La docencia en el grado: vocacional y selectiva |
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Diario Médico (por Mª Carmen Rodríguez)
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jueves, 05 de marzo de 2009 |
La inestabilidad laboral y la sobrecarga de trabajo también forman parte del día a día del docente de grado. En especial, del profesor asociado: el galeno que compagina la labor docente y la asistencial con el único incentivo de enseñar al alumno las claves de su práctica clínica a cambio de un salario testimonial. Trabajan casi por amor al arte. Decanos, profesores y asociaciones profesionales coinciden en que los circuitos actuales de valoración docente e investigadora son angostos y tediosos, y el sistema de acreditación, excluyente.
La docencia de grado del médico no es fácil. Se vincula
fundamentalmente a la carrera investigadora y a las publicaciones en
revistas de alto impacto, y éste es el principal handicap que encuentra
el profesional sanitario que quiere acceder a la enseñanza
universitaria. El galeno está más habituado a lidiar con cupos y listas
de espera que a gestar tesis doctorales. Para ser profesor titular o
catedrático vinculado (funcionarios del Ministerio de Ciencia e
Innovación que desempeñan su labor docente a tiempo completo) es
necesario acreditarse en el sistema de calidad universitario. Este
proceso, algo endogámico y sumamente tedioso, mide la actividad
profesional, docente e investigadora del aspirante (estas dos últimas
labores pueden computar hasta un 80 por ciento del valor total).
En
consonancia, un médico de a pie al que el sistema sanitario prima sólo
por su labor asistencial y al que se le dificulta la docencia en la
universidad "es imposible que con sus méritos clínicos pueda
acreditarse y acceder a la carrera académica", señala José María
Peinado, ex presidente de la Conferencia Nacional de Decanos. Su colega
y ahora presidente de los decanos de Medicina, Joaquín García-Estañ, se
atreve a augurar incluso un futuro incierto para la formación de grado,
"si los criterios de acreditación de la Aneca no valoran más la labor
asistencial del clínico. O hay un relevo generacional importante en el
profesorado clínico o en diez años el déficit será grave".
Obstáculos para el novel Entre
los más jóvenes la carrera pierde más atractivo si cabe, apunta
Peinado. "El sistema de formación que sigue el residente es
incompatible con las figuras universitarias, como recoge la disposición
final segunda de la Ley Orgánica de Universidades, que impide, entre
otras cosas, desarrollar el doctorado. Además, su dedicación
asistencial copa la mayor parte de su tiempo formativo y dificulta su
actividad investigadora".
Terminado el posgrado, los
facultativos con tesis en su haber y alguna que otra publicación -los
menos- sólo pueden ejercer la docencia como profesor asociado, una
figura docente pensada básicamente para que el médico que compagina la
labor asistencial y la docente pueda enseñar su práctica clínica. Son
médicos estatutarios que firman contratos con la Universidad sin
necesidad de someterse a ningún proceso de acreditación nacional o
autonómico, con pleno derecho a cobrar la carrera profesional a cambio
de un salario testimonial, afirma Juan Antonio Santos, profesor
asociado de Radiología en la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
"Ingreso 300 euros al mes por tres horas diarias de docencia. El
problema es que asumimos más carga docente de la que nos corresponde y
las posibilidades de promoción son escasas. Está claro que la docencia
en el clínico es pura vocación". Sin embargo, son pocas las carreras
profesionales que consideran la docencia de grado como mérito: "Se
ignora que el médico puede ser, además de buen clínico, buen
investigador, docente de posgrado y de grado", señala Peinado.
A
José Ricarte, médico de familia y profesor en la Facultad de Medicina
de la Universidad de Barcelona, le apasiona la enseñanza. Es su vía de
escape, pero reconoce que compaginar la asistencia y la docencia es
complicado. "En tres días de consulta saco el mismo trabajo que en
cinco, pero cobrando la mitad. Éste ritmo no se tolera mucho tiempo".
Valentín Martínez-Otero, presidente de la Asociación Científica de
Profesores asociados y Contratados Doctores de la UCM (Apraduc),
reclama mayor estabilidad laboral para este colectivo: "Están sometidos
a tediosos y periódicos procesos de renovación contractual y asumen las
asignaturas que nadie quiere y los peores horarios, lo que explica que
muchos abandonen hastiados las aulas". Cree que hace falta una buena
dosis de "genuina pedagogía en los profesores de universidad. Hay que
evitar la endogamia que cierra el paso a personas valiosas, premiar la
buena docencia y calibrarla mejor valorando los cursos de formación
continuada e innovación didáctica". En España hay 102.300 docentes e
investigadores, pero se desconoce qué porcentaje es personal médico.
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