La terapia celular en Parkinson no mejora síntomas no motores |
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Diario Médico (por Ana Callejo Mora)
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martes, 24 de febrero de 2009 |
Parece que los avances en terapia celular aplicada a enfermedad de Parkinson no son suficientes para manejar los problemas asociados, según han explicado los neurólogos José Ángel Obeso y Andrew Lees en la XI Reunión de Controversias en Neurología, celebrada en Madrid.
En la actualidad, cuando se detecta y diagnostica la enfermedad de
Parkinson en un paciente, éste ya ha perdido el 80 por ciento de la
dopamina estriatal y la mitad de las células en la sustancia negra.
"Por este motivo, cuanto antes se reponga este déficit dopaminérgico,
más oportunidad tenemos de poder compensar el funcionamiento de los
ganglios basales. De aquí deriva la gran importancia que tiene iniciar
el tratamiento sintomático lo antes posible", ha explicado José Ángel
Obeso, director de la Unidad de Trastornos del Movimiento y Ganglios
Basales de la Clínica Universidad de Navarra (CUN), en la XI Reunión de
Controversias en Neurología, organizada por la Sociedad Española de
Neurología con la colaboración de GlaxoSmithKline y celebrada en Madrid.
Un estudio en fase I publicado la pasada semana en la revista Stem Cell (ver DM del 20-II-2009)
y realizado por Michel Levesque, investigador principal de la compañía
biotecnológica NeuroGeneration y de la Universidad de California en Los
Ángeles, ha mostrado la eficacia en el tratamiento de la enfermedad de
Parkinson de un paciente por medio del trasplante de células madre
autólogas del sistema nervioso.
Al respecto, Obeso ha comentado
que "no es de esperar que la terapia celular dirigida únicamente a
restaurar el déficit dopaminérgico proporcione un control más adecuado
de la movilidad que los tratamientos existentes. Asimismo, no es
probable que las investigaciones en células madres lleven a una
curación de la enfermedad de Parkinson". En opinión del neurólogo de la
CUN, "la reposición del déficit de dopamina es algo que ya tenemos
conseguido mediante fármacos o cirugía de ganglios basales. Por eso, la
terapia celular dista de ser un tratamiento revolucionario en
Parkinson. En realidad, lo que necesitamos es encontrar cómo detener la
enfermedad".
En este sentido, Andrew Lees, del Instituto de
Estudios Neurológicos Reta Lila Weston, del Colegio Universitario de
Londres, está de acuerdo con Obeso: "No sabemos qué procesos cerebrales
son dopaminérgicos y cuáles no. Reemplazar el déficit de este
neurotransmisor no creo que sea suficiente para solucionar todos los
problemas que se presentan en la enfermedad de Parkinson. Posiblemente
haya otros componentes que influyen en síntomas no motores como la
demencia".
Control sostenido El
control de manera sostenida de los síntomas de la enfermedad de
Parkinson constituye un reto de gran importancia para mejorar la
calidad de vida de los pacientes. Lees desarrolló la infusión de
apomorfina a través de bomba, que disminuye los movimientos
involuntarios pero no tiene una buena aceptación por parte de los
pacientes ni de los neurólogos. "A los primeros no les gusta llevar
estos artilugios y los segundos deben hacer un seguimiento exhaustivo
de los pacientes", ha señalado Obeso.
En este sentido, el
tratamiento de la enfermedad de Parkinson es más sencillo y eficaz con
el agonista dopaminérgico ropirinol de liberación prolongada,
disponible en España desde enero. Así lo demuestran los resultados del
estudio Prepared, presentados
en esta reunión. Según Obeso, "los pacientes con Parkinson que fueron
tratados con la monodosis de ropirinol de liberación prolongada
presentaron una atenuación o desaparición de los periodos de
inmovilidad y de otras complicaciones motoras asociadas a la
enfermedad. Este fármaco proporciona una estimulación dopaminérgica
continuada, la forma idónea de reponer el déficit de dopamina que
caracteriza el estado parkinsoniano". Lees ha afirmado que esta forma
de ropirinol, que se está administrando desde hace seis meses en el
Reino Unido parece que va a tener menos efectos secundarios.
Llegar a entender el puzzle "Nadie
puede explicar por qué una célula que está sana decide entrar en un
proceso de muerte. La enfermedad de Parkinson es como un puzzle y no lo
entendemos en su totalidad. Será cuestión de tiempo averiguarlo", ha
afirmado José Ángel Obeso. El porcentaje de pacientes con enfermedad de
Parkinson de origen genético reconocido es menor del 5 por ciento. Sólo
en estos casos puede desarrollarse un plan de diagnóstico
presintomático de la enfermedad.
Por otro lado, "algunas
investigaciones han mostrado que fumar disminuye el riesgo de Parkinson
en un 5 por ciento pero no se sabe la razón", según Obeso. Uno de los
misterios de esta patología neurodegenerativa es si es exclusiva de los
humanos. "Lo que sabemos es que una vez que aparece es imposible
frenarla", ha indicado Lees.
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