Un centenar de personas, entre familiares, amigos y representantes municipales y del Colegio de Médicos acudieron a este acto, en el que el alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre, destacó las cualidades humanas y profesionales de este «humanista».

Con la emoción a flor de piel y haciendo gala de su buen humor, Maldonado calificó de «gran honor» el haber recibido este homenaje en vida. «El que se mete en la medicina se envenena y, desde entonces, siempre tiene el mismo sentimiento: el de ayudar y servir a los demás. La medicina es mágica. Decía Marañón que las vocaciones se adquieren después de tener el título y a mí me ha pasado eso», subrayó el homenajeado, quien ahora dedica el tiempo libre a su familia y a escribir libros de arte, su otra gran pasión.