Hoy es el Día Mundial de Lucha contra el Cáncer y, más que nunca,
las entidades dedicadas a combatirlo lanzan campañas y mensajes para
generar conciencia sobre la prevención. El abandono de malos hábitos
está a la cabeza de las recomendaciones que realizan los profesionales
de la salud. Las investigaciones.
Un roce con la muerte. Así describe la conductora y ex modelo
Patricia Miccio el momento en que una persona es diagnosticada con
cáncer. Poco a poco, esa sensación se va convirtiendo en fortaleza y
esperanza, hasta que llega el día en que esa amenaza ya no es tal, y
los hechos se pueden relatar desde otro lado.
El cáncer de mama
contra el que Miccio luchó y logró vencer allá por el 2000 la trajo
hasta un lugar en el que nunca hubiera imaginado estar. Con mirada
retrospectiva y animada, pudo escribir un libro para ayudar a todos
aquellos enfermos que atraviesan esa ardua batalla que ella conoce
bien. En lugar de ver la parte mala del tratamiento, como cambios de
peso y caída del pelo, Miccio se concentró en que no había otro camino
hacia la cura, y que más adelante recuperaría su apariencia.
Hoy
puede decir que la actitud con que se encara la enfermedad es un factor
muy importante que se plasmará en los resultados. “No hay que tener
miedo, hay que seguir haciendo cosas y teniendo proyectos”, asegura la
conductora, que nunca ocultó lo que pasaba a sus hijos de 4 y 14 años.
Y Miccio, que fue alcanzada por aquello de lo que nos sentimos a salvo,
pelea con su experiencia contra una de las ideas más difíciles de
desterrar: la de “a mí nunca me va a pasar”.
Hoy, 4 de febrero, es
el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer, una buena excusa para
atacar a esa enfermedad desde varios frentes en simultáneo. Para los
especialistas, la mejor batalla se libra desde la prevención, y no hay
tratamiento que supere los resultados de cuidarse y consultar a tiempo.
Desmitificar la palabraSegún María Inés de Ucke, presidenta de
Lalcec (Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer), el de mama sigue
siendo el tipo de cáncer que más ataca a las mujeres en nuestro país.
Aunque, aclara, todo depende de las regiones, ya que hay zonas con más
casos de tumores en cuello de útero. Entre los hombres, los más comunes
siguen siendo de pulmón y próstata. En ambos sexos, señala Ucke, “está
avanzando notablemente el de colon”.
Otro tipo de cáncer que tiene
gran incidencia es el de piel, pero la gente no toma la conciencia
necesaria. Podría decirse que es uno de “los más curables”, porque la
detección temprana es muy posible gracias a que puede hacerse a partir
de una manchita “sospechosa” aunque, paradójicamente, por esa misma
razón, la gente “se deja estar” en lugar de consultar de forma
inmediata.
Con respecto a los tumores que mejor responden a los
tratamientos, Ucke prefiere no hablar de cáncer, sino de “personas que
lo padecen”. De esa manera, considera que la respuesta a la medicación
dependerá de la predisposición y voluntad de cada paciente.
El pepino de mar y un hallazgo
Los rumores sobre oscuras maniobras por parte de los laboratorios
para no dar a conocer una cura efectiva contra el cáncer están siempre
vigentes. Aunque el tema debe ser tratado con cautela, no sería
prudente desestimar del todo la posibilidad de que ciertos intereses
tengan más peso que la voluntad de salvar a millones de personas en
todo el mundo.
Lejos de eso, un grupo de científicos argentinos
descubrió que un compuesto aislado de una especie de pepino de mar
(pariente de las estrellas o erizos de mar), tiene la capacidad de
inhibir la proliferación de células cancerosas obtenidas de tumores
humanos de mama, de hígado y de pulmón. La molécula en cuestión fue
bautizada como Patagonicósido A por la doctora Marta Maier, una de las
autoras del trabajo, y forma parte de los mecanismos de defensa del
pepino de mar. Cuando el animal se siente amenazado, excreta algunas de
sus vísceras -que después regenera- para que el depredador se distraiga
comiéndolas y, a su vez, expulsa la molécula que es tóxica para algunos
peces.
No obstante, la científica advierte que para que estas
sustancias puedan ser utilizadas terapéuticamente en los seres humanos
queda un largo camino por recorrer, pues restan hacerse numerosas
pruebas en animales de laboratorio. El trabajo fue financiado por la
Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, el Conicet y la
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