Científicos españoles descubren que las bacterias activan, por “control remoto”, virus que son letal |
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El Médico Interactivo
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martes, 03 de febrero de 2009 |
El descubrimiento, liderado por un equipo mixto de investigadores de la Universidad CEU Cardenal Herrera y del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias, podría abrir las puertas a nuevas terapias para las infecciones bacterianas.
Un equipo de científicos, bajo la dirección del
profesor de la Universidad CEU Cardenal Herrera e investigador del
Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias, José R. Penadés, ha
descubierto que algunas especies de bacterias atacan a otras
induciendo, por “control remoto”, la activación de virus que son
capaces de destruirlas. Se trata de un mecanismo desconocido hasta
ahora que podría abrir las puertas a nuevos tipos de terapias para
curar infecciones bacterianas. El descubrimiento ha sido publicado en
Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
Algunas especies de bacterias acaban con las bacterias enemigas
produciendo agua oxigenada. Un caso claro de este tipo de ataques entre
bacterias es el que sucede en el interior de nuestro cuerpo cuando
tiene lugar una infección en la nasofaringe, la cavidad que hay entre
la nariz y el paladar. Las bacterias Staphylococcus aureus que ocupan
normalmente el interior de la nariz son atacadas por los estreptococos
Streptococcus pneumoniae utilizando este mecanismo, de manera que se
desarrolla la infección.
El modo en que se produce este ataque ha resultado un auténtico
misterio para los científicos: el agua oxigenada (peróxido de
hidrógeno) es, como sabemos, bactericida, y por lo tanto letal para S.
aureus, pero sorprendentemente, las mismas concentraciones de agua
oxigenada resultan inocuas para S. pneumoniae, la especie que la
genera.
Los investigadores españoles han conseguido desentrañar cuál es el
mecanismo por el que se produce este resultado en el ataque entre
bacterias. En muchos casos, las bacterias son infectadas por un tipo de
virus, llamado bacteriófagos, que inyectan su material genético en
ellas y las utilizan como fábrica para replicarse. La respuesta de las
bacterias, en algunos casos, es curiosa: incorporan el material
genético del virus a sus cromosomas y continúan su vida normal,
dividiéndose, aunque portando una copia “durmiente” del virus en su
interior. A este tipo de bacterias “portadoras” del material genético
de los virus se las denomina lisogénicas. Llevar ese material en su
interior les da una cierta protección, pero para algunas de ellas el
virus puede actuar como una bomba de relojería. Un pequeño daño en el
ADN de la bacteria lisogénica se puede convertir en una trampa, ya que
los mecanismos de autoreparación que tienen las células, la llamada
respuesta SOS, que se activa ante los daños en el ADN, activa el virus,
provocando la muerte de la bacteria y la liberación de nuevas réplicas
del virus.
La investigación llevada a cabo por el doctor Penadés y sus
colaboradores ha demostrado que esta activación de la respuesta SOS se
produce en las bacterias de S. aureus en presencia de concentraciones
bajas de agua oxigenada. Cuando las bacterias S. aureus son lisogénicas
y llevan en su interior el ADN de un virus bacteriófago, entonces esa
respuesta SOS activa la “bomba” de relojería, y buena parte de la
población de S. aureus queda eliminada. La liberación de agua oxigenada
por parte de las bacterias S. pneumoniae actúa entonces como
“accionador remoto” de esa respuesta.
“Era muy intrigante que unos niveles relativamente bajos de agua
oxigenada fuesen producidos de manera segura por algunas bacterias y
sin embargo provocasen la muerte en otras”, afirma José R. Penadés,
investigador de la Universidad Cardenal Herrera-CEU. “Matar un
organismo por ‘control remoto’ podría ser un mecanismo muy común en la
relación entre diferentes especies de bacterias”.
“Los resultados podrían abrir las puertas a nuevas terapias para las
infecciones por bacterias basadas en inducir artificialmente el
mecanismo que hemos descubierto, pero de momento hay que ser cautos, ya
que esta estrategia tiene como subproducto la liberación de nuevos
virus patógenos”, afirma José R Penadés.
En el hallazgo han participado, en colaboración con los investigadores
de la Universidad Cardenal Herrera-CEU, científicos del Instituto de
Agrobiotecnología del CSIC (Universidad Pública de Navarra), de la
Escuela de Salud Pública de Harvard (Boston, EE.UU), del Instituto
Skirball de Nueva York (EE.UU), y del Centro de Investigación y
Tecnología Animal del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias
(CITA-IVIA).
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