Igual que los seres humanos podemos transmitir, con relativa facilidad, el virus de la gripe a los cerdos, ellos pueden hacer lo propio con las personas. Esto se debe a que su organismo cuenta con el receptor humano del virus y, por tanto, igual que lo contraen pueden contagiarlo. Muy presumiblemente, esto es lo que ha sucedido con el brote de gripe porcina en humanos originado en México por el virus A/H1N1.
Como explica Antoni Trilla, jefe del Servicio de Medicina Preventiva
y Epidemiología del Hospital Clínic de Barcelona, para contraer el
virus es necesario que éste "se pegue al epitelio del aparato
respiratorio". Para ello, los seres vivos cuenta con un receptor
específico.
"Los virus aviares se unen y activan un receptor especial, el de las
aves. Se transmiten, por tanto, entre estos animales salvo en casos
excepcionales, en los que puede contagiar a algunos seres humanos que
cuentan con este tipo de receptor. Las personas, por nuestra parte,
contamos con un receptor propio -para el virus de la gripe común-, que
es el que permite la transmisión humana", explica este bloguero de elmundo.es.
Sin embargo, el caso del cerdo es especial. "Tiene
los dos tipos de receptores, el aviar y el humano, en las células
epiteliales de su tráquea. Por eso, puede recibir las dos clases de
virus y es un estupendo 'caldo de cultivo'. En él se puede gestar un
nuevo virus que además de diseminarse entr los cerdos, sea de más fácil
transmisión entre personas o aves (nunca entre los dos a la vez)",
apunta Trilla.
Por tanto, la especie porcina es un perfecto continente en el que se mezclan las distintas cepas y que puede generar un virus recombinante, que puede estar compuesto por una parte aviar, otra porcina y otra humana, por ejemplo. De hecho, eso es lo que parece haber sucedido con la nueva cepa H1N1 identificada originariamente en México.
Tal y como explica el citado epidemiólogo, la gripe que sufren los cerdos no tiene el mismo potencial mortífero que la que padecen las aves. Suelen enfermarse pero no mueren tantos animales, lo que dificulta su identificación.
"Que el virus venga del ganado porcino no aumenta el potencial de pandemia en sí. Virus mutantes hay siempre y, por lo general, no suelen ser muy dañinos, pero de vez en cuando son graves", aclara este experto.
¿Qué marca el riesgo de pandemia?
Entonces, ¿qué incrementa el riesgo de pandemia? Según Trilla, la primera condición es que se trate de un virus de reciente introducción,
es decir, "con un cambio genético que lo haga ser nuevo. Que, por lo
menos, una generación entera (durante 40 ó 50 años) no haya tenido
contacto con él y, por tanto, no tengamos inmunidad frente a él".
El segundo factor es que la cepa sea capaz de provocar una enfermedad grave, algo que suele ocurrir en ocasiones muy contadas pero que puede suceder.
Por último, es clave que el virus pueda trasmitirse entre humanos,
algo que en este caso sí parece estar sucediendo. Pero, además, este
contagio "debe ser eficaz y sostenible, es decir, que no se produzca
sólo en el seno de una familia sino a nivel más global".
En caso de que se dieran estos tres elementos, tampoco se aseguraría
una pandemia. "La gripe es la enfermedad más imprevisible que hay",
destaca Trilla, "además, una pandemia no es igual a una elevada cifra
de muertes, lo que conlleva seguro es que la enfermedad se ha extendido".
Por otro lado, Emilio Bouza, jefe de Microbiología y Enfermedades
Infecciosas del Hospital Gregorio Marañón (Madrid), pide prudencia a la
hora de valorar la gravedad de la situación. Y destaca que hay que
tener en cuenta que "una cepa animal siempre va a tener menos capacidad de transmitirse entre personas que una de origen humano".
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