Diez días después del nacimiento de los octillizos en el hospital Kaiser Permanente de Bellflower (California), la expectación provocada por la proeza médica ha dejado paso a un intenso debate sobre cuestiones morales y éticas.
La llegada al mundo de los ocho pequeños, seis varones y dos niñas,
ha colmado de felicidad a su madre, Nadya Suleman, que siempre soñó con
tener una familia numerosa y a sus 33 años ya tiene una prole de 14
hijos, todos ellos concebidos mediante fecundación in vitro y gracias a
un mismo donante de esperma, un "amigo de la familia". Sin embargo, muchos especialistas en reproducción han criticado esta forma de actuar y argumentan que un alto número de implantes de embriones acarrea demasiados riesgos para la madre y los bebés.
Suleman se implantó seis embriones y dos de ellos resultaron en
mellizos. Pese a la sorpresa inicial, en ningún momento pensó en
abortar ni en deshacerse de ningún feto. Mientras los ocho recién
nacidos, que vinieron al mundo por cesárea a las 30 semanas, siguen
bajo supervisión médica, aunque están en buen estado, la madre ha
aprovechado que ha recibido el alta para acudir al plató del canal
estadounidense NBC a conceder su primera entrevista y defenderse de las críticas.
Una parte de la conversación se emitió el viernes, en medio de una
gran expectación y de las dudas sobre si ha cobrado o no una jugosa
cantidad de dinero por la exclusiva. En ella Nadya afirma que será una
buena madre para sus hijos y que tiene 45 minutos por día en brazos a
cada uno de los pequeños. "Dejaré de lado mi vida privada y me dedicaré
a ellos", afirmó la mujer, que es soltera y que vive con sus padres en un suburbio de Whittier en Los Angeles, una peculiar situación que también ha despertado cierta polémica.
La madre estadounidense, cuyos seis primeros hijos tienen entre dos
y siete años, responde a quienes argumentan que su actitud es
"irresponsable y egoísta" que "muchas parejas se someten a este
procedimiento, pero no resulta tan controvertido porque viven en
pareja, un estado más aceptado socialmente. Siento que estoy bajo el
microscopio porque he elegido un tipo de vida no convencional. Pero lo único que quiero es ser madre, es lo que he deseado toda la vida".
Una espera de siete años
Nadya tardó siete años hasta que logró quedarse embarazada gracias a
la fecundación artificial. Y, en esta última ocasión, decidió
implantarse seis embriones de una vez. Hizo caso omiso de todas las
recomendaciones y de los mensajes de la Asociación Americana de
Medicina Reproductiva, que aconseja que las mujeres con la edad de
Suleman, 33 años, no se implanten más de dos embriones. El motivo es
que los embarazos múltiples tienen más riesgo de parto prematuro además
de otras complicaciones para la madre.
Ante este raro caso, "que ha sido una cuestión de suerte" según
Suleman, los especialistas en fertilidad piden que se regule mejor este
campo de la medicina y que las clínicas se rijan por normas más
estrictas. Sin dudar de que el nacimiento de los octillizos, de los que
sobreviven todos, sea una gran victoria médica -es la segunda vez que
ocurre en EEUU-, los expertos insisten en que no es normal y que no
puede convertirse en un ejemplo a seguir.
|