Beber vino previene una dolencia precursora del cáncer de esófago |
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Europa Press
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jueves, 05 de marzo de 2009 |
Beber un vaso de vino al día puede bastar como para reducir el riesgo de sufrir esófago de Barret en un 56 por ciento, según un estudio realizado por investigadores de la institución Kaiser Permanente, publicado en el número de marzo de Gastroenterology.
Esta enfermedad es precursora del cáncer de esófago, uno de los
tipos de cáncer cuya incidencia está creciendo más rápidamente en el
mundo desarrollado; concretamente se ha quintuplicado en los últimos 30
años en Estados Unidos.
El esófago de Barret puede
afectar a un 5 por ciento de la población y se produce por un reflujo
ácido permamnente que daña el esófago. Los pacientes con esta dolencia
tienen entre un 30 y un 40 por ciento más riesgo de sufrir un
adenocarcinoma de esófago (un tipo de cáncer de esófago) porque las
células de esta enfermedad pueden convertirse en cancerosas.
Debido a que el esófago de Barret carece de síntomas de advertencia,
los pacientes descubren su dolencia cuando se les practica una
endoscopia debida a la anemia, ardor de estómago, o úlcera hemorrágica,
y revela que las células esofágicas están dañadas. Entonces cambian de
forma durante el proceso de curación de esos procesos. Actualmente no
existe tratamiento para esta enfermedad, sólo puede ser seguida.
Este ha sido el primer estudio dedicado a examinar la conexión entre el
consumo de alcohol y riesgo de esófago de Barret. Financiado en parte
por el National Institutes of Health, el estudio de Kaiser Permanente
estudió a 953 hombres y mujeres residentes en el norte de California
entre 2002 y 2005 y encontró que la gente que bebía uno o más vasos de
vino tinto o blanco por día tenía menos de la mitad de riesgos (un 56
por ciento) de sufrir esófago de Barret. Sin embargo, no se produjo
reducción de esófago de Barret entre las personas que bebían cerveza o
copas, según el estudio, recogido por Europa Press.
Los
investigadores no saben exactamente por qué el vino tiene este efecto.
Una teoría es que sus antioxidantes nautralizan el daño oxidativo
causado por el reflujo gastroesofágico. Otra posibilidad es que los
bebedores de vino lo hacen en las comidas, y no de forma aislada como
si fueran copas, reduciendo de esa forma el potencial daño del alcohol
en el tejido del esófago.
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