Así lo asegura, al menos, una investigación realizada en Holanda en la que participaron más de 400 mujeres. Según sus conclusiones, los niveles de ansiedad y depresión previos al tratamiento de fertilidad y durante el mismo no predicen ni el éxito de la fecundación ni las probabilidades de que la paciente abandone la terapia, en contra de lo que algunos trabajos habían sugerido.
Ver cómo pasan los meses, incluso años, tratando de concebir sin
éxito es una situación que, sin duda, puede generar ansiedad o deprimir
a las mujeres. La perspectiva de tener que someterse a un tratamiento
para salvar esta infertilidad supone una presión añadida para las
féminas y sus parejas. Por si fuera poco, este tipo de procedimientos también pueden ser estresantes. Estas tres posibles fuentes de ansiedad son las que evaluaron los autores de este estudio, publicado en la revista 'Human Reproduction'.
Reclutaron a 783 mujeres que habían acudido a siete clínicas
holandesas para someterse a una fecundación 'in vitro' clásica (FIV) o
a una inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI). De
ellas, 421 completaron los dos cuestionarios necesarios, uno realizado
después de recibir información sobre el tratamiento y las instrucciones
acerca de la auto-inyección de hormonas (uno de los pasos necesarios) y
otro al que respondieron un día antes de la extracción de óvulos.
"Los niveles de ansiedad y depresión previos y durante el tratamiento [...] no eran diferentes
entre aquellas mujeres que lograron un embarazo y las que no", apuntan
los autores. Tampoco la ansiedad provocada por la terapia en sí misma
-medida como la diferencia de puntuación entre el segundo y el primer
cuestionario- era distinta en unas y otras.
Estas variables tampoco tenían ningún efecto aparente sobre las tasas de abandono o de éxito
de las fecundaciones. Lo único que predecía que las mujeres dejaran el
tratamiento era la duración de su periodo de infertilidad, así como la
edad avanzada se relacionaba con una tasa de éxito menor, tal y como
han comprobado numerosas investigaciones.
Literatura contradictoria
Numerosos estudios se han centrado en el efecto que el estrés puede
tener sobre la fertilidad de las mujeres y, también, sobre la
reproducción asistida. Sin embargo, los resultados son contradictorios.
Algunos señalan que relajar a las pacientes aumenta las posibilidades
de embarazo mediante las FIV o ICSI mientras que otros, como el que
publica el último número de 'Human Reproduction' aseguran que ambos fenómenos no están relacionados.
Bea Litsen, del departamento de obstetricia y ginecología de la
Universidad Radboud (Holanda) y directora de este estudio asegura que
sus resultados son relevantes aunque, añade que, dada la complejidad
del tema analizado, deberían realizarse más investigaciones que
profundicen en estos y otros factores que afectan a la fertilidad de
las parejas.
Lo que sí parece estar demostrado es que el estrés es un factor que provoca infertilidad.
En las mujeres, vivir bajo constante presión afecta a la regularidad de
los ciclos y puede provocar amenorrea (falta de menstruación) y en los
varones altera los niveles y la calidad del esperma. Además, el estrés
provoca cambios en la vida diaria (consumo de tabaco y café, ausencia
de actividad física, etc.) que también influyen en la salud
reproductiva.
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