Un estudio halla una amplia variación en la exposición dependiendo de múltiples factores.
La exposición a la radiación varía ampliamente entre las
personas que se someten a una tomografía computarizada (TC), halla un
estudio reciente. El estudio, publicado en la edición del 4 de febrero de la Journal of the American Medical Association,
llega un día después de que la American Heart Association instara al
uso juicioso de los escáneres por TC para minimizar la exposición a la
radiación iónica. Esa recomendación se presentó en la revista Circulation. "Es
una coincidencia", dijo el Dr. Thomas C. Gerber, profesor asociado de
medicina y radiología en la Clínica Mayo en Jacksonville, Florida.
"Estos proyectos se han llevado a cabo durante meses o incluso años. El
momento de su publicación fue una coincidencia". Gerber es el autor del
estudio y autor principal de la recomendación. Los dos informes
muestran el inmenso interés que hay en las tomografías computarizadas
de 64 cortes, que se llaman así porque producen ese número de imágenes
simultáneas del corazón. Una tomografía computarizada emite una dosis
de radiación equivalente a 600 radiografías del tórax. El informe de Circulation
apunta que la imaginología médica que usa rayos X representó la mitad
de la dosis de radiación médica a la que se expusieron los
estadounidenses en 2006, y que su uso experimentaba un crecimiento de
entre 5 y 10 por ciento al año. El informe de JAMA
encontró que la exposición a la radiación de 1,965 personas que se
sometieron a una TC cardiaca de 64 cortes en 50 centros médicos de
varios países, entre ellos Estados Unidos, varió en más de seis veces.
Las dosis de radiación oscilaron entre 331 mGy cm (una medida de la
radiación absorbida) a 2,146 mGy cm. La negligencia no fue la
causa de la amplia variación observada en la exposición del estudio,
enfatizó Gerber. "De hecho, creemos que pudo haber variado más", dijo.
"No tiene nada que ver con la capacidad del técnico. No hay un
protocolo de radiación establecido que se aplique a todos los
pacientes". La cantidad de radiación depende de factores como
qué es lo que se va a escanear, dijo Gerber, el corazón entero o sólo
una parte. También depende del ritmo cardiaco de la persona que se hará
la TC, la regularidad de este ritmo y otros factores. La
obesidad es uno de esos factores, apuntó el Dr. Andrew J. Einstein,
profesor asistente de medicina clínica en radiología de la Universidad
de Columbia, que escribió el editorial acompañante del informe de JAMA. Aún
así, apuntó Einstein , "algunos centros están más preocupados y tienen
más cuidado con la exposición a la radiación, y se debe prestar
atención a la reducción de la dosis de radiación". No obstante,
un factor que hace que el informe de la exposición sea menos
preocupante es la fecha en que finalizó el estudio. El estudio terminó
en 2007, justo cuando se empezó a introducir la técnica de menor
radiación conocida como escaneo secuencial. El escaneo secuencial puede
reducir la exposición a la radiación en 78 por ciento y ha sido
adoptado ampliamente, dijo Einstein. La tomografía
computarizada "es una tecnología que aún está buscando su lugar en la
constelación de métodos diagnósticos disponibles", dijo. "Parece que es
buena sobre todo para descartar la enfermedad coronaria. Podemos
visualizar las arterias coronarias sin realizar un procedimiento
invasivo". Las TC pueden ser muy útiles en la evaluación de la
condición de alguien que se presenta en la sala de emergencia con la
queja de un dolor indeterminado en el pecho, dijo Einstein. "El médico
de la sala de emergencias no se siente seguro al enviar a dicho
paciente a casa sin antes hacerle una prueba", dijo. Aún así los
médicos son renuentes a realizar una prueba invasiva como la
angiografía, en la que se introduce un catéter hasta el corazón, ya que
conlleva sus propios riesgos, apuntó Einstein. Lo mismo aplica
para alguien que acude al consultorio médico con "dolor de pecho de una
etiología que no está clara", destacó Gerber. "La angiografía por TC
tiende a tener un gran valor en pacientes que presentan síntomas o en
alto riesgo de enfermedad arterial coronaria". Pero no es
valiosa para las personas que no están en riesgo ni muestran síntomas,
señaló Einstein. "No creemos que deba usarse para fines de
exploración", dijo. Gerber subrayó que las preocupaciones por
el mayor riesgo de cáncer debido a la exposición a la radiación deben
observarse en el contexto del riesgo total de muerte. "Los mayores
beneficiarios de estas pruebas son los que pertenecen al grupo de mayor
edad", dijo. "Los cánceres tienden a tardar entre 10 y 40 años en
manifestarse. Sin estos escáneres, quizá no hubieran podido vivir lo
suficiente para ver el cáncer". Lo que hace falta son estudios sobre la proporción entre riesgo y beneficio de las TC, acordaron tanto Einstein como Gerber. "La
mayoría de nosotros comprende que nunca se han demostrado los
beneficios en un estudio semejante", dijo Einstein. "Se han sometido
muchas propuestas a los Institutos Nacionales de Salud para que se
lleven a cabo tales estudios". Más información El Instituto Nacional del Corazón, Pulmón y la Sangre de EE. UU. tiene más información acerca de la tomografía cardiaca computarizada.
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