De cada 100 tratamientos de
radioterapia que se realizan en el Instituto Nacional del Cáncer, 60
son para cáncer de cuello uterino. El doctor Gustavo Guggiari, jefe de
radioterapia del nombrado nosocomio, explica que según los números que
se manejan en el lugar, 2 mujeres mueren por día a causa de este mal.
Los números que este profesional
brinda no son alentadores. Menciona que el lugar tiene cada año entre
500 y 600 pacientes nuevas aquejadas del mal, pero asegura que esos
números no demuestran la realidad.
"La incidencia del cáncer de
cuello uterino es de 59 cada 100.000 mujeres. Atendiendo a esas cifras,
en el país deberían haber por año unos 3.000 casos nuevos, y juntando
todos los establecimientos de salud del país que tratan la condición,
tanto públicos como privados, puede ser que se llegue a los 1.500",
explicó.
Es decir, el cáncer cervical sufre también del
subregistro. El profesional sostiene que esto se da por un lado porque
la gente directamente no accede a los centros de salud, y por otro
porque muchas personas deciden ir a tratarse al exterior.
Otro
dato habla de la edad de las pacientes. Mientras en la mayoría de los
países las pacientes que llegan a los establecimientos de salud con la
condición tienen un promedio de 40 años, las paraguayas que lo sufren
no superan los 35.
VACUNA
Desde hace cinco años existe una
vacuna que previene este mal, se llama vacuna del papiloma humano. En
países como Estados Unidos y España ésta ya existe a nivel de salud
pública, mientras que en Argentina se utiliza solo en el sector
privado.
Guggiari explica que nadie en el Paraguay está
habilitado para traerla, pero afirma que algunos lo hacen, para
utilización personal.
La vacuna combate la enfermedad y crea
resistencia, teniendo alrededor del 90% de efectividad contra el Virus
Papiloma Humano (VPH) tipo 6, 11, 16 y 18, que son los más frecuentes.
El
problema con esta vacuna es su costo, según el doctor Guggiari cada
dosis tendría un costo de US$ 100, y como deben ser aplicadas tres
dosis, una cada un mes, el costo de cada paciente sería de US$ 300
(Aprox. 1.600.000).
Pero hay otras salidas. Chile por ejemplo
aumentó la prevención de este mal con la detección precoz a través del
papanicolau, y logró bajar las cifras de afectadas por el mal.
Si bien es cierto que el Ministerio de Salud está demostrando
preocupación en el problema -este año creó un centro de asistencia para
el diagnóstico y tratamiento del cáncer de cuello uterino en el Materno
Infantil del Barrio San Pablo-, y que planea instalar un centro de
referencia nacional para el tratamiento de las lesiones precursoras del
mismo mal en el Hospital Nacional, sectores profesionales dicen que se
debería estudiar la posibilidad de que las paraguayas cuenten con la
vacuna.
"LA POBLACIÓN DEBE DEMANDARLA"
"El esquema de
salud pública no tiene contemplada la vacuna del papiloma humano, y no
sería implementada este año ni tampoco el próximo. Para hacerlo se debe
realizar un estudio de la carga de la enfermedad así como un análisis
económico que pueda sustentar el costo-beneficio de la introducción. El
presupuesto del Programa Ampliado de Inmunizaciones debería aumentar
unas 10 veces. Pero una implementación como esta requiere de inversión
también en capacitaciones a recursos humanos, y los mismos usuarios.
Debe haber una demanda de la población, ya que de nada sirve tener las
dosis si después nadie las va a utilizar, como sucede actualmente con
las de fiebre amarilla o la pentavalente. También se debe asegurar el
mantenimiento de la vacuna a través de los años, porque uno no puede
implementar algo así para luego quitarlo nuevamente. En términos
epidemiológicos es recomendable la inclusión".
EFECTOS ADVERSOS Y FALTA DE INFORMACIÓN
El
diario El País de España publicó en estos días que la vacuna del
papiloma humano generó efectos adversos en dos niñas valencianas, hasta
el punto de crear convulsiones.
Publica además el artículo de
dos médicos de la Universidad de Navarra que lista las incógnitas que
hay en torno a la vacuna contra el virus del papiloma (VPH) de la
siguiente manera:
1. Se desconoce su eficacia y seguridad en un plazo mayor a cinco años. 2. No se sabe si se deberán usar dosis de refuerzo. 3. Se desconoce el mínimo valor de anticuerpos para obtener protección. 4. En niñas de 9-14 años no hay ensayos con lesiones como resultado. 6. No hay evidencia científica de reducción del cáncer invasivo. 8. Se ignora si la infección por el VIH, la desnutrición u otros factores modifican la eficacia.
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