulsos, desarrollado especialmente en
el ámbito familiar y educativo, por ser los lugares regidos por
determinadas pautas de conducta, por rutinas obligatorias a las que se
espera que se adapten los chicos.
Pero, por cuestiones propias de la edad, los niños exhiben
personalidades inquietas y eso, muchas veces, los vuelve blanco de ser
caratulados como "chicos ADD".
"Se vio en el estudio -agregó Arizaga- que hay un corte
socioeconómico, porque en los colegios de mayores recursos es donde más
se buscan respuestas farmacológicas a posibles trastornos de
concentración, en especial los asociados con la hiperactividad,
mientras que en sectores más humildes la escuela relaciona los casos
con un contexto social de exclusión y no se derivan al tratamiento
médico."
También en las consultas a profesionales de la salud se descubren
diferentes posiciones según la capacidad económica familiar. "En el
ámbito público se hacen pocas consultas", comentó Silvia Faraone,
directora del equipo del Instituto Gino Germani. Y agregó: "Preocupa
que la medicalización de los chicos esté girando a otros trastornos,
surgen otros cuadros en los que el psicofármaco es usado para regular
la vida del niño".
Al límite, desde pequeños
La competencia social y la necesidad de éxito atrapó a los niños
en una tenaza compuesta por la presión de los padres y de las escuelas,
especialmente aquellas tradicionales que apuntan al alto rendimiento.
Así fue determinado por quienes trabajaron durante dos años en este
informe sobre medicación a menores.
"En un colegio de los entrevistados se admitió tener por costumbre
derivar chicos directamente [por carta del establecimiento y en forma
de urgente] a un neurólogo de su confianza. Sin embargo, en la mayoría
de los casos las docentes y las psicopedagogas aclararon que, en la
entrevista con los padres, se sugiere qué tipo de profesional ver y no
derivarlos a uno determinado. Todos los entrevistados coinciden en que,
en ningún caso, la escuela puede diagnosticar, aunque, de hecho,
presupongan un diagnóstico de ADD y actúen en consecuencia", se señala
en el documento.
Exhibe como hecho negativo la posible estigmatización de los chicos
señalados desde el aula por su falta de interés o por su
hiperactividad. En los grupos de opinión que se formaron con docentes
fueron expuestos casos de niños muy pequeños que se hacen bromas sobre
si tomaron "la pastillita". Aparecen más las menciones en los momentos
clave de un año escolar, cuando algún examen puede determinar el pase
de grado.
"Existe entre los docentes y los grupos de profesionales
entrevistados una percepción de que la medicación está ligada con la
jornada escolar: se consume antes de ir al colegio, se modifican las
dosis si hay un examen o situaciones complejas, se vuelve a tomar al
mediodía si es doble escolaridad, se deja de tomar en los momentos no
escolares", se explica en el informe al que accedió LA NACION.
Algunos datos de venta de psicofármacos relacionados con la atención
de trastornos de concentración revelan que el consumo puede crecer en
los próximos años. Las drogas utilizadas en los medicamentos son
metilfenidato y atomoxetina, que sólo se venden bajo receta especial
archivada. Y la comercialización tiene un claro enfoque estacional. El
período de mayor compra de esos productos coincide con el calendario
escolar, según los datos que la Confederación Farmacéutica Argentina
aportó al estudio.
Los picos de compra llegan en los momentos de exámenes escolares,
mientras que, en las vacaciones -tanto de verano como de invierno- baja
considerablemente la comercialización de los 26 medicamentos (en sus
nombres de fantasía) que tratan el ADD.
También quedó establecido que, según los docentes, hay en estos
casos responsabilidades de los padres, que transfieren a los hijos su
ansiedad por un triunfo escolar que permita mantener la carrera por el
ascenso social.
Así, los chicos parecen tener cada vez menos tiempo para jugar y ser simplemente chicos, a veces, traviesos.
Testimonios en el informe
"Hay como diagnósticos de moda y los padres a veces buscan que les
digan que el chico tiene ADD para medicarlo, porque sienten eso como
solución"
Grupo de docentes, escuela privada de alta exigencia y nivel economico medio alto, zona oeste del conurbano
"El niño con ADD es un problema que los docentes no se lo bancan y
los padres tienden a querer medicación. El diagnóstico ya les da
tranquilidad"
Pediatra, sector privado, de la Capital
"El primero que tira la piedra es el docente, en la escuela, cuando
dice que ese chico es inquieto, que no lo pueden manejar, que debe ser
derivado a consulta"
Neurólogo, sector privado, de la Capital
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