Sólo se necesitan unos pocos segundos -entre diez y quince- para que
los médicos realicen la delicada maniobra de colocar una válvula
artificial allí donde la arteria aorta emerge del corazón. Durante ese
lapso, el corazón no late, contenido por un marcapasos. Pero con el
primer latido la nueva válvula entra en funcionamiento y la estenosis
de válvula aórtica, afección que padece entre el 3 y el 5% de los
mayores de 65 años, queda resuelta.
Este nuevo procedimiento, llamado reemplazo valvular aórtico
percutáneo, que se practicó ayer por primera vez en la Argentina,
ofrece una opción no quirúrgica de tratamiento para pacientes que, por
su edad avanzada o por padecer otras afecciones que aumentan el riesgo
operatorio, no son candidatos para una cirugía de recambio valvular,
con la que se trata habitualmente la estenosis de válvula aórtica.
Ayer, dos pacientes con estenosis aórtica fueron tratados mediante
este nuevo procedimiento en el hospital Fernández y en el Italiano.
Hoy, otros tres, uno en la Fundación Favaloro y dos en el Instituto
Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA), se verán beneficiados por esta
nueva técnica, que evita los riesgos asociados a una cirugía cardíaca,
ya que se hace del mismo modo que una angioplastia.
"Esta modalidad de tratamiento, en la que el instrumental se
introduce a través de las arterias, ofrece una opción menos invasiva
para los pacientes de alto riesgo: no requiere abrir el tórax del
paciente ni utilizar circulación extracorpórea, es menos complicada y
más rápida", dijo a LA NACION el doctor Eberhard Grube, jefe del
Departamento de Cardiología y Angiología del Centro del Corazón
Siegburg, de Alemania.
Grube participó del desarrollo de las válvulas aórticas y
actualmente se encuentra en Buenos Aires, para participar de las
primeras cirugías de reemplazo percutáneo, y asistir a los equipos
médicos de las citadas instituciones donde se realizaron o se
realizarán los primeros casos.
En aumento
"La estenosis de válvula aórtica se produce por la calcificación
de las hojas que forman la válvula, que son las que se abren para que
salga la sangre del corazón y que luego se cierran para impedir que
retroceda. Cuando se vuelven tan duras, que no se abren, sale poca
sangre del corazón y los pacientes experimentan síntomas como fatiga,
dolor de pecho y dificultad para respirar", explicó el doctor Oscar
Méndiz, jefe del Departamento de Cardiología Intervencionista de la
Fundación Favaloro.
"La estenosis aórtica está en aumento en todo el mundo, por el
aumento de la expectativa de vida -agregó el doctor Jorge Belardi,
director del Departamento de Cardiología Intervencionista del ICBA-. Su
tratamiento es el reemplazo de la válvula mediante una cirugía, pero el
problema es que, llegada cierta edad, el riesgo de mortalidad asociado
con la cirugía de reemplazo de válvula es muy alto (está por encima del
10%), lo que impide tratar a muchos pacientes. Pero sin tratamiento, la
enfermedad produce gran discapacidad y un elevado riesgo de vida."
"Hace unos cuantos años, se comenzó a probar el introducir un balón
en la válvula aorta para dilatarla [del mismo modo en que se dilata un
vaso sanguíneo en una angioplastia], pero el problema es que, al año,
en el 100% de los pacientes volvía a cerrarse", recordó Mendiz.
La solución llegó de la mano del desarrollo de prótesis valvulares
como las implantadas ayer en la Argentina, en las que una válvula
biológica (de tejido cardíaco porcino) se encuentra montada en el
interior de un stent metálico autoexpandible. (ver ilustración). La
primera fue colocada en 2002 y desde entonces hay más de 5000
reemplazos consignados en la bibliografía médica.
La colocación de la válvula, al menos en teoría, es sencilla: "Se
introduce por la arteria femoral un catéter que contiene el
instrumental y la prótesis, que se hace llegar hasta la válvula enferma
-relató Liliana Grinfeld, jefa del Servicio de Hemodinamia del Hospital
Italiano-. Allí se infla un balón que rompe la válvula del paciente, y
luego se coloca en su lugar la prótesis, que se abre sola y comienza a
funcionar."
El momento culminante de la intervención se da cuando, para poner la
válvula, es necesario detener por unos segundos el corazón: "Eso se
logra mediante un marcapasos de mucha frecuencia, que permite frenarlo
por unos instantes, mientras se libera la válvula", agregó Méndiz.
"El procedimiento puede realizarse con el paciente despierto
-comentó el doctor Belardi-, y el alivio de los síntomas es inmediato."
En total, la intervención demanda aproximadamente una hora.
Futuras indicaciones
"Hoy, la indicación de tratamiento ante una estenosis aórtica
sigue siendo quirúrgica -aclaró el doctor Néstor Pérez Baliño, jefe de
gabinete del Ministerio de Salud porteño-. El nuevo procedimiento está
indicado para aquellos pacientes que no pueden ser sometidos a
cirugía."
¿Podría en el futuro extenderse su uso a otros pacientes? "Creo que
vamos a ir de los casos más graves a los menos graves, y que se van a
expandir sus indicaciones como sucedió con la angioplastia", respondió
Belardi.
"Por el momento, este procedimiento está indicado en los pacientes
añosos que presentan un alto riesgo ante una cirugía. Cuando contemos
con información del seguimiento a largo plazo de los pacientes tratados
(por el momento, el seguimiento más largo es de cinco años) seguramente
su uso se ampliará", dijo por su parte Grube.
Para la doctora Grinfeld, el procedimiento representa un avance de
primer orden: "Hace diez años, esto parecía ciencia ficción, ya que
sonaba imposible reemplazar una válvula cardíaca introduciendo un
catéter por la arteria femoral", afirmó.
Cómo evoluciona el primer paciente
- Con 81 años de edad, el primer paciente argentino
en ser tratado con el nuevo procedimiento percutáneo de reemplazo de
válvula aórtica llegó al hospital Fernández derivado de Tandil, en
busca de una solución a su estenosis valvular aórtica. "El paciente
está perfecto, compensado y con sus valores hemodinámicos normales",
comentó Néstor Pérez Baliño, jefe de gabinete del Ministerio de Salud
porteño, un par de horas después de la intervención. Un solo dato
permite apreciar su instantánea mejoría: "Antes de la intervención, la
presión que debía hacer la sangre para atravesar la válvula enferma era
de 120 milímetros de mercurio, mientras que ahora la presión es de 5
milímetros de mercurio, que es lo normal", agregó el cardiólogo.
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