Anticuerpo monoclonal Rituximab reduce en 50% el riesgo de muerte en linfoma no Hodgkin folicular |
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miércoles, 05 de julio de 2006 |
El linfoma es una patología incurable que cada vez afecta a más personas a nivel mundial. Por eso, la búsqueda de un tratamiento que garantice una calidad de vida aceptable para el paciente es el propósito más a corto plazo de los expertos. Rituximab es hoy día el tratamiento más eficaz e impresicindible en el abordaje de esta enfermedad, ya que combinado con la quimioterapia, reduce notablemente los índices de mortalidad.
Cada año se diagnostican en España más de 25.000 casos nuevos de linfomas. Una patología cada vez más habitual que se producen por un fallo en la manera de actuar de los linfocitos: los glóbulos blancos de la sangre que desempeñan un importante papel en la lucha frente a las infecciones.
De la misma manera que se incrementa la incidencia de esta patología —aumenta un 4% cada año— se avanza en el tratamiento. Dos hechos facilitan esta realidad: un conocimiento más preciso de la enfermedad gracias a los marcadores moleculares, y el diseño de nuevos tratamientos para actuar en las lesiones moleculares. En este sentido, el tratamiento más eficaz en la actualidad es el que incorpora el anticuerpo monoclonal Rituximab junto con la quimioterapia. Esta terapia, y según diversos estudios, aumenta de manera significativa el número de pacientes con linfomas agresivos que pueden ser curados definitivamente de la enfermedad, hasta ahora incurable.
Este tratamiento se utiliza para tratar el Linfoma No Hodgkin (LNH), el más común en este tipo de cáncer y el que más rápido está aumentando: su incidencia se ha incrementado un 80% desde los años 70, según un informe de la Organización Mundial de la Salud. De ahí la importancia que se están dando a la búsqueda de nuevos tratamientos como el Rituximab, que cambia la evolución del linfoma folicular al reducir la mortalidad de los pacientes, no sólo cuando se usa asociado a quimioterapia, sino cuando se administra de forma continuada como tratamiento de mantenimiento. “La aplicación de un tratamiento de mantenimiento con Rituximab después del tratamiento primario puede cambiar la situación de los pacientes en los que se producen recaídas, debido a células del linfoma que permanecen latentes en el organismo y son capaces de proliferar meses o años después del tratamiento primario”, asegura Antonio Rueda, médico adjunto del Servicio de Oncología del Hospital Universitario Virgen de la Victoria de Málaga y presidente del Grupo Oncológico para el Estudio de los Linfomas en España (GOTEL). Y es que, esta forma de abordar el cáncer linfático no solo retrasa la aparición de recaídas, sino que también reduce en un 50% el riesgo de muerte de esta patología que hasta la fecha es incurable, y además el tratamiento no es tóxico.
La inmunoquimitoterapia
La efectividad de este medicamento alternativo ha sido demostrada por el estudio de la Organización Europea para la Investigación y el Tratamiento del Cáncer (EORTC, en sus siglas en inglés). Sus resultados manifiestan que el 85% de los pacientes que han recibido este tratamiento están vivos tras tres años de seguimiento.
Si además se combina el Rituximab con varios esquemas de quimioterapia, “la llamada inmunoquimitoterapia, aumenta de forma espectacular su eficacia, la duración de su efecto y la supervivencia de los pacientes” explica Rueda. Así lo demuestran los resultados del estudio realizado por un grupo de investigación francés, GOELAMS. Sus conclusiones aseguran que esta relación mejora la supervivencia de los pacientes y reduce el número de ciclos de quimioterapia que deben recibir. A ojos de Mariano Provencio, oncólogo del Hospital Puerta del Hierro de Madrid, Rituximab “es el fármaco que, individualmente, más aporta al éxito del tratamiento. Hasta ahora, ninguna otra aproximación en el tratamiento de los linfomas difusos de células grandes B había supuesto un cambio tan extraordinario en su pronóstico y hoy día, no es imaginable el tratamiento de estos pacientes sin asociar Rituximab”.
Todas estas manifestaciones se enmarcan dentro de la Reunión de expertos celebrada en Sevilla el mes pasado, donde 85 oncólogos se dieron cita para hablar de este tratamiento. ¿En qué consiste el cáncer linfático?
El linfoma es un cáncer del sistema linfático que se produce cuando la forma de actuar de los glóbulos blancos de la sangre se altera. Es el quinto cáncer más frecuente en España después de los de pulmón, mama, colon y próstata. Su incidencia está creciendo con un edad media de 60 años, diagnosticándose cada vez más casos entre población joven adulta. Los expertos prevén que en unos 20 años, los linfomas se conviertan en la tercera causa de muerte por cáncer en el mundo.
Hay varios tipos de linfomas que se dividen en dos grandes grupos: linfomas Hodgkin y No Hodgkin. El más común es este último, que puede ser folicular o agresivo, en función de cómo sea su evolución. Es una patología difícil de diagnosticar y el origen de su enfermedad es desconocida, aunque la investigación se ha centrado en algunos aspectos que podrían contribuir a su aparición, como los factores genéticos, las alteraciones del sistema inmunológico y virus como el VIH.
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