Mientras en países como Austria el consumo per cápita de morfina
con fines terapéuticos alcanza los 121,4 miligramos, en este país
escasamente se llega a 1 mg. El dato está muy por debajo del promedio mundial de 5 miligramos por persona. La situación fue reportada en
su último informe por la Junta Internacional de Fiscalización de
Estupefacientes (Jife), organismo de Naciones Unidas encargado de velar
por el cumplimiento de los tratados contra las drogas.
Según la Jife,
la posibilidad de contar con esta herramienta terapéutica es casi nula
en más de 150 países, entre ellos Colombia, razón por la cual hizo una
llamado a convertir el tema en "una prioridad de salud pública".
Eso signfica que cerca
de 86 millones de personas, la mayoría en países pobres, sufren dolores
insoportables debido a traumas, enfermedades crónicas y degenerativas y
cáncer, pero no tienen acceso a los medicamentos indicados para aliviar
su sufrimiento.
Los fármacos a
los que hace referencia entran en la categoría de fiscalizados porque
se derivan del opio o son fabricados de manera sintética con las mismas
características. De esta familia hacen parte la morfina, la codeína, la
oxicodona, la hidrocodona, la hidromorfona, el propoxifeno y la
meperidina, entre otros.
Martha
Ximena León, médica especialista en dolor y cuidados paliativos de la
Universidad de la Sabana, sostiene que las barreras de acceso a estos
medicamentos se mantienen, pese a que se han aumentado ligeramente las
cantidades permitidas de uso y se han flexibilizado normas, como el
incremento en el número de días de tratamiento por fórmula, que pasó de
10 a 30.
Por esa razón Sandra Flórez, médica
también especializada en dolor, estima que de los 6,5 millones de
colombianos con dolores de moderados a severos cuyo tratamiento
requeriría prescripción de opioides, solo 1 millón 400 mil lo reciben,
"los demás usan fármacos poco efectivos". ¿Por qué tanta barrera?
Por tratarse de medicamentos fiscalizados,
su producción, regulación y distribución están en manos del Gobierno
nacional, que asigna esa labor al Fondo Nacional de Estupefacientes
(FNE).
Cada secretaría de Salud
tiene un fondo rotatorio, que calcula cuántos fármacos necesitan al año
sus municipios y departamentos; a partir de eso elaboran un plan de
compras, que remiten al FNE.
Con
base en esa información, y en la de clínicas y hospitales autorizados
para hacer manejo interno de estos medicamentos, el Fondo programa la
compra o producción del siguiente año. Lo obtenido se entrega a los
fondos rotatorios, únicos autorizados para distribuir estos fármacos en
sus regiones.
Alba Rocío Rueda,
directora del FNE, explica que "pese a que tenemos cantidades
suficientes de estos fármacos, y a que hemos hecho mil esfuerzos por
facilitar el acceso de los pacientes, hemos encontrado dificultades en
los fondos rotatorios, que dependen de las secretarías; a veces para
ellos destinar recursos para adquirirlos equivale a dar una limosna",
sostiene.
La funcionaria afirma que hay entes que ni siquiera piensan en comprar estos fármacos para sus ciudadanos.
Se
suma el hecho, según León, de que algunas EPS imponen trámites para
autorizar las recetas, que pueden durar varios días, "olvidando que
ningún dolor da espera".
La
Jife explica que parte de las razones por las cuales los enfermos
sufren carencia de estos fármacos es que en las facultades de medicina
de muchos países "se imparten pocos conocimientos sobre el tema (...)
existen restricciones estrictas y una burocracia excesiva que disuaden
a los médicos de recetar opioides".
Flórez
opina, de hecho, que en el país muchos médicos desconocen los
verdaderos efectos y beneficios de estos productos y les niegan a los
pacientes esa única posibilidad de alivio: "Frente al tema hay estigma
y falsas creencias; se piensa, por ejemplo, que la morfina y sus
similares generan adicción en los enfermos y que solo deben
prescribirse a personas moribundas, cuando no es así", dice.
Para
León es claro que las restricciones se mantendrán mientras no haya
políticas que reconozcan los cuidados paliativos y el tratamiento del
dolor como prioridades en la atención en salud.
No sufrir dolor, un derecho humano
Mauricio
Gutfrajnd, presidente de la Federación Latinoamericana para el Estudio
del Dolor, asegura que con los países del continente se está impulsando
la propuesta de elevar el alivio del dolor a la categoría de derecho
humano, dentro de la Carta de Naciones Unidas.
De acuerdo con
Gutfrajnd, "el 40 por ciento de la población latinoamericana sufre
dolores de manera injusta, por la falta de voluntad de los gobiernos
para garantizar el acceso de la gente a tratamientos y terapias;
infortunadamente, el alivio del dolor sigue siendo visto como un gasto
y no como un componente esencial del bienestar humano", aseguró
Gutfrajnd, y agregó que América es una de las regiones con menor
provisión de fármacos para el alivio del dolor.
Bloquean los impulsos del dolor
Los medicamentos opioides están indicados para personas, de todas
las edades, que padecen dolores severos originados por traumas,
enfermedades crónicas o degenerativas (como la esclerosis múltiple o la
esclerosis lateral amiotrófica), cirugías o como consecuencia de un
cáncer.
¿Cómo actúan?
El sistema nervioso central tiene receptores específicos en el
cerebro y en la médula espinal para estas sustancias. Cuando ellas se
fijan a estos receptores bloquean los impulsos que transmiten dolor,
generando alivio.
¿Causan adicción?
Cuando se usan de manera adecuada, bajo la orientación estricta del médico, en dosis y tiempos definidos, no existe este riesgo.
¿Tienen efectos adversos?
Pueden causar somnolencia, estreñimiento y podrían afectar la
respiración. No obstante, todo esto puede controlarse si se suministran
bajo estricto control médico.
¿Producen tolerancia?
Con el paso del tiempo pueden desarrollar tolerancia, es decir la
necesidad de aumentar la cantidad para obtener los mismos efectos
iniciales.
¿Por qué la renuencia a prescribirlos o usarlos?
Por desconocimiento. Estos medicamentos son muy útiles. Los
beneficios desbordan los efectos colaterales cuando son recetados en
forma adecuada. El alivio que se obtiene mejora la calidad de vida.
¿Solo se formulan a pacientes terminales?
No. Es un error. Estos medicamentos benefician a cualquier persona que padezca un dolor severo.
¿Quién puede formularlos?
Todos los médicos que estén interesados en manejar racionalmente los dolores severos de sus pacientes. CARLOS F. FERNÁNDEZ ASESOR MÉDICO DE EL TIEMPOPowered by AkoComment! |