La científica argentina Andrea Gamarnik, descubridora con su equipo de la forma en que el virus del dengue se reproduce dentro de las células, opinó hoy que la vacuna contra esa enfermedad puede ser realidad en "los próximos años".
En una entrevista con Efe, Gamarnik,
directora del Laboratorio de Virología Molecular del Instituto Leloir,
con sede en Buenos Aires, advirtió, no obstante, de que el desarrollo
de la vacuna no sólo se enfrenta con dificultades relacionadas con la
biología del virus, sino también con falta de interés en los países
centrales. "La mayoría de las epidemias de dengue ocurren en países con bajos recursos y eso explica el bajo interés", remarcó. Bolivia padece actualmente la peor epidemia de dengue de la última década, con 20 muertos y 35.500 afectados por ahora. También
se han registrados brotes en Nicaragua, Paraguay y Brasil, mientras en
Argentina, donde hay casi 400 casos, un hombre de 65 años murió este
lunes con síntomas de dengue hemorrágico y se investigan otros dos
posibles casos mortales. La enfermedad es transmitida por dos
tipos de mosquitos, de los cuales el más común es el "Aedes Aegypti".
Al año se producen más de 40 millones de casos en el mundo, en un área
geográfica amplia y similar a la de la malaria. Gamarnik aseguró
que "es posible que se desarrolle una vacuna en los próximos años ya
que hay algunas en etapas de ensayos clínicos". No obstante,
aclaró que el proceso es "complejo", ya que "hay dificultades
relacionadas con la biología del virus y con el tipo de patología que
causa". Para la investigadora, el problema radica en que "existen
cuatro tipos de dengue muy parecidos y para que la vacuna sea eficiente
debe proteger simultáneamente contra todos ellos". "En otras
palabras: hay que desarrollar una vacuna contra cuatro virus a la vez,
lo que se conoce como una vacuna tetravalente", explicó. La
bioquímica precisó que una vacuna contra por lo menos uno, dos o tres
de los tipos de dengue "no sería mejor que nada, sino que supondría el
peor escenario". "Cuando una persona se infecta con cualquiera de
los cuatro tipos de dengue tiene fiebre, dolor de cabeza y de cuerpo.
Luego puede curarse y seguir con su vida normal. Pero si en una segunda
ocasión se infecta con un dengue de otro tipo distinto, el cuadro tiene
más posibilidades de ser grave, con hemorragias, y en algunos casos
puede llevar a la muerte", subrayó. "Esto significa que la
primera infección llevó a que el individuo produjera anticuerpos contra
el primer tipo de dengue, pero en la segunda esos anticuerpos no
reconocen al dengue de otro tipo y en vez de proteger al individuo se
produce un efecto que se denomina 'estimulación de la infección mediada
por anticuerpos'", añade. Gamarnik comentó que en varios
laboratorios e incluso en ámbitos académicos se están buscando
antivirales contra el dengue, aunque afirmó que un tratamiento con
estas características, por ser una enfermedad aguda, "puede servir en
caso de una epidemia para ser aplicado en forma inmediata o como
profiláctico". "El problema es que las epidemias de dengue son
explosivas. Por ello, una vez desencadenadas, son difíciles de
controlar y las autoridades sanitarias se ven desbordadas en corto
plazo", matiza. "Teniendo en cuenta esa característica explosiva
de las epidemias, los antivirales podrían utilizarse en casos de brotes
de dengue", argumentó. La especialista argentina opinó que la
inversión para la búsqueda de antivirales o vacunas contra el dengue es
"limitada", aunque consideró que esta circunstancia "está cambiando" y
confió en que se aceleren tanto las investigaciones sobre el virus como
el desarrollo de estrategias para combatirlo. También conocida
como fiebre rompe-huesos el dengue se manifiesta con fiebre y dolor
intenso en las articulaciones y músculos, inflamación de los ganglios
linfáticos y erupción ocasional de la piel. En 2006, Gamarnik y
su equipo del Instituto Leloir fueron portada de la prestigiosa revista
Genes & Development por su descubrimiento de los mecanismos
moleculares que utiliza el virus del dengue para replicar su material
genético dentro de una célula infectada y, así, permitir que el virus
se propague.
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