El peligro de la
gripe porcina es tan real que hace falta que con urgencia las
autoridades sanitarias implementen medidas preventivas para frenar el
mal o - en todo caso- lograr que su impacto sea mínimo. Siendo de suma
facilidad la propagación de la inédita cepa viral, no hay que descartar
que llegue también al Paraguay.
Lo que parecía nada más que un problema local de México - o regional,
con mayor precisión, por existir también casos en los Estados Unidos de
América- se va volviendo cada vez más grave, no solamente por la
cantidad de víctimas que cobró en un breve lapso, sino también por la
rapidez y facilidad de su propagación.
Un virus gripal de varias cepas y características inéditas - mezcla de
una aviaria, dos porcinas y una humana- , que se transmite de persona a
persona por el aire, es el causante de la enfermedad, que ya provocó
numerosas muertes en los dos países a los que tiene como epicentro
hasta el momento.
Lo grave - según advierte la Organización
Mundial de la Salud (OMS)- es su potencial pandémico, es decir su
capacidad de expandirse a otros países a través de quienes se trasladan
de un lugar a otro. Es por eso que el Paraguay debe tomar muy en serio
la influenza porcina, que se suma al dengue y al cólera, ya instalados
a nivel local.
En una cultura que privilegia las
improvisaciones y descree de las amenazas que aparecen en lugares
distantes, es necesario que el Ministerio de Salud Pública (MSP) adopte
cuanto antes disposiciones que apunten a concienciar a la población
acerca del peligro que se cierne sobre nosotros y a asumir conductas
personales de prevención recomendadas para estos casos.
Los
grupos de mayor riesgo son los de los niños, ancianos y personas con
enfermedades crónicas que disminuyen las defensas. Por lo tanto, la
vacunación contra la influenza - que ayudará a enfrentar la gripe
porcina con mayores posibilidades de supervivencia- y las demás medidas
de orden práctico deben dirigirse preferentemente hacia esos segmentos
etarios más vulnerables.
El rígido control de las personas que
ingresan a nuestro país - sobre todo la entrada de aquellos viajeros
que provienen de las zonas de manifestación del problema- es
fundamental. Deben acabar la permisividad y la desidia de los controles
fronterizos o de terminales aeroportuarias, porque la salud de la
nación es la que está en juego.
Con la proximidad de la
temporada en que baja la temperatura, creando el ambiente propicio para
la aparición de resfríos y otras enfermedades de la misma familia, urge
tomar el máximo cuidado en todos los frentes.
El MSP debe
prepararse para coordinar acciones que impidan el ingreso de la temida
gripe. Y si aparece, para enfrentarla con eficacia a través de la
educación y todo el sistema de salud, incluyendo los sectores público y
privado. La amenaza es seria y, por lo tanto, las autoridades tienen la
obligación de estar en alerta máxima.
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