Un estudio halla que perder el ocho por ciento del peso corporal reduce casi a la mitad la cantidad de episodios.
Un estudio reciente sugiere que si usted es una de las millones de
mujeres que sufre de incontinencia urinaria, perder peso quizá alivie
los síntomas. Publicado en la edición del 29 de enero de la revista New England Journal of Medicine,
el estudio halló que cuando las mujeres perdían cerca del ocho por
ciento del peso corporal, en promedio 7.7 kg (17 lb) en este grupo de
edad, la frecuencia de los episodios de incontinencia se redujo en casi
la mitad. "El peso es uno de los mayores factores de riesgo para
desarrollar incontinencia y para su empeoramiento", según la Dra.
Leslee Subak, autora del estudio y profesora asociada de los
departamentos de obstetricia, ginecología, ciencias de la reproducción,
urología, epidemiología y bioestadística de la Universidad de
California en San Francisco. Más de 13 millones de mujeres
estadounidenses tienen problemas de incontinencia urinaria, según la
información de fondo del estudio. Los estudios de observación han
hallado una relación entre el peso adicional y la incontinencia,
mientras que otras investigaciones han sugerido que perder peso podría
ser beneficioso para aliviar los síntomas de la incontinencia. Para
confirmar estos hallazgos, Subak y sus colegas reclutaron a 338 mujeres
de Rhode Island y Alabama. Las mujeres debían tener al menos treinta
años y su índice de masa corporal (IMC) debía estar entre 25 y 50.
Según los Institutos Nacionales de Salud, un IMC superior a 25 se
considera exceso de peso y obesidad si es mayor que 30. Las mujeres
experimentaron al menos diez episodios de incontinencia en un período
de siete días. Las dos terceras partes de las mujeres se
asignaron aleatoriamente al grupo de intervención, que incluía, dieta,
ejercicio y modificación del comportamiento, mientras que el tercio
restante (el grupo de control) recibieron cuatro sesiones educativas
sobre pérdida de peso, alimentación saludable y actividad física. Las
mujeres recibieron un cuadernillo de autoayuda con consejos para
mejorar la incontinencia urinaria. El grupo de intervención se
reunió durante una hora cada semana durante seis meses y se asignó a un
protocolo estructurado que incluía dieta y ejercicio, diseñado para
ayudarles a perder entre 7 y 9 por ciento del peso con el que
comenzaron. En promedio, el grupo de intervención perdió el 8
por ciento de su peso corporal, alrededor de 7.7 kg (17 lb). El grupo
de control perdió el 1.6 por ciento de su peso corporal, un poco más de
de 1.4 kg (3 lb) cada una. Luego de seis meses, la cantidad
semanal de episodios de incontinencia se redujo en 47 por ciento para
las del grupo de intervención, en comparación con 28 por ciento en el
grupo de control. El grupo de intervención también informó sobre menos
episodios de incontinencia por esfuerzo (la que tiene lugar por la
presión adicional de reír, toser o estornudar). El grupo no vio mejoras
en la incontinencia por urgencia, es decir la necesidad repentina de
orinar. "La presión reducida por la pérdida de peso causa una reducción de la presión sobre la vejiga", explicó Subak. Aseguró
que estos hallazgos confirman que la pérdida de peso se puede
considerar tratamiento de primera línea para las mujeres incontinentes. "El
peso que cargamos afecta nuestro cuerpo de tantas maneras", señaló la
Dra. Janet Tomezko, jefa de la sección de uroginecología del Hospital
conmemorativo Northwestern de Chicago. "Además, entre mayor sea el
exceso de peso, más habrá que perder para lograr efectos, pero se
puede. No es fácil, pero me parece que vamos a ver cada vez más
programas que abordan la pérdida de peso, el ejercicio y la salud
pélvica". Más información Para más información sobre la incontinencia en las mujeres, diríjase al Instituto Nacional sobre la Diabetes y las Enfermedades Renales y Digestivas de EE. UU.
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