Realizar un gesto tan sencillo como medir el pulso puede ayudar a
identificar a aquellas mujeres que tienen más probabilidades de sufrir
un evento coronario, como un infarto. La frecuencia cardiaca en reposo
es un factor independiente de este riesgo, igual que el tabaquismo o el
sedentarismo, según un estudio publicado en la revista ‘British Medical Journal’.
A pesar de lo controvertido de sus resultados, el gigante ensayo clínico llamado Women’s Health Initiative
lleva años arrojando luz sobre diversos aspectos de la salud femenina.
En este caso, investigadores de la Universidad George Washington, en la
capital de Estados Unidos, han empleado sus datos para cerrar un poco
más la brecha que existe entre los conocimientos sobre el corazón de
hombres y mujeres.
El pulso -latido de las arterias como consecuencia de las
contracciones cardiacas-, cuando se mide en reposo, es un indicador del
tono del sistema nervioso autónomo (simpático y parasimpático) que,
según se ha comprobado en varones, predice la aparición de patologías
coronarias. Sin embargo, la escasa literatura médica centrada en las
mujeres no había hallado correlación alguna en este sexo.
El riesgo de ictus no está asociado
Durante casi ocho años, un equipo dirigido por Judith Hsia,
especialista en cardiología de la citada universidad, realizó el
seguimiento de más de 129.000 mujeres posmenopáusicas sin antecedentes
de enfermedad coronaria. Al inicio del estudio, las participantes había
rellenado varios cuestionarios sobre sus factores de riesgo
cardiovascular y se les midió el pulso en reposo. En este tiempo, se
registraron 2.281 eventos coronarios, ya fuera un infarto o la muerte a
consecuencia de estos problemas, y 1.877 accidentes cerebrovasculares o
ictus.
En función de la frecuencia cardiaca, clasificaron a las mujeres en
grupos. Aquellas con el pulso más rápido en reposo (más de 76 latidos
por minuto) tenían más riesgo de sufrir un infarto que las que tenían
una frecuencia inferior. Esta asociación era más fuerte entre las
participantes más jóvenes (50 a 64 años). Un análisis más detallado confirmó que el valor predictivo del pulso en reposo es independiente de la acción de otros factores de riesgo como el tabaquismo o la actividad física. En cuando a los ictus, no se detectó relación significativa alguna con la frecuencia de latido.
Las personas con el pulso más elevado para su edad “podrán ser identificadas de inmediato y ser sometidas a un control agresivo de sus factores de riesgo”, concluyen los autores. Una forma simple y barata de reconocer a aquellas mujeres con una posible enfermedad coronaria subyacente.
En los últimos años han proliferado las investigaciones centradas en la patología del corazón de las mujeres, una parcela centrada históricamente en los varones. Estos trabajos han desenmascarado las peculiaridades de este órgano, como la existencia del síndrome coronario microvascular, y han puesto de manifiesto que estas enfermedades se suelen tratar poco y mal en la población femenina.
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